Otro caso de acoso en el Ejército: “Tienes más futuro como actriz porno que como militar”
“Quiero que se reabra mi expediente y volver al Ejército. Estoy destrozada”. Cristina Muñoz Gago lleva más de una semana en huelga de hambre, protestando frente al ministerio de Defensa. Fue expulsada del Ejército en octubre de 2013 por lo que ella define como un claro caso de “sexismo” después de sufrir durante varios años un sinfín de vejaciones por parte de dos mandos superiores.
Tras un largo y penoso peregrinaje judicial (a cuya documentación ha tenido acceso eldiario.es), la exsoldado, que ahora tiene 36 años, se ha hartado. Dice que no va a parar hasta que el ministro Pedro Morenés la reciba para contarle lo que le ocurrió y exigirle que se haga justicia para poder volver a las Fuerzas Armadas, en las que entró en 2005 “porque me apasiona la vida militar”. Para ello cuenta con el apoyo y la ayuda de Zaida Cantera, la comandante que sufrió acoso sexual y laboral y que hace unos días fue dada de baja definitivamente en el Ejército.
La pesadilla de Muñoz Gago empezó en 2007, dos años después de ser destinada al Regimiento de Infantería Ligera Soria número 9, de Fuerteventura, donde era la única mujer de su compañía. La exsoldado relata a eldiario.es los constantes enfrentamientos que mantuvo con un capitán y un alférez, y las humillaciones a las que ambos la sometieron.
De ese capitán asegura que no olvida los primeros comentarios machistas y despreciables que le dedicó nada más incorporarse a aquella unidad de Fuerteventura, cuando tenía apenas 26 años. “Según llegué, les dijo a los compañeros: 'Mirad, ha venido esta chiquita para correr delante de vosotros y motivaros a hacer deporte'”.
Según cuenta, este superior también le ofreció que fuera su secretaria personal y su conductora -aunque ni siquiera tenía carné, “simplemente por ser guapa”. Su negativa empeoró el acoso y acrecentó las burlas. Un día –relata- le dio una escoba para que “limpiara la nave mientras los chicos desfilaban con el fusil”.
Denunció al alférez
Ante esta situación y dado que el maltrato no cesaba, la soldado, armándose de valor, decidió presentar una denuncia contra el alférez, “que cumplía órdenes del capitán”, por “abuso de mando, acoso laboral y por no prestarme auxilio cuando fui obligada a seguir con la instrucción pese a sufrir un ataque de asma”. Su demanda prosperó y un Tribunal Militar de las Palmas de Gran Gran Canaria le dio la razón.
“Pero en el Ejército eso no significa nada porque al final, al ser un superior, a él no le ha pasado nada”, lamenta. Por si fuera poco, “el capitán, que había ascendido, fue también condecorado”, añade, que tuvo que ver cómo encima a ella le abrían un expediente penal por posible “denuncia falsa”. “Me pedían hasta dos años de cárcel en Alcalá Meco pero tenía pruebas grabadas”, desvela.
Su osadía le costó que mientras se realizaban las diligencias, las vejaciones, lejos de cesar, aumentaran. “Tienes más futuro como actriz porno que como militar”, asegura que le espetó aquel capitán, entre otras muchas frases ofensivas.
La exsoldado relata que el mismo mando llegó a obligarla a ducharse en los mismos servicios que los hombres con el argumento de que “así vas a ser militar como los demás”. Su rebelión desembocó en varias faltas leves impuestas por su propio maltratador. De hecho, en febrero de 2008 tuvo que cumplir un mes y un día de arresto militar. “Me acusaban de falta de higiene”, explica.
Bajas por depresión
El estrés que le provocó este acoso le llevó a pedir varias bajas por depresion y tuvo que ser evaluada por un tribunal médico militar que dictaminó “falta de adaptacion por acoso laboral”, según explica. Por este motivo, estuvo pendiente de destino cerca de cuatro años. Cuando por fin se reincorporó de nuevo al servicio, esta vez en la Brigada Acorazada de El Goloso, en Madrid, lo hizo sin renovar el Compromiso, documento que sirve como contrato en la FAS, como es obligatorio.
El despido definitivo del Ejército le llegó en octubre de 2013. La excusa fue que no se la consideraba “idónea” para continuar en las Fuerzas Armadas y adquirir el “Compromiso de Larga Duración” pertinente. “Alegaron absentismo laboral, que era una persona conflictiva y cosas absurdas”, relata la exsoldado. El expediente fue solventado sin el Informe Personal de Calificación (IPEC) pertinente y se sustentaba principalmente en el antiguo testimonio verbal del mismo capitán que la acosaba.
A la calle sin indemnización
Cristina Muñoz Gago se quedó entonces en la calle, sin derecho a cobrar indemnización o pensión alguna. “Estoy cobrando un subsidio de paro de 486 euros, pero se me acaba en octubre”, explica. Tdos estos conflictos le han costado el divorcio de su pareja, con la que tiene un hijo de cinco años. “Han sido demasiadas tensiones difíciles de soportar”, confiesa.
Además del apoyo de Zaida Cantara, cuenta con el aliento de toda su familia, donde hay varios militares que se han dirigido al JEME (Jefe del Estado Mayor del Ejército), y al ministro para interceder, sin éxito, por su caso. Ella también le ha mandado una carta al rey pidiéndole mediación.
También la diputada de UPyD, Irene Lozano, está intentando que Morenés tome cartas en el asunto. Su grupo ha registrado en el Congreso una batería de preguntas en las que piden saber “por qué fue expulsada de las Fuerzas Armadas, con el sustento del informe verbal de un capitán que fue denunciado por ella, habiendo además pasado más de cuatro años desde que dicho mando tuvo a sus órdenes a la soldado Gago”.
Lozano quiere que el Gobierno también explique “cuándo va a proceder el Ministerio a su readmisión”; “Por qué el capitán denunciado por la soldado, y en cuyo proceso judicial quedó demostrado que su denuncia era legítima, no fue sancionado por sus acciones”, y “por qué ni el JEME ni el ministro de Defensa han contestado cuando la soldado Gago se ha dirigido por escrito a ellos para demandarles una intercesión respecto a su situación”.
Aunque su caso ya saltó a la luz pública anteriormente, ahora Muñoz Gago ha decidido que se oiga bien alta su voz. Espera que Morenés cumpla con su palabra y erradique definitivamente el machismo en las FAS para que no se repitan casos como el de Zaida Cantera, el suyo o el de otras muchas mujeres militares que han sufrido y siguen sufriendo acoso dentro del Ejército “simplemente por ser mujer”.
El Ministerio de Defensa no ha contestado a eldiario.es sobre el caso de la exsoldado.