Adictos a la violencia que no prueban el alcohol: así son los nuevos ultras del fútbol que llegan de Rusia o Polonia

El hooligan inglés o el tifoso italiano borracho, desaliñado, que persigue a los aficionados rivales o se enfrenta abiertamente a la policía está quedando atrás. Los nuevos grupos de ultras llegan de países como Rusia, Ucrania o Polonia. Son neonazis, asiduos al gimnasio, casi no prueban el alcohol, tienen disciplina y meditan muy bien sus pasos. Pero sí comparten algo con sus predecesores británicos o transalpinos: les gusta la violencia.

Fratria, la “hermandad” de radicales del Spartak de Moscú, es el mejor ejemplo de este nuevo tipo de ultra que ha sorprendido en Euskadi. El lunes, tres días antes del partido entre su equipo y el Athletic de Bilbao, cinco de sus miembros (se habla de que está formada por 10.000, algunos desligados del fútbol) dieron una paliza a un hombre en Vitoria. Desde ahí se activó una alerta sobre su presencia, especialmente de cara al encuentro de la Europa League. Finalmente se produjeron los incidentes entre los rusos y los Herri Norte del Athletic, tras los que murió un ertzaina por un paro cardiaco.

La génesis de grupos como Fratria está vinculada con la caída del telón de acero en los países del este. “Con ese derrumbe, hay jóvenes de esos países que sienten admiración por los ultras ingleses o italianos. Desde ahí empiezan a crear su propio relato, hasta el punto de que se ha creado una cultura en Rusia, Ucrania o Polonia”, asegura Toni Padilla, periodista de BeinSports e historiador. Su auténtico referente estuvo en Italia, que cuenta con “una cultura más de organización, de reunirse a menudo, mientras que los ingleses son de juntarse solo el día del partido”, añade Ignacio Pato, periodista en PlayGround.

Estos ultras ya tenían una trayectoria considerable, pero se dieron a conocer a todo el mundo durante la otra cita más mediática del fútbol junto al Mundial: la Eurocopa de Francia de 2016. Junto a cuidarse físicamente y el gusto por la violencia, la estrategia para llevar a cabo sus acciones violentas es una obligación para ellos. Hasta el punto de diseñar estrategias paramilitares o enviar infiltrados a que estudien el terreno. “En Marsella sorprendieron a los ingleses revisando incluso mapas para ver por qué calles atacar. Antes, contactaron con grupos locales para así sorprenderles”, relata Padilla. Aquello acabó en una batalla campal e imágenes de ultras ensangrentados por las peleas.

El aspecto político también es importante para entender a Fratria y otros grupos similares. La mayoría de ellos son abiertamente ultraderechistas. Es decir, neonazis, racistas, machistas y homófobos. “Es un fascismo funcional, en el que no usan símbolos. En Ucrania sí los usan, pero los rusos se consideran una hermandad, y con eso les basta para estar unidos”, señala Ignacio Pato. Para el periodista, lo interesante de estas formaciones es “la relación que existe entre su auge y la extrema derecha, para la que cumplen el papel de batallón de combate en la calle”.

Rusia, en el horizonte

Lo ocurrido en Bilbao ha disparado aún más las alarmas por lo que pueda suceder en el Mundial de Rusia del próximo verano. Pero es algo poco probable. Sobre todo porque no interesa a las partes implicadas, como el propio gobierno ruso. “El Kremlim no se lo puede permitir. Me imagino un golpe represivo previo, para que durante la competición aquello sea un oasis”, explica Ignacio Pato. Una idea que comparte Toni Padilla, pero por distintas razones: “Muchos de estos grupos están en connivencia con grupos de poder y hasta puede que con el gobierno de Rusia”.

Una manera de evitar la violencia de los ultras sería impedir la entrada de éstos en los países en los que se disputan los partidos. Paradojicamente, el país más restrictivo con la gente que tiene antecedentes es la propia Rusia. “Te pueden echar en la frontera. Quizá habría que ir a eso a nivel europeo, con una legislación que evite estos casos, que no es el único. Lo que pasó en Lyon con los ultras del Besiktas y del Olympique muestra el problema”, asegura Padilla.

Según el periodista de BeinSports, durante la Eurocopa de 2012 celebrada en Polonia y Ucrania existió el mismo temor a problemas por los ultras locales. “Y no pasó casi nada, salvo entre grupos extranjeros”, recuerda. Una posibilidad que se podría dar en Rusia. Como publicó Infobae, siete integrantes de Landskrona (los ultras del Zenit de San Petersburgo) se reunieron en Buenos Aires con miembros de las barras bravas.

¿Significa esto que los rusos estarían allanando el camino para que los argentinos puedan agredir a los ingleses, sus grandes enemigos históricos? “En principio, no. Sí es cierto que hablaron de cómo organizarse si se encontraran a los ingleses, no de ir a buscarles”, asegura Gustavo Grabia, periodista argentino de Infobae. Grabia explica que los radicales argentinos no suelen ir con la intención de armar jaleo. Aunque luego se vean inmersos en altercados. “Este encuentro se entiende desde la concepción de la barra brava argentina, muy distinta a la de los ultras en Europa. Aquí son un negocio, y con ese objeto se reunieron: para hablar de entradas o pasajes para ir a Rusia”, apunta el periodista, que tampoco cree que el Kremlin permita que se produzcan incidentes.

Pero antes del Mundial de Rusia quedan por delante varias eliminatorias de Europa League y de Champions League. Y en ciertas citas se teme que se produzcan graves disturbios. “Más que de Rusia, yo temería más la final de la Champions en Kiev. Los ultras ucranianos se parecen mucho a los rusos en el nivel de violencia”, apunta Padilla.

Las consecuencias de Bilbao

Por ahora, la UEFA no ha anunciado sanciones o multas contra el Athletic de Bilbao o el Spartak de Moscú tras lo ocurrido. Otra de las grandes cuestiones es si el organismo europeo del fútbol podría haber hecho más para evitarlo. “Con los que llevaban entrada sí se pueden tomar medidas, ya que en teoría están localizados por el club. Pero con los que no tenían no hay nada que puedan hacer”, cuenta a eldiario.es Isaac Fouto, periodista de COPE que conoce los reglamentos tanto de la UEFA como de la FIFA.

Entre las posibles consecuencias para ambos están las de “sancionar a ambos clubes, multar a sus aficionados o que algunos de los ultras no puedan viajar más”, explica Fouto. Además, señala que son “mucho más severos” que los organismos a nivel nacional: “Hay grupos que tienen prohibido viajar, las sanciones son duras. No hace falta que haya muertos, ya reaccionan por simples incidentes”. Algo que no comparte Toni Padilla, que cree que tanto FIFA como UEFA “llevan años haciendo la vista gorda, ya que cada jornada de competiciones europeas hay peleas”.

A preguntas de este medio, los dos organismos del fútbol han lamentado lo ocurrido en Bilbao y desde FIFA han expresado su confianza en la gestión de la seguridad de las autoridades rusas de cara al Mundial.

Las posibles soluciones

El próximo rival del Athletic de Bilbao en la Europa League será el Olympique de Marsella. Un equipo con un grupo de ultras numeroso y muy conocido por los problemas que provocan en las ciudades que visitan, como ocurrió en el Vicente Calderón hace unos años en un partido frente al Atlético de Madrid. Y que hace dos años también dejaron su huella en Bilbao. O en la ciudad neerlandesa de Groningen.

“Tocará otra vez extremar las medidas de seguridad, y puede que estemos en lo mismo”, señala Isaac Fouto. Con estos antecedentes, ¿deberían asumir los clubes parte de los gastos de seguridad, como ocurrirá en la Bundesliga tras una decisión judicial? “Si al final hay que tomar más medidas por esta gente, estaría bien que los clubes pagasen”, dice el periodista.