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El convenio de las colas de los perros prohibirá también extirpar las uñas a los gatos

La amputación de la cola de los perros se ha convertido en estrella parlamentaria durante diez días en el Congreso. La tramitación para ratificar el convenio internacional que prohíbe esta práctica (y los intentos del Partido Popular de introducir excepciones acordes con los deseos del sector de la caza) han dado lustre legislativo a las caudectomías.

Pero el tratado que debatió el Pleno el pasado jueves también proscribe otras intervenciones quirúrgicas con las que se extirpan partes del cuerpo de las mascotas no por motivos de salud. Amputaciones todavía practicadas y amparadas: corte de orejas, de cuerdas vocales y extirpación de uñas o colmillos.

Actualmente, la protección animal está regulada por las comunidades autónomas. Por lo tanto, lo que en Madrid, Andalucía, Cataluña o Aragón es ilegal, tiene vías de escape en Castilla-La Mancha, Castilla y León o Extremadura. Basta con que la ley diga que las mutilaciones no están permitidas “excepto las controladas por los veterinarios en caso de necesidad, o por exigencia funcional, o para mantener los estándares raciales”, como aparece en varias regulaciones autonómicas en vigor, para que haya animales amputados.

Zarpas y ladridos molestos

La desungulación consiste en la extirpación de las uñas –normalmente de los gatos–. “Es la intervención más dolorosa y problemática”, analiza José Enrique Zaldívar, veterinario y presidente de la asociación Avatma. No es una simple extracción sino “que se amputa el hueso sobre el que se asienta la garra”, explica Zaldívar. Una intervención que solo realizan veterinarios porque precisa anestesia general. “El posoperatorio es muy complicado porque hay que vendar las cuatro extremidades, los animales se quitan los puntos...”.  

Otra de las mutilaciones específicamente reflejadas en el convenio  que se ha votado esta semana es la de las cuerdas vocales de los animales. Se denomina cordectomía. Sin estos órganos desaparece el ladrido. Está asociada a algunos criadores que las extirpan antes de vender sus cachorros. “El último caso del que tuve noticia fue el de un criador de raza teckel en Málaga que no cumplía con la normativa para criar y, sin ladridos, no había alerta sobre su actividad”, recuerda el veterinario.

En una línea argumental parecida a la de los rabos, grupos de cazadores dueños de perros seccionan los quintos dedos de las patas delanteras de sus animales. Estos espolones crecen por encima de los pies y cuelgan. Al igual que con las colas, se aduce que eliminarlos evita el riesgo de que se enganchen y desgarren al correr por el campo.

“Creemos que, en realidad, responde más a la comodidad de los dueños para transportar los perros y ahorrarse problemas por el estilo de vida que les dan: solos y enjaulados la mayoría del tiempo lo que deriva muchas veces en autolesiones”, cuenta Zaldívar.

El caso de los colmillos. Sacar los caninos a las mascotas va a ser ilegal. “Es algo que yo no he visto nunca”, contrapone el veterinario de Avatma a pesar de haberle llegado testimonios de que los perros pastores son tratados así para evitar mordeduras al ganado. Unos colmillos romos pueden estar provocados por la ingesta de piedras (muy común) que liman las piezas dentales.

La mayoría dilatoria del PP en el Senado

La votación del pasado jueves envía el texto del convenio íntegro, sin reservas, al Senado. La asociación cinegética Oficina Nacional de Caza se ha mostrado contrariada por la derrota que sufrieron sus intereses: “Los lobbis animalistas han logrado que aprueben una norma marcada por la hipocresía”. Se refieren a que el convenio no elimina las castraciones de animales “con las que las protectoras pretenden, por ejemplo, ganar dinero a costa de los gatos asilvestrados sueltos por las ciudades de España”. Para ellos, la amputación es “en muchos casos adecuada para que los perros no sufran en el futuro”.

Sin embargo, en la Cámara Alta, la mayoría absoluta del Partido Popular puede rechazar la ratificación. Si una comisión mixta del Congreso y el Senado no llega a un consenso, el tratado volverá a ser votado en la Cámara Baja. A la entrada en vigor de la prohibición de las mutilaciones todavía le quedan meses.