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Madrid se juega el modelo educativo el 26M: reforzar el apoyo del PP a la concertada o invertir más en la pública

Un niño y una niña sentados en un aula. Foto de archivo.

Daniel Sánchez Caballero

A nivel educativo, las elecciones plantean una dicotomía muy clara en la Comunidad de Madrid: más escuela concertada o menos. Sin términos medios.

Es un tópico que se dice de todas las elecciones y todas las regiones, pero en este caso está más que justificado: Madrid se juega el modelo educativo en estos comicios. La apuesta extrema que el PP ha hecho en la región en la última década —con el apoyo de Ciudadanos en la última legislatura— por un sector basado en la “libertad” de las familias para escoger la educación de sus hijos ha modelado una Educación con unas características muy claras que serán sometidas a plebiscito el 26 de mayo.

Si gana el bloque que forman PP, Ciudadanos y Vox, la apuesta se redoblará, según los propios protagonistas y sus programas electorales. Si por el contrario vence el PSOE, Más Madrid o Unidas Podemos-IU-Madrid en Pie, habrá una apuesta más decidida por la pública y por detener la expansión de la concertada y el plan de bilingüismo que instauró el PP con críticas, aunque en los últimos años las posturas en este grupo contra la escuela concertada se han suavizado bastante.

Recortes, escuela concertada, bilingüismo, libertad de elección de centro. Estos cuatro pilares explican la política educativa del PP. Lo dicen sus responsables abiertamente (excepto la parte de los recortes, esa la explican las estadísticas) y lo confirma la realidad en datos.

Menos inversión que en 2009

A nivel de inversión, la región destina hoy menos dinero a la educación que en 2009. Ese año, Madrid tenía un presupuesto de 5.644 millones de euros. Llegó la crisis, llegaron los recortes y el Gobierno de Esperanza Aguirre metió la tijera. Diez años después, el gasto en educación se sitúa en 5.096 millones de euros, un 10% menos.



Pero para el gasto en conciertos no hubo crisis, todo lo contrario. En 2009, el Ejecutivo de Aguirre dedicaba 872 millones de euros a conciertos y subvenciones, un 15,4% del total de la partida educativa, según datos del Ministerio de Educación. Una década más tarde el gasto total en colegios privados sostenidos con fondos públicos ha subido hasta los 989 millones de euros, un 19,4% del total.



Así, mientras el presupuesto total ha caído un 10%, el de conciertos ha subido un 13,4% en el mismo periodo. En esta década, el Gobierno regional ha pasado de gastarse uno de cada 6,5 euros de la educación en conciertos a gastarse uno de cada cinco. Estos datos se traducen en que la región es la que menos gasta de España si se atiende a la inversión en euros por alumno y año: son 4.494 frente a los 5.335 de la media nacional o los 7.320 del País Vasco.

Esta apuesta por la concertada tiene un reflejo en el alumnado de la región: en Madrid, casi uno de cada tres estudiantes está matriculado en un centro concertado (un 30%) y solo uno de cada dos (54%) en uno público.

Cada uno con los suyos

La apuesta por la “libertad de elección” de las familias, como la ha calificado el Partido Popular, se completó con la creación del distrito único escolar, que da libertad a las familias para escoger en qué colegio quieren matricular a sus hijos, pasando por encima de la tradicional distribución zonal.

Todas estas políticas han hecho de Madrid la región que más segrega de Europa, según un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid. Los ricos con los ricos, los pobres con los pobres. Solo en Hungría las aulas son más desiguales. El informe, realizado a partir de datos de PISA, que incluyen el nivel socioeconómico de los estudiantes, explica que sería necesario que la mitad de los alumnos de 15 años cambiaran de centro para que los institutos tuvieran estudiantes de todas las clases sociales.

Los responsables del estudio señalaban directamente a las políticas madrileñas como responsables de la segregación: el distrito único (“beneficia a las familias que pueden elegir, que tienen acceso a la información y que pueden desplazarse”), la apuesta por la educación privada (la concertada, con las cuotas ilegales que muchas familias no pueden pagar o con su elección de alumnado: los inmigrantes están en la escuela pública, mayoritariamente) y el modelo bilingüe como impulsores de la desigualdad.

El bilingüismo. Una vez asentado el fortalecimiento de la escuela concertada, el siguiente gran proyecto en el que se volcó Aguirre (y que, como los demás, está teniendo continuidad primero con Cristina Cifuentes y ahora con el saliente Ángel Garrido) fueron las clases en inglés.

El modelo, fuertemente criticado por discriminar a los centros que no enseñan en inglés, por los recursos que consume, los resultados que ofrece y el insuficiente nivel de inglés que se pide a los profesores, se ha extendido como una mancha de aceite por la comunidad.

Los 434 colegios e institutos bilingües con 133.112 alumnos del curso 2014-15 (un 49% de los centros y estudiantes) se han multiplicado hasta 554 y 208.470, respectivamente (por encima del 50% ya). Y la cosa solo irá a más si gana el PP: el expresidente Garrido ha aprobado la instauración de un cheque-bachillerato para concertar también esa etapa, no obligatoria.



La apuesta de los populares por la concertada llega incluso a los ayuntamientos, pese a que no tienen competencias en educación. Aún así, el candidato a la alcaldía de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ya ha anunciado que si gana pondrá suelo público de la capital a disposición de la Comunidad “para crear centros concertados”.

Una práctica muy parecida a esta fue la que aprovechó el exconsejero de Presidencia de Aguirre, Francisco Granados, para llenarse el bolsillo con la escuela concertada. Durante ocho años, según las acusaciones, Granados maniobró desde su puesto para que ayuntamientos del PP de toda la región cedieran parcelas de suelo público a precios muy por debajo del mercado a empresas para levantar escuelas que serían concertadas bajo la excusa de que se ofrecería un servicio al municipio. El exconsejero y su socio, David Marjaliza, se llevaban entre 900.000 euros y 1,2 millones por cada operación.

La comunidad también destaca en otros elementos no ligados con la escuela concertada o el bilingüismo. Madrid está entre las regiones de España que mejores resultados obtiene en PISA, por encima de la media nacional. También ofrece buenos resultados, o al menos superiores al conjunto de España, en fracaso escolar, en mínimos históricos con un 13%, aunque este indicador oculta grandes diferencias entre el norte, rico y exitoso académicamente, y el sur.

Otro terreno de juego electoral es la educación infantil, una etapa no obligatoria pero de gran peso para las familias, sobre todo el segundo ciclo. También aquí el PP ha aplicado su modelo: eligió crear el cheque guardería para que las familias se paguen un centro privado antes que construir escuelas infantiles públicas. De nuevo, la política de bloques: PP y Ciudadanos apuestan por concertar, PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid, por ampliar la red pública.

Por último está la universidad, aunque no se hable de ella y es como si no existiera. El actual Gobierno ha intentado sacar una ley regional universitaria, pero acabó encallando en la Asamblea. Sí le dio tiempo a Garrido, sin embargo, a aprobar la creación de tres universidades privadas nuevas contra el criterio de los rectores madrileños. En este apartado la región sigue los pasos de la etapa obligatoria: los campus privados en la región ya son el doble que los públicos.

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