Madrid alquila una parcela del Parque Nacional de Guadarrama a una empresa por 2.000 euros al año

El Gobierno de la Comunidad de Madrid le ha alquilado una porción del Parque Nacional de Guadarrama a una empresa para que, entre otras actividades, realice campamentos y seminarios para directivos a cambio de un canon de 2.000 euros al año. El proyecto se justifica, como un “centro de información sobre el parque”, según el informe redactado por la dirección del parque y el departamento de Gestión de Espacios Naturales al que ha accedido eldiario.es. Además de la obligatoriedad de actuar como punto informativo, el “plan de negocio” alberga tanto campamentos infantiles como “acciones formativas dirigidas a directivos y profesionales en torno a la excelencia profesional”. La empresa explica que su idea es hacer un proyecto “sobre todo educativo y de divulgación y promoción del espacio”.

En junio de 2014, la Consejería de Medio Ambiente decidió privatizar la gestión de 8.500 m del monte de utilidad pública El Risco, en La Pedriza, uno de los parajes naturales que componen el parque nacional. En el lote adjuntaba dos casonas de 200 metros construidas “en sillar de piedra de granito”. Fue un concurso exprés ya que las empresas interesadas debían presentar sus ofertas en diez días. Solo se registró una aspirante: la empresa Educación Naturaleza y Animación (Ednya), que resultó ganadora.

El alquiler se cerró en un canon de 2.000 euros anuales y por 15 años. La empresa subraya que “doblaron la cantidad” inicial planteada por el Ejecutivo de Madrid. Pero Ednya no deberá abonar ninguna cantidad por ese concepto ya que “se materializará en especie”, según aclaraba el director general de Medio Ambiente, Ricardo Riquelme, en julio de 2014. Eso significa “actuaciones de mejora de flora y fauna o mejorando las infraestructuras” como “el mantenimiento y mejora de las casas forestales” sede de la explotación. La adjudicada calcula que la serie de rehabilitaciones de las casas forestales les ha costado “300.000 euros” que han financiado mediante préstamos.

El pliego de condiciones redactado por Medio Ambiente incluía como actividades por desarrollar “la realización de itinerarios” por el parque nacional, “la formación para escolares sobre los valores naturales”, “acciones formativas para otros grupos relativos al uso recreativo” del espacio protegido y la “promoción del parque”. Ednya analiza que su proyecto “no es solo recreativo sino educativo cuyo objetivo general es impulsar actividades económicas sostenibles, que promueven el desarrollo

socioeconómico del Territorio y la divulgación y promoción del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama“.

Con esa batería tan genérica de actividades, el proyecto “se considera un servicio del Parque a sus visitantes vinculado a la gestión del espacio”. Y eso que en la misma localidad ya está funcionando un Centro de Visitantes del Parque Nacional diseñado “para dar a conocer los valores naturales, culturales e históricos de la sierra y fomentar su conservación”.

Bajo ese paraguas, la empresa planeó un centro de actividades y servicios para unas 180 personas. En él se incluyen los mencionados campamentos de verano y cursos dirigidos a “directivos y profesionales”, como los califica la empresa que subraya que van a ofrecer “jornadas, cursos y conferencias vinculadas al medio ambiente”, además de “poner en valor el patrimonio natural y cultural del parque”, el “ecoturismo con venta y degustación de productos serranos” y “la divulgación científica en colaboración con universidades”. Mª Ángeles Nieto, de Ecologistas en Acción, explica que autorizar una actividad así “es muy cuestionable cuando La Pedriza sufre graves problemas de masificación y degradación por esta causa”. A su juicio, se ha dado el visto bueno a prácticas “no permitidas en un parque nacional como los campamentos, servicios de comida y cursos no medioambientales”.

Así que el negocio mereció una rápida bendición por parte de las autoridades medioambientales madrileñas. El 11 de septiembre de 2014, el plan recibió un informe en el que se afirmaba que “no tiene una afección significativa sobre los espacios en que se ubica”. Para diciembre, el director de Evaluación Ambiental, que describe por escrito el proyecto como “actividades educativas, recreativas, comerciales y hosteleras”, considera que “la instalación (…) no se deberá someter a ningún procedimiento de evaluación de impacto ambiental” y así lo firmó en un escrito dirigido al Ayuntamiento donde se encuentra la finca: Manzanares El Real.

El escollo de la cantina

La contratista incluyó en la explotación de la finca la apertura de un espacio para la promoción gastronómica. La Comunidad de Madrid calificó esto como una “cantina” a la que se le añadía que se pudiera pasar la noche en las casas forestales, como atestigua la descripción que realizó el director de Evaluación Ambiental al eximirles de evaluar su impacto.

Sin embargo, a finales de febrero de 2015, después de haber ganado el concurso, haber obtenido el visto bueno de la dirección de parque, de la Consejería de Medio Ambiente y haberse librado de realizar un estudio previo, surgieron reservas al solicitar la licencia de actividad municipal para instalar un restaurante sin matices en pleno parque nacional.

Entonces, el propio codirector del parque y el subdirector de Espacios Protegidos indicaron posibles vías de actuación: un restaurante como tal y un alojamiento permanente merecían un “informe negativo”, según el documento firmado por ambos. “Diferente circunstancia”, apuntan, “es realizar un servicio de comidas para las personas que realicen las actividades educativas, formativas y que por su duración exijan realizar la manutención en la instalación”.

Unos días después Ednya especificaba en una declaración que lo que se haría es contratar “un servicio de catering” y para el alojamiento “se solicitará la instalación de infraestructuras provisionales desmontables para pernocta”. Para luego aclarar que “no obstante, se requiere instalaciones y equipamientos específicos para conservar, mantener y adecuar los alimentos”. La empresa insiste en que “no hemos cambiado el proyecto inicial”.

La empresa Ednya ha estado relacionada con la privatización de servicios en el área del Parque Nacional del Guadarrama desde hace tiempo. La sociedad ganó los concursos para gestionar en 2012 los centros de divulgación ambiental en La Fuenfría y Manzanares (ambos en las faldas de la sierra). “Hace unos cuatro años presentamos una propuesta diferente y empezó a gestarse” el proyecto que ha terminado siendo La Majada, contaban sus encargados poco después de la inauguración el 1 de diciembre pasado. Mª Ángeles Nieto, por su parte, contrapone que se han dado “unas condiciones muy ventajosas a una empresa para que logre unas instalaciones en un lugar exclusivo de la sierra y se han justificado unas actividades para favorecer a esa empresa”. La contratista rebate que “se trata de promoción con capital privado. Nuestro proyecto es de educación y promoción del parque que es lo mejor que le puede pasa”.