La ONU alcanza un acuerdo histórico para proteger los océanos
Los países de la ONU han alcanzado este domingo –hora española– un acuerdo para establecer un tratado que proteja la altamar, esas aguas más allá de las nacionales que son el mayor hábitat del planeta, y abrir así el camino para proteger al menos al 30% del océano. El pacto se negociaba desde hace años y expertos y organizaciones ecologistas lo consideran vital para salvar los océanos.
El texto acordado sienta las bases para establecer zonas marinas protegidas y facilitar la promesa internacional de salvaguardar al menos el 30 % de los océanos para el año 2030. “El barco ha llegado a la costa”, anunció la presidenta de las negociaciones, Rena Lee, para confirmar el acuerdo en Nueva York, una noticia recibida con una gran ovación por las delegaciones reunidas en la sede de Naciones Unidas.
Organizaciones marinas, ecologistas y de defensa ambiental de todo el mundo, agrupadas en la Alianza de Alta Mar han calificado de “histórico” el tratado de la ONU. La alianza, que integra a más de 40 ONG de todo el mundo, además de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha asegurado en un comunicado que el nuevo tratado es un enorme paso para proteger legalmente con “santuarios oceánicos” la vida marina y adaptar “la gobernanza” de la altamar al siglo XXI.
Un nuevo marco legal
El Tratado establece requisitos “modernos para evaluar y gestionar las actividades humanas que afectan a la vida marina en altamar”, además de garantizar transparencia para mejorar la gestión de sectores como la pesca, el transporte marítimo y otras actividades que han ido deteriorando la salud de los océanos.
El Tratado de altamar “abre el camino para que la humanidad finalmente proteja la vida marina en nuestro único océano”, ha asegurado a EFE Minna Epps, directora del programa global Marino y Polar de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
“Este es un día histórico para la conservación y una señal de que en un mundo dividido, proteger la naturaleza y a la gente puede imponerse a la geopolítica”, ha añadido Laura Meller, del grupo ecologista Greenpeace.
La contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería en el fondo de los mares y a una pesca más intensiva que, según los expertos, constituyen las principales amenazas para la región conocida como altamar, que suma dos tercios del total de los océanos.
Pese a su enorme importancia para el planeta, hasta ahora estas aguas situadas a más 200 millas marinas de la costa y que son compartidas por todos los países han estado gestionadas bajo una serie de acuerdos y organismos internacionales sin una jurisdicción clara, sin demasiada coordinación y con unas normas inadecuadas para su protección.
El nuevo tratado se establecerá en el marco de la ya existente Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar y busca “asegurar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”.
Un pacto histórico
La Comisión Europea ha celebrado este domingo el acuerdo alcanzado por los países de la ONU y ha asegurado que la Unión Europea trabajará para que sea ratificado rápidamente y ayudar a los países en desarrollo a implementarlo.
“El océano es comida, energía, vida. Le ha dado mucho a la humanidad, es tiempo de devolvérselo”, ha declarado la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en Twitter. “Celebro el acuerdo sobre la altamar, un tratado que protegerá el océano más allá de las jurisdicciones nacionales”.
El consenso ha llegado tras una ronda de negociaciones que arrancó el pasado 20 de febrero y que tenía previsto su cierre para este viernes, pero que continuó durante toda la noche y la jornada del sábado.
Entre los asuntos que sólo lograron resolverse a última hora destacó la fractura Norte y Sur sobre cómo compartir los beneficios del mar, especialmente todo lo relativo a los recursos genéticos marinos -especies que pueden proporcionar genes patentables en el futuro, por ejemplo para su uso en medicina.
En esa cuestión chocaban los intereses de algunos países ricos, que son los que tienen más capacidad para aprovechar esos avances, y los del mundo en vías de desarrollo, que teme verse excluido.
Las organizaciones ecologistas, muy presentes en todo el proceso, han presionado a los Gobiernos para cerrar un tratado sólido y ambicioso, que ven como una oportunidad única de proteger los océanos.
“Los Gobiernos y la sociedad civil deben asegurar ahora que el acuerdo se adopta y entra en vigor rápidamente y que sea implementado de forma efectiva para salvaguardar la biodiversidad en altamar”, señaló en un comunicado Liz Karan, directora de la campaña para los océanos de la organización Pew Charitable Trusts.
La adopción formal del tratado, sin embargo, tendrá que esperar algo más, hasta que un grupo de técnicos garantice la uniformidad de los términos utilizados en él y se traduzca a los seis idiomas oficiales de la ONU, según han acordado los países implicados.
Algunos, entre ellos Rusia, han dejado la puerta abierta a reabrir alguna cuestión debido a que no habían podido revisar con detalle algunos puntos por las duras condiciones de las horas finales de la negociación y el hecho de que algunos de sus expertos ya habían dejado Nueva York.
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