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Las Tablas de Daimiel esperan alivio de la lluvia tras no autorizarse una inyección de agua desde el Tajo

Tablas de Daimiel

Raúl Rejón

La noticia de que el trasvase Tajo-Segura solo llevará al Levante agua para beber este diciembre y no para regadíos con la intención de amortiguar la agresión ambiental que padece el Mar Menor, ha dejado algo oculta otra medida que atañe al acueducto: tampoco habrá inyección de agua para el Parque Nacional de las Tablas de Daimiel.

El humedal ha ido perdiendo agua a la lo largo de los últimos meses hasta tener encharcadas solo 69 de sus 1.750 hectáreas. En junio eran 625 y en septiembre 130. El Ministerio de Transición Ecológica ha estudiado enviar agua desde los embalses del Alto Tajo para inundar y aliviar las Tablas aunque, finalmente, no se ha dado ese paso.

“El trasvase no se ha hecho porque en la cabecera del Tajo hay poca agua y, ante las peticiones que llegan del Levante, se toma una decisión política”, comenta el investigador del Csic experto en las Tablas, Santos Cirujano que considera que al parque le habría venido muy bien recibir agua de calidad externa para paliar “la agresión que padece por las actividades humanas”.

Este ecosistema sufre el abuso que se ha estado realizando de los acuíferos de cuya agua depende para alimentar campos de riego. Ese depósito, antes llamada acuífero 23, fue declarado sobreexplotado en 1983 y así permanece. “Además, todos los restos de los fertilizantes agrícolas que se utilizan hacen que la cubeta esté llena de nutrientes y, cuando por las fluctuaciones naturales que caracterizan a la Tablas, la cubeta se deseca, esos nutrientes hacen que prolifere una vegetación leñosa y herbácea no propia”, subraya el botánico

Ante el proyecto de trasvase “excepcional”, las organizaciones ecologistas SEO-Birdlife y Ecologistas en Acción se mostraron críticas y pidieron a la Secretaria de Estado de Medio Ambiente que no accediera. Ecologistas considera injusto que “se quiera repercutir en un río exhausto y sobreexplotado como es el Tajo, el coste ambiental de los déficits en el Guadiana” y considera que la solución pasa por “la reducción del consumo de agua de regadío desincentivando las transformaciones de cultivo y persiguiendo de verdad a quienes incumplen la ley.”

“Respaldar medidas de esta índole es asumir sin tapujos la incapacidad de las Administraciones Públicas de conservar un parque nacional declarado de interés general del Estado”, aseguraba Roberto González, responsable del programa de Aguas de SEO.

Niveles a la baja

Desde luego que la cuestión de base que socava este ecosistema persiste. En noviembre de 2019, la Confederación Hidrográfica del Guadiana avisó de que habían descendido los niveles de las masas de agua sobreexplotadas. El acuífero Mancha Occidental I ha caído de media 1,18 metros en los últimos 12 meses y 1,40 en dos años. Mancha Occidental II del Terciario ha descendido 0,93 y 1,78 metros. Mesozoico solo cayó 0,42 metros por lo que, en 24 meses, ha subido 9 centímetros. La última masa afectada, Rus Valdelobos, ha caído 0,93 metros este año y 1,15 respecto al nivel de hace dos años, según la Red de Medición del organismo.

“Recuperar el acuífero es una utopía. La demanda general de agua va ir a más en un contexto de cambio climático con menos recursos”, contrapone Santos Cirujano. “¿Queremos tener Tablas de Daimiel o no?”

Al mismo tiempo, al empezar diciembre, los embalses de los que se planteó nutrir el parque nacional tenían acumulados 442 hm, algo por encima del nivel que impide trasvasar agua (400 hm) y lejos del umbral del siguiente estado más abundante situado en 605 hm para esta época del año.

Ante esta situación “excepcional”, el Ministerio de Transición Ecológica tiene la potestad legal de ordenar un trasvase máximo de 20 hm. La Comisión de Explotación del trasvase calculó que podía utilizarse 19,3 hm, pero el Ministerio tomó una decisión: solo autorizó el envío de agua al Levante para uso humano. Nada para riego. La idea es, argumenta el Ministerio, frenar la entrada de restos agroquímicos a la Laguna.

El Consejero de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Royo, fue el encargado de agradecer al Gobierno central que limitara el agua que saldrá de los embalses del Tajo. “En situaciones así hay que tomar decisiones valientes y arriesgadas”, ha dicho.

A la ministra en funciones, Teresa Ribera, le aguarda una ofensiva política en la Región de Murcia, Andalucía y Comunitat Valenciana por esta decisión. En esas circunstancias, tampoco ha habido inyección de agua para las Tablas.

Martínez Arroyo ha justificado que van a “esperar a ver si las precipitaciones que se están produciendo permiten aumentar la superficie encharcada. Vienen precipitaciones muy importantes para el parque”. Su compañero de Gabinete, el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, sostuvo en noviembre pasado que “está en riesgo la preservación de un humedal de referencia en la península Ibérica y estamos ante una situación del sentido común para preservarlo”.

El investigador Santos Cirujano es más pesimista en este sentido: “Por lluvia directa no se van a llenar. Tendría que llover muchísimo para inundar las Tablas”.

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