El pasado mes de noviembre el investigador Enrique Playán fue nombrado nuevo director de la Agencia Estatal de Investigación, principal organismo de financiación de la I+D+i en España. Con un extenso currículum como científico y gestor, este ingeniero agrónomo y profesor de investigación del CSIC tendrá que abordar el desarrollo de una institución que ha sido una reclamación histórica de la comunidad científica, pero que comenzó su andadura con muy poco brillo y mucho retraso.
A pesar de que su creación estaba contemplada para 2012, según consta en la ley de la ciencia de 2011 desarrollada por el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el gobierno de Mariano Rajoy retrasó su puesta en marcha durante cuatro años y cuando por fin arrancó, en 2016, lo hizo sin presupuesto.
Playán, que ha sido responsable del Plan Nacional de I+D+i para la agricultura y los bosques y que fue coordinador del programa europeo Los retos del agua en un mundo cambiante, se enfrenta al reto de recuperar e impulsar la excelencia de la ciencia española. Lo hará en medio de un panorama político y económico que parece más favorable que en años anteriores, pero con la duda de si se conseguirá un pacto que mantenga una financiación estable para la ciencia española más allá de los vaivenes políticos.
La AEI ha sido una demanda histórica de la comunidad científica ¿qué es lo que ofrece?
En primer lugar, supone una separación entre la política y la gestión científica. Los investigadores han visto en esa separación una mayor autonomía, dado que la agencia es una estructura gobernada por científicos y que formalmente es diferente de otras con más peso político. Por ejemplo, mi nombramiento fue a través de un concurso internacional evaluado por un comité científico.
¿Cómo le gustaría que se desarrollara la agencia?
Me gustaría que fuera vista como un centro de recursos para mejorar el potencial de los investigadores, que es sensible a la perspectiva de género y que siempre primará aquellos proyectos que tienen más nivel científico o que tienen más potencial para que los recursos que se invierten vuelvan a los españoles.
¿Cómo aplicará una perspectiva de género?
El ministerio [de Ciencia] ha puesto en marcha un observatorio sobre la mujer en ciencia, del que nosotros formamos parte y al que proveemos de información sobre diferentes aspectos de género. Además, estamos vigilantes y trabajando activamente para que no se introduzcan sesgos en los procesos de selección y evaluación, así como en la implementación de las políticas científicas.
¿Cree que sigue habiendo un techo de cristal para las mujeres en ciencia?
Yo no soy capaz de juzgar eso. Sé que hay muchos aspectos que es preciso considerar y gracias al observatorio hemos descubierto algunas cosas que es necesario mejorar. Por ejemplo, en nuestras convocatorias, a la hora de analizar los periodos de evaluación de los participantes tenemos en cuenta algunas cuestiones familiares, como el periodo de maternidad. Introducir la perspectiva de género es algo esencial para la gestión de la ciencia y creo que se deben implementar políticas en este sentido.
La creación de la agencia estaba planificada para 2012 ¿a qué se ha debido este retraso?
Yo acabo de llegar, así que muchos de esos aspectos no los puedo juzgar, pero es cierto que el contexto económico en el que se creó no era el mejor. La crisis fue una debacle para el sistema de I+D. Estábamos a un nivel muy alto, siendo líderes en algunos campos, pero hemos perdido mucho fuelle. Durante este tiempo el sistema no ha sido amable con los jóvenes investigadores y no les ha dado el trato que merecían, por lo que muchos han terminado buscando acomodo en instituciones extranjeras. La mayoría lo consiguió rápido, porque su valía es muy grande, pero la pérdida de tanto talento nos ha hecho daño.
¿Cree que la crisis justificó los recortes que hubo en ciencia?
Es cierto que la retirada de fondos públicos ha supuesto, sin duda, el retroceso más importante. Pero creo que en España no hemos sido capaces de conseguir que los ciudadanos asocien la ciencia al bienestar. Si los ciudadanos fueran conscientes de que la calidad de sus servicios sanitarios, de los sistemas de educación, de los ríos o los procesos industriales dependen de un sistema de I+D pujante es muy probable que no fuera necesario mantener una posición de defensa constante de los recursos de I+D.
Lo que le ciudadanía debe comprender es que la ciencia tiene un valor fundamental para el desarrollo humano y que si la crisis nos ha golpeado de forma más dura es porque no se ha establecido esa relación entre bienestar y ciencia e innovación. Nuestra sociedad, que está en el camino de convertirse en una economía basada en el conocimiento, tiene que progresar en este sentido y estoy seguro de que cuando nos golpee la próxima crisis estos aspectos estarán más asumidos.
¿Decir que España está camino de convertirse en una economía basada en el conocimiento no es demasiado optimista?
No podría sentarme en esta silla si no fuera optimista. Podemos discutir sobre si España va más o menos despacio hacia una economía basada en el conocimiento, pero lo que está claro es que no hay otro camino. Soy consciente de que nos queda recorrido, es cierto que aún nos quedan algunos rasgos de esa época dura para la ciencia y que no tenemos esa tradición que tienen otros países, pero ahora mismo tenemos una generación de científicos que nunca antes habíamos tenido y que van a dar muchos frutos. Sé que muchos de esos científicos jóvenes no han sido bien tratados, pero yo confío plenamente en esta generación y creo que el sistema público no les va a volver a fallar.
¿Cree que la nueva propuesta de presupuestos puede ayudar a esta recuperación?nueva propuesta de presupuestos
Si hablamos del presupuesto global tengo que decir que no tengo un conocimiento profundo, pero creo que es positivo. Yo firmaría sin dudar 10 o quizás 15 años con la tasa de crecimiento que propone el borrador de los presupuestos, con ese ritmo sostenido llegaríamos a tener la ciencia que nos merecemos. Respecto a la agencia sí estoy muy satisfecho, porque el aumento es muy importante, ya que pasamos de 640 millones a 731.
Teniendo en cuenta la trayectoria de España, 10 ó 15 años de estabilidad presupuestaria en I+D parece muy optimista ¿no le parece?
Pero es lo que necesitamos. Sabemos la disponibilidad presupuestaria de hoy pero desconocemos la de dentro de cuatro años. Es importante que los políticos apuesten por presupuestos plurianuales. La comisión europea, por ejemplo, establece un marco presupuestario de 7 años. No pedimos un cheque en blanco, pero necesitamos estabilidad y nos comprometemos a que la financiación vaya ligada a conseguir objetivos que vayan en interés de la ciudadanía.
¿Qué opina de las donaciones o de las campañas de crowdfunding para financiar proyectos científicos?crowdfunding
Hay muchos modelos de participación ciudadana en la financiación de proyectos investigación. Desde la agencia colaboramos con muchas de ellas. No voy a dar nombres, pero algunas organizaciones basadas en donaciones ciudadanas tienen más fondos para financiar proyectos concretos de los que nosotros tenemos asignados para esos proyectos. No estoy diciendo que nuestra dotación sea insuficiente, que también, sino que los ciudadanos le dan más importancia a ciertas investigaciones que tienen un impacto directo en sus vidas de lo que lo hace la administración y eso es algo que debemos tener muy en cuenta.
A principios del pasado año se inició la plataforma Ciencia en el Parlamento ¿qué opinión le merece?Ciencia en el Parlamento
Me parece que es fundamental que en el parlamento se hable de ciencia y de su importancia para la sociedad. Es muy necesario que todos los ministerios, no solo el de ciencia, abracen la investigación como una política horizontal para que tengamos capacidades de innovación en todos los aspectos de la vida civil. En algunos países de nuestro entorno hay mucha más tradición que aquí, pero me alegro de que estemos dando pasos en este sentido.