Chon Lago, de 72 años, reclama el mismo derecho que le fue negado en 1977, cuando tuvo que viajar a Londres para poder abortar. Ya tenía cuatro hijos y no podía permitirse otro más. “Tuve que pedir dinero prestado”, explica. Según relata, había españolas en la clínica donde ella abortó, con más recursos: “Llegaban niñas con sus mamás. No se alojaban con las que íbamos como yo. Tenían dinero”. Chon explica que abortar no fue fácil, aunque tenía la decisión tomada y reivindica que “el embarazo debe ser deseado”. Ante la posibilidad de que la legislación española retroceda 40 años, este sábado se ha sumado al conocido como Tren de la Libertad, en contra de la reforma del aborto, acompañada por su hijo menor.
Decenas de miles de personas han reclamado en Madrid que el Gobierno de Mariano Rajoy retire el anteproyecto de reforma de la Ley del Aborto. La iniciativa, surgida de dos grupos feministas de Asturias –la Tertulia Feminista Les Comadres y Mujeres por la Igualdad de Barredos–, ha resultado ser un clamor multitudinario contra una reforma que consideran un atentado contra el derecho de las mujeres a decidir sobre su propia vida.
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“Me parece una barbaridad que se esté quitando el derecho de la mujer para dárselo a algo que ni siquiera existe”, critica Mario Soler, de Mérida. Su mujer, María Galán, reclama el derecho a decidir con su hija Luna, de 15 meses, en brazos. “Es una niña muy deseada, por eso se me hace impensable ahora mismo no haberla tenido, pero ¿qué pasa cuando surgen complicaciones en el embarazo?”, explica ella. Por otra parte, razona, “es muy atroz traer a este mundo a una persona que no se desea”. La pareja considera la maternidad “algo muy personal y complejo como para que alguien se entrometa”.
Sindicatos, partidos políticos y organizaciones de todo tipo se han sumado a la iniciativa. La vicesecretaria de organización del PSOE, Elena Valenciano, ha recordado que “las leyes restrictivas no disminuyen el número de abortos. Al contrario. Hacen los abortos más inseguros, por eso van contra las mujeres, su dignidad y su libertad”. Desde CCOO se han referido a un “ataque sin precedentes” y han manifestado su compromiso con la lucha por las mujeres. Almudena Fontecha, responsable de Igualdad de UGT, se ha dirigido a las mujeres del PP: “No queremos una sociedad de hipócritas. Las mujeres de derechas también abortan”.
Por su parte, Gaspar Llamazares, diputado de IU, ha rechazado “la ley medieval que procede del dogma religioso” y ha asegurado que la lucha es impedir que la reforma entre en el Congreso de los Diputados. Finalmente, la actriz Pilar Bardem, ha lamentado tener que volver a salir a la calle por lo mismo que salió hace 40 años. “La ricas abortarán en Londres y las pobres morirán en un cuartucho, como en mi época”, ha augurado.
Llegada emotiva
La jornada ha arrancado a las 11.30, con la llegada a la estación de cercanías de Atocha del Tren de la Libertad originario, el que salió de Asturias, el viernes hizo escala en Valladolid y al que se le han ido sumando centenares de personas procedentes de toda España. El recibimiento ha sido multitudinario y emotivo. Los abrazos, al grito de “Sí se puede”, han inundado el acceso a las vías de Cercanías de la estación. La solfónica, coral surgida con el 15M, ha recibido a las mujeres en el hall de la estación de cercanías de Atocha.
“Y pensar que todo esto surgió de una comida entre amigas feministas, preocupadas por la desfachatez de Gallardón”, ha explicado Begoña Piñero, portavoz de Les Comadres. Piñero ha arremetido contra los planes del Gobierno y sobre todo del ministro de Justicia. “Quiere abusar de nuestro cuerpo, pero no lo va a conseguir, vamos a luchar en la calle o en las urnas. Les vamos a vencer”, ha asegurado. El nombre del ministro de Justicia ha sido, de lejos, el más coreado por los manifestantes: “Gallardón dimisión”.
Al salir de la estación, centenares de personas esperaban ya a ritmo de batucada para iniciar la marcha. La confluencia de gente ha sido tal que las personas han tenido que empezar a andar y la cabecera se ha quedado retrasada y le ha sido imposible marcar el paso. Se ha tenido que cortar al tráfico el Paseo del Prado en ambos sentidos, desde la glorieta de Carlos V hasta la de Neptuno, cuando estaba previsto cortar sólo uno de los laterales. “Es importante que todos protestemos contra esta ley. Nosotros llevamos meses haciéndolo en Mérida y Badajoz y no pararemos hasta que el Gobierno no recapacite”, reivindicaba Óscar Salguero, que ha viajado en uno de los de los autobuses fletados por asociaciones feministas de Badajoz.
Sin demasiada organización pero con entusiasmo, las calles del centro de Madrid se han llenado de mujeres y hombres de todas las edades y también de familias completas con niños. Fernando Amieba y Esther Martínez, vecinos de Rivas Vaciamadrid, han acudido con su hijo pequeño, Víctor, de 11 años. “Amamos la vida y a nuestros hijos, pero un hijo merece una vida plena y una buena educación, no te pueden imponer cúando es posible darle todo eso. Queremos que nuestros hijos crezcan en libertad y en el respeto a la mujer”, explica ella. Su marido lamenta el retroceso orquestado por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. “No queremos que de mayor viva lo que nosotros”. Víctor, cogido de la mano de sus padres asiente.
Al llegar a la glorieta de Neptuno, las representantes de las principales asociaciones organizadoras han registrado en el Congreso una carta dirigida al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, la ministra de Sanidad, Ana Mato, el de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y a todos los grupos parlamentarios, en que argumentan el rechazo por el “retroceso” que supone la reforma.
Carmina Ferrero, septuagenaria de León, teme una vuelta al franquismo. Ha viajado a Madrid en uno de los dos autobuses que ha fletado la Asociación Flora Tristán. “Es importante que recordemos el pasado, porque no podemos volver a él”, insiste, y recuerda cómo cuando se casó no pudo abrir una cuenta bancaria, ni firmar un contrato laboral sin el consentimiento de su marido porque las leyes no lo permitían.
Protestas en el exterior
El rechazo a la nueva ley ha sobrepasado las fronteras españolas. Así, representantes de una cuarentena de asociaciones feministas francesas, integradas en la plataforma Feministas en Movimiento, también participan en la marcha. Su portavoz, Clemence Helfter, ha asegurado que “el derecho al aborto es fundamental. No se puede sacralizar”. Por ello, a asegurado que la Unión Europea no se puede permitir un retroceso como el que se planea en España.
Francia ha emprendido el camino contrario al de España. El mes pasado reforzó su ley de plazos y, como ocurrió décadas atrás, está siendo el país de referencia para el movimiento de protesta. La semana pasada la plataforma española Decidir nos hace libres, que agrupa a más de 300 organizaciones, asociaciones y colectivos de diversos ámbitos, entregó más de 200 solicitudes de asilo a su embajada.
El apoyo también llega de otros países vecinos. Se han convocado concentraciones frente a las embajadas y consulados de España en París, Roma, Milán, Florencia y Londres. Del mismo modo, están previstas protestas en Quito (Ecuador), Buenos Aires (Argentina), Santiago de Chile, México D.F. y Rabat.
El éxito conseguido por la marea blanca de la sanidad, que ha paralizado la privatización de la gestión de seis hospitales madrileños y ha forzado la dimisión del consejero de Sanidad, ha dado fuerzas a la conocida como Marea Violeta.