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La rápida e inminente aceleración de las extinciones amenaza con hacer desaparecer hasta un millón de especies en el planeta, según la evaluación global que ha publicado este lunes el organismo de la ONU encargado de valorar el estado de la biodversidad del planeta (IPBES).
El medio natural está decayendo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad. “La tasa actual de extinción de especies es entre decenas y centenares de veces más alta que el promedio de los últimos diez millones de años. Y está acelerándose”, explican los expertos del IPBES. Esta pérdida es “consecuencia directa de la acción humana” y supone, “al menos”, una amenaza tan grande como el cambio climático, han concluido los analistas. El documento reclama “un reordenamiento radical de la sociedad”.
El peligro afecta a todas las formas de vida. Un 40% de los anfibios está amenazado, un tercio de los corales, los tiburones y los mamíferos marinos también enfrentan la desaparición acelerada. Un 10% de todas las especies de insectos están afectadas por esta amenaza, según la estimación del informe. La abundancia de especies autóctonas en el medio terrestre se ha desplomado un 20% desde 1900. El deterioro y la pérdida de hábitats ha hecho que muchos ecosistemas hayan perdido su integridad: un tercio de todo el planeta padece esta degradación.
“La abrumadora evidencia del informe nos presenta un panorama siniestro”, ha dicho el director del IPBES, Robert Watson, durante la presentación. “La salud de los ecosistemas de la que dependen el resto de especies se está deteriorando más rápidamente que nunca. Estamos erosionando los cimientos de la economía, la seguridad alimentaria, la salud y la calidad de vida en todo el mundo”, ha rematado el directivo.
En el documento se subraya también que hasta el 66% de los ecosistemas marinos se han visto “severamente alterados” por la acción humana. “La pesca industrial deja una huella ambiental cuatro veces mayor que la agricultura. Más de la mitad de superficie marina está cubierta por esta actividad. Las previsiones dicen que la biomasa pueda caer entre un 3 y un 25% para el final del siglo.
La evaluación del IPBES explica que ni los gobiernos ni las empresas se encuentran “cerca de hacer lo suficiente”. El documento afea que no se esté en el camino para cumplir con el Acuerdo de París sobre cambio climático, pero tampoco en la senda de los Objetivos de Aichi sobre biodiversidad. En ambos casos lo achacan a “la mala gestión del medio natural”.
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