Entrevista Director Científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud

Alberto Nájera, investigador: “El iPhone 12 ha incumplido la normativa, pero no es peligroso para la salud”

David Noriega

14 de septiembre de 2023 22:04 h

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Un informe de la Agencia Nacional de Frecuencias francesa hacía saltar este martes todas las alarmas. El regulador había detectado que el iPhone 12 incumplía la normativa europea sobre radiación y ordenaba a Apple suspender temporalmente su venta, el mismo día que la compañía presentaba su último modelo, el 15. En concreto, las pruebas habían mostrado una tasa de absorción específica (SAR) de 5,74 vatios por kilogramo para las extremidades, mientras la norma establece un máximo de 4.

El miércoles, Francia notificó su decisión a la Comisión Europea y, este jueves, la portavoz comunitaria Sonya Gospodinova ha indicado que son los Estados miembro quienes deciden si presentan objeciones o no. “En función de que haya o no, habrá consecuencias en el mercado interno”, ha aclarado. Pero, más allá de un incumplimiento de la normativa, el profesor de medicina de la Universidad de Castilla-La Mancha y director científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud del Colegio de Ingenieros de Telecomunicación, Alberto Nájera, llama a la calma sobre los efectos en la salud: “ Incumple la normativa, pero no es peligroso para la salud”.

¿Qué es la tasa de absorción específica?

Es una forma de medir la cantidad de radiación que absorbe nuestro cuerpo. El uso de las radiaciones electromagnéticas tiene que estar controlado, porque en función del tipo de ondas puede causar unos efectos u otros. Por ejemplo, la luz visible puede llegar a provocar diferentes niveles de ceguera, pero no es lo mismo una vela que el foco de un estadio de fútbol. En Europa existe el Comité Internacional de Protección contra la Radiación No-Ionizante (ICNIRP, por sus siglas en inglés), que evalúa toda la evidencia científica respecto a qué nivel de exposición provoca efectos nocivos. En concreto, la agencia estudia a partir de qué valor empieza a producir calentamiento en el cuerpo, que en el caso de las extremidades son 200 vatios por kilogramo, y después establece un valor de seguridad 50. Es decir, la normativa lo limita a 4 W/kg para extremidades, cincuenta veces por debajo de que empiecen a notarse los efectos, y a 2 W/kg para cabeza y tronco.

En el caso del iPhone 12, el regulador francés ha detectado un SAR de 5,74 W/kg para extremidades. ¿No es perjudicial para la salud?

La gente que tenga un iPhone 12 no tiene que preocuparse ni dejar de utilizarlo. En una situación normal, su teléfono no tiene por qué sobrepasar esa dosis. Además, aunque lo hayan pillado a 5,7 cuando el máximo es 4, la ICNIRP establece un margen de seguridad de 50 y en este caso ni siquiera llega al doble, que serían 8. Es indiscutible que han incumplido la normativa, pero no es peligroso.

¿Qué ocurriría si se superaran esos 200 W/kg?

A ese nivel empezaría a haber efectos térmicos, los únicos que se han comprobado científicamente hasta la fecha, y comenzaría a calentarse el tejido del usuario, pero hay otros factores, como la piel, la ropa, la posición del móvil… Medir todas las variables posibles es imposible, por eso las pruebas se realizan en la situación más extrema y se establece un margen de confianza.

¿Los móviles emiten más ondas que las electromagnéticas?

No, emiten muchas frecuencias, pero toda la radiación forma parte del mismo tipo. Es cierto que la pantalla emite luz o que, cuando se calienta, emite infrarrojos, pero desde el punto de vista de las telecomunicaciones, solo emiten radiación electromagnética, que es la que se controla.

Uno de los mensajes que han ido calando en la sociedad es que los móviles emiten radiación y que es potencialmente peligrosa. Yo duermo con el teléfono en la mesilla de noche y conectado a la corriente

¿Todos los dispositivos móviles emiten lo mismo? ¿De qué depende que emitan más o menos?

Depende de bastante factores. El más influyente es establecer la conexión con la antena. Si está lejos, el móvil va a tener que emitir a más intensidad. El SAR se evalúa en condiciones de baja cobertura porque si estás en un sótano o en una zona sin cobertura, el aparato va a tener que ‘gritar’ mucho más. Los ayuntamientos que quitan antenas van en contra de lo que dice la física: cuantas más antenas, menos radiación.

Y esa radiación ¿actúa de forma diferente según la edad?

Hay cierta controversia. La clave es que, en condiciones normales y con los valores normales de exposición, no se ha demostrado que esta radiación sea perjudicial para la salud. Hay muchos movimientos anti-antena, mucho miedo y la percepción social es que esto es nocivo y que los niños están más expuestos. Un niño va a tener menos masa, pero, insisto, estamos hablando de un nivel de seguridad 50. Además, en los niveles adecuados, no hay efectos y, como no hay efectos, no pueden ser diferentes en función de la edad.

¿Dónde deja el móvil para dormir?

En la mesilla de noche y conectado. Ese es uno de los típicos mensajes que han ido calando en la sociedad: que emite radiación y es potencialmente peligrosa. Pero ¿a qué intensidad? Aunque lo tuvieras debajo de la almohada, podrías dormir sin ningún problema. Yo lo dejo en la mesilla, tengo la wifi conectada y, durante muchos años, el rúter ha estado en la habitación de mi hijo, porque los límites legales establecidos para esa radiación están 10.000 veces por debajo de los establecidos por el INCNIR y los habituales, 100.000 por debajo.

¿Y a largo plazo?

La radiación de los móviles no es acumulativa, como la ionizante, que puede producir efectos a largo plazo. Tras 30 años de estudios, no hay evidencia que demuestre efectos sobre la salud a los niveles de exposición habituales. Ni cáncer, ni alzheimer, ni otros síntomas inespecíficos, como dolor de cabeza, muscular, problemas de concentración o para dormir. Desde el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud elaboramos cada tres años un informe de la evidencia científica disponible. Yo me encargo de los capítulos de exposición y datos epidemiológicos y, en ambos casos, los estudios nos dicen que se mantienen estables. Tenemos cada vez más teléfonos y no hay más problemas de salud asociados. Al revés, podemos utilizar el móvil para llamar a urgencias. Hay una percepción del riesgo que magnifica el riesgo verdadero. También pensamos que vamos a morir montando en avión y es el medio de transporte más seguro. Esto es igual, el móvil solo es peligroso si lo utilizas conduciendo.