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La abeja negra ibérica: el reto de conservar la subespecie autóctona

EFE

Zaragoza —

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De todas las subespecies de abejas que pueblan las colmenas europeas, parece que la abeja negra ibérica, autóctona de España, se ha conservado especialmente bien, aunque cada vez existe un mayor riesgo de hibridación con las traídas de otros países.

El investigador de la Universidad de Zaragoza Jesús Yániz trabaja desde hace tiempo en la Escuela Politécnica Superior de Huesca en un proyecto para la conservación de la abeja negra autóctona (Apis mellifera iberiensis), que “lleva miles de años adaptándose a estas condiciones”.

Como relata en una entrevista telefónica a Efe, su petición este 20 de mayo, Día Mundial de las Abejas, es que se tenga en cuenta a estas grandes polinizadoras y, en especial, se proteja a las autóctonas de cada lugar.

Pregunta: No todos los animales tienen un Día Mundial. ¿Por qué es tan importante proteger a las abejas?

Respuesta: La abeja es el insecto polinizador más importante que se conoce y alrededor del 70 % de las especies que consumimos dependen de la polinización. Además de nuestra alimentación, hay que tener en cuenta su importancia ecológica: de ellas y de otros polinizadores dependen también las especies silvestres que tienen flores.

P.- Usted está especialmente comprometido con la conservación de nuestra abeja autóctona. ¿En qué consiste el proyecto?

R.- Primero consistió en caracterizar a la abeja que tenemos en Aragón. Se sabía que era la abeja negra ibérica, pero por otro lado se han introducido abejas alóctonas de otros países, por lo que no sabíamos el grado de pureza de esta abeja. Pudimos constatar que, a diferencia de otros lugares, aquí hemos conservado muy bien nuestra abeja local. Aragón es además una de las zonas en la que las abejas se parecen más a la abeja negra antigua, por eso es una raza que se aprecia mucho en Europa y hay apicultores aquí que se dedican a vender genética.

P.- ¿Por qué se introducen estas abejas diferentes a las autóctonas?

R.- En las abejas hay otras subespecies, como la italiana o la del Cáucaso, que se han seleccionado hace mucho más tiempo, por lo que son más homogéneas y dóciles a la hora de trabajar. Entonces, algunos apicultores se sienten atraídos por estas razas, pero no están exentas de inconvenientes. Por ejemplo, son animales que en situaciones adversas aguantan mucho peor que la ibérica. Además, tienen más problemas de patologías. Una de las ventajas de nuestras abejas es que tienen mucha variabilidad genética y esto está ligado con la resistencia a las enfermedades. Tienen mucho potencial, pero es cierto que también necesitarían algo de mejora genética, y es en lo que estamos.

P.- ¿Cómo se lleva a cabo ese proceso de mejora genética?

R.- Primero se hace un trabajo de registros con apicultores para saber cuáles son las mejores colmenas. Entonces, comienza el proceso de cría de reinas. De sus hijas, se hace una distribución entre testadores, que evalúan la calidad de la descendencia. Así podemos estimar el valor genético de cada reina y conseguir que, año tras año, vaya mejorando la genética de la raza. Pero también es importante mantener la variabilidad y conservar lo que tenemos ahora.

P.- ¿Está en peligro la abeja negra ibérica?

R.- No está en peligro de extinción, pero hay un riesgo de que poco a poco haya más contaminación, por así decirlo, con otras abejas. En algunas zonas de Levante la introducción de abejas alóctonas es muy grande y es un proceso que puede ir muy rápido. Cada vez es más frecuente que aparezcan abejas amarillas, y nuestra abeja es muy negra. Hay que prevenir e intentar mantener lo que tenemos, aunque la abeja tiene un comportamiento reproductivo muy peculiar y las reinas se aparean con zánganos de varios kilómetros a la redonda. Entonces, si tienes una abeja muy pura y a pocos kilómetros hay abejas alóctonas, los zánganos se pueden cruzar con tus reinas. Es muy difícil mantener la pureza si tienes a tu alrededor apicultores que no respetan la raza local.

P.- ¿Cuáles son las ventajas de las otras abejas frente a las locales?

R.- Con las abejas negras ibéricas, unas colmenas producen mucho y otras muy poco; sin embargo, las alóctonas aseguran mayor homogeneidad. Además, son abejas más dóciles y pican menos, su manejo es más sencillo. Pero como inconveniente comportan mayores gastos en comprar genética y en alimentación; no todos son ventajas. Si que es cierto que cuando se introducen, los apicultores observan mejoras porque tienen una producción media-alta. Pero luego, muchos de ellos vuelven a la ibérica porque se dan cuenta de que los problemas que suponen las otras son mayores que los beneficios.

Inés Escario