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ENTREVISTA | Jesús Vidal, ganador del Goya

“Con mi discurso en los Goya quería que las personas con discapacidad y sus familias se sientieran más libres”

Belén Remacha

Jesús Vidal (León, 1975) es el hombre de la semana, tras haber recibido el Goya a Mejor Actor Revelación por su trabajo en Campeones—del director Javier Fesser— con un discurso que emocionó tanto a sus colegas en la platea como a los espectadores en sus casas. Y se nota que es el hombre de la semana porque atiende por teléfono a eldiario.es tras un lunes “desbordado” y porque mientras habla por teléfono caminando por la calle de su ciudad natal tiene que pararse para agradecer los “enhorabuena” que le lanzan.

Vidal tiene una discapacidad visual severa. “Elegí intentar cambiar mi vida y el mundo a través de mi profesión, como actor. Se puede luchar por ese canal de manera muy eficaz, como se ha visto con la difusión que ha tenido el discurso”. Aunque durante la llamada repite una y otra vez que “todo es mejorable” –su situación, la de los compañeros y la de todas las personas con diversidad funcional y sus familias que estos días le contactan– agradece al sector audiovisual y cultural que “cada vez sea más inclusivo”, reivindicando la labor que ejercen grupos como Amás o festivales como Una Mirada Diferente.

El lema de su discurso fue: “Inclusión, diversidad y visibilidad”. ¿Qué significan para usted estas tres palabras?

La diversidad significa para mí que el mundo está formado por personas diferentes, y cuando digo diferentes digo en todo: condición sexual, capacidades, opiniones. Quería reivindicarlo. Al hablar de inclusión pensaba en la labor de Allende López, coach de Campeones y directora del grupo Amás. Ella dice que la inclusión es una herramienta, no un objetivo, y yo creo que es verdad: es una herramienta para mejorar el mundo y conseguir unos resultados mucho mejores y más auténticos.

La visibilidad que aportan momentos como el discurso o la película implica, por un lado, que las familias y las personas con discapacidad se sientan en la libertad de que sus hijos salgan a las calles, se relacionen y luchen; por otro, que la gente que no está relacionada con la discapacidad, que no tenga familiares con diversidad funcional, descubra un mundo nuevo. Que descubran a unas personas que tienen una etiqueta impuesta por la sociedad pero que, al final, somos sencillamente eso, personas. Estos días me ha escrito mucha gente: familias, madres, asociaciones. Todos me dan las gracias y me dicen que he sido un estímulo para ellos, tanto yo como la película. Realmente, aunque buscase dar visibilidad a muchas personas que no tienen voz, les tengo que dar las gracias yo a ellos.

También hubo una frase muy comentada, dirigida a sus padres: “A mí también me gustaría tener un hijo como yo, por tener unos padres como vosotros”. ¿Qué importancia ha tenido su apoyo en su vida? ¿Siente que el Estado delega en los recursos de cada persona dependiente?

A nivel del Estado y de las instituciones, siempre se puede pedir más. Siempre debemos pedir más. Yo soy consciente de que estamos en un tipo de sociedad que tiende a la productividad, a valorar lo económico, pero creo que proyectos como Campeones sirven para derribar un poco ese cliché y esas barreras, esa gestión cicatera de los recursos. Sí espero un cambio. Espero que las instituciones pongan más la carne en el asador a partir de ahora en ese sentido.

El presidente Pedro Sánchez le felicitó enseguida tras ganar el Goya. ¿Tiene alguna petición para el Gobierno?

Lo agradezco mucho, y espero que películas o premios como estos nos lleven a pensar de modo transversal en la discapacidad. No solo un Gobierno ni un partido, sino una sociedad entera. Que se vaya a mejor para que las administraciones cubran las demandas y cumplan. No espero proyectos ni mejoras muy ambiciosas: solo que se escuche a las personas con discapacidad y a las asociaciones, que no se nos corten las alas. Es lo que creo que es más importante: que las instituciones tengan capacidad de escucha. Más que ir a algo concreto, lo que tienen que hacer el Estado y las administraciones para ser competentes es ser permeables a las necesidades que se planteen en cada momento.

¿Qué barreras vive a lo largo de su vida, laboral y personal, una persona que tiene una visibilidad del 10%? 

Hay muchos estereotipos en torno a la discapacidad. En mi caso, la gente no entiende lo que es una ceguera no total: yo soy ciego, afiliado a la ONCE, pero no llevo ni perro guía ni bastón. Y eso cuesta comprenderlo. A nivel laboral, en muchos campos esto sí me ha supuesto una barrera. Como actor me he sentido apoyado, no he sentido muchas trabas desde que me dedico a esto, hace cinco años; pero también es cierto que me ha supuesto mucha lucha, un emprendimiento por mi parte y un esfuerzo constante.

Ha trabajado como periodista, ¿se fomenta la inserción laboral de personas con diversidad funcional en este país? ¿Son suficientes las ayudas y programas?

Trabajé en prácticas en la agencia EFE y en algún otro medio. Tuve el apoyo de mucha gente, pero la inserción en el mercado laboral es algo que cuesta. Yo nunca me rendí. Había estudiado Filología Hispánica pero tenía vocación actoral y para ello me formé mucho, sin plantearme que mi ceguera iba a ser una barrera.

He recibido ayudas del Estado, y creo que siempre se ha de aspirar a mejorarlas. Aunque en mi caso, honestamente, prefiero trabajar y no tener que preocuparme de esto. Esa es mi aspiración: ser una persona totalmente autónoma. Evidentemente, el Estado tiene que ayudar a que eso sea posible. Sobre los programas de inserción laboral, pienso que también son mejorables, aunque no creo que pueda valorarlos en profundidad. Al menos considero que ahora se está poniendo voluntad.

¿Cómo fue ser estudiante universitario con una ceguera casi total? ¿Hay realmente accesibilidad?

Yo pude hacerlo por mi familia y sobre todo por la beca de la ONCE, que me ayudó mucho en aquella etapa. Tanto por la beca en sí como por la rehabilitación que me proporcionaron. Yo tengo una discapacidad visual calificada de miopía magna, asociada a problemas de retina, que me afectó a raíz de un proceso que viví en la infancia y que también me afectó en la espalda. Pero fue cuando estaba empezando la carrera cuando perdí el ojo derecho. Desde la ONCE me ayudaron a canalizar mucho los esfuerzos, me enseñaron a volver a aprender a estudiar con solo un 10% de un ojo. El proceso fue laborioso, hasta que cogí velocidad de crucero y pude terminar la licenciatura. Por eso pude salvar a lo largo de mi vida la discapacidad visual, que luego me reconocieron como ceguera.

Una cosa muy interesante que le he escuchado es que a veces se mete en el mismo saco a todas las personas con diversidad funcional. Ha trabajado en Campeones con personas con distintas discapacidades físicas o psíquicas, ¿cómo ha vivido su proceso?

Me pareció muy positivo que fuéramos diez personas tan diferentes entre sí. Y diferentes con cada una del resto del equipo. Reconocer esa diversidad es muy importante. Ha hecho de Campeones una película mejor, y si hacemos esa mezcla en la vida haremos de la vida algo mejor también. Para mí ha sido muy bonito vivir el proceso de adaptación de unas personas que no eran actores profesionales, que se tuvieron que hacer al ritmo, al método, que estaban aprendiendo a interpretar. Pero es la única diferencia que puedo encontrar. También yo aprendí en el rodaje que no hay que etiquetar a las personas, esa fue para mí la lección: como dice Javier Fesser, todos tenemos discapacidades, diagnosticadas o no. Fue muy bonito trabajar con todos mis compañeros. Con todas esas personas, sin más.

También le he escuchado sugerir que Campeones debería ponerse en los colegios e institutos. ¿Echa en falta la inclusividad en la educación?

Campeones puede aportar mucho en una educación en valores transversal, no optativa. Puede ser incluso un eje sobre el que se edifique, porque aporta todos los valores: la diversidad, la inclusión, la formación, el deporte, cómo canalizar la frustración. Sería importante que se pusiese el foco más en todo esto, porque sí se echa en falta. Siempre estamos a tiempo y siempre podemos mejorar, y yo soy optimista.

Otro mensaje que lanzó a la Academia al recibir el Goya era que “no sabéis lo que habéis hecho”. ¿Qué habían hecho?

Era una expresión cariñosa hacia la Academia: sí, habéis dado un premio a un actor, pero no solo. Querían reconocer una labor artística, pero su gesto va mucho más allá. Han premiado a todo un equipo de diez personas con discapacidad, han dado visibilidad y reconocimiento.

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