El ‘Annus horribilis’ del Opus Dei: de las degradaciones papales a perder el control sobre Torreciudad

Jesús Bastante

en religiondigital.com —
14 de agosto de 2023 22:22 h

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“Estamos viviendo uno de los peores momentos de nuestra historia. Ahora, lo que toca es aguantar, obedecer y esperar a que pase el temporal. O a que cambien las tornas en Roma”. Un supernumerario del Opus Dei resume de este modo la actual situación en la Obra fundada por Escrivá de Balaguer y que, hasta la fecha –algo que puede cambiar en breve, o que tal vez ya haya cambiado en la práctica– es la única prelatura personal en la Iglesia.

Los efectos de las decisiones tomadas por el Papa sobre la Obra en el último año, a los que se suman varios escándalos –como el del caso de abusos del colegio Gaztelueta o la batalla por el control de Torreciudad– han sumido al Opus en una sensación de perplejidad de la que sus líderes están intentando salir. Un Annus horribilis para sus intereses que, según analizan fuentes eclesiásticas para elDiario.es, marca una línea hacia la separación efectiva de los laicos de la prelatura o, incluso, la desaparición de esta figura canónica que solo atañe al Opus. De hecho, Juan Pablo II la activó en octubre de 1982 muy poco antes de su primer viaje a España, cuna del movimiento.

El 4 de agosto se cumplía un año de la entrada en vigor de Ad Charisma Tuendum, el primero de los dos Motu proprio firmados por el papa Francisco para degradar al Opus Dei, y que supuso un auténtico golpe en la línea de flotación de la organización, hasta ese momento una institución prácticamente intocable desde que hace 40 años, WojtyÅ‚a concediera a la asociación creada por Escrivá de Balaguer el título, exclusivo en la Iglesia, de prelatura personal.

Y es que uno de los principales problemas de la Obra es, en opinión de sus críticos, la convicción de ser “los únicos” en la Iglesia. “Son los más perfectos, los más pulcros, los guardianes de las esencias”, revela a elDiario.es una de las personas que, a finales de junio, presentó en la Nunciatura de Madrid una denuncia internacional contra el Opus Dei, acusando a la institución de “fraude normativo” a la Santa Sede, y de esconder unos estatutos secretos, que ni siquiera Roma conocía.

¿Qué ha pasado a lo largo de este año horrible para el Opus Dei? ¿Qué puede ocurrir de cara al futuro? Estas son algunas de las claves:

1.- El ‘caso Cociña’: en el Opus también hay abusos

“Hasta hace muy poco, el Opus Dei se consideraba a sí mismo perfecto. Es más, se vanagloriaban de que en sus colegios, sus parroquias, sus santuarios… no se había dado un solo caso de abuso. Y claro, cuando comenzaron a sucederse, la postura fue la de negarlo todo”. Una de las víctimas de abusos en la Obra resume lo que algunas vivieron el día en que elDiario.es y Religión Digital publicaron los abusos cometidos por un sacerdote del Opus Dei, Manuel Cociña, quien conviviera con el mismísimo Escrivá, en un colegio mayor en Sevilla.

“Aquí cambió todo”, señalan, destacando cómo, por primera vez, la Obra se vio obligada a pedir perdón por los actos cometidos por uno de sus miembros. “Se volvieron mortales, pecadores, y eso era impensable”. Con todo, este medio publicó, también en exclusiva, cómo el sacerdote condenado había intentado comprar el silencio de la víctima por 17.000 euros.

Desde entonces, los casos se han multiplicado: en pleno Congreso Extraordinario, tras la publicación de Ad Charisma Tuendum, el Opus Dei tuvo que admitir hace unos meses hasta ocho nuevos casos de abusos a menores en su seno, esta vez en cuatro países latinoamericanos: Bolivia, Paraguay, Uruguay y, como reveló elDiario.es, Argentina.

En un comunicado inédito por la contundencia de su petición de perdón, la Obra asumía, “con dolor y respeto por las personas que han sufrido daños cometidos por fieles de la Prelatura”, que “en la Región del Plata [que abarca parte de esos cuatro estados] hemos recibido denuncias fundadas contra ocho miembros: tres referidas a clérigos (dos ya fallecidos) y cinco a fieles laicos”.

2.- El ‘caso Gaztelueta’

Pero, sin lugar a dudas, el caso que ha llevado al Papa a intervenir en el Opus Dei ha sido el de la gestión del caso Gaztelueta. Un profesor numerario del Opus Dei, José María Sanz, fue condenado en firme por el Tribunal Supremo como pederasta (ya lo fue ante la Audiencia Provincial de Bizkaia). Su víctima, Juan Cuatrecasas, tuvo la oportunidad de narrar, en primera persona, su historia a Bergoglio, durante la grabación de 'Amén', un documental de la productora de Jordi Évole emitido por Disney+.

En el mismo, Cuatrecasas revelaba al Papa que, mientras la Justicia ordinaria había condenado por abusos a su perpetrador, el departamento vaticano de la Doctrina de la Fe se había despachado, años antes, con una nota firmada por el cesado prefecto Luis Ladaria, en la que exigía que se repusiera “el buen nombre” del profesor, según él, injustamente acusado.

Tras informarse, Francisco comprobó que había sido engañado y que, efectivamente, no se estaba cumpliendo la política de ‘tolerancia cero’ implantada desde 2019 en el Vaticano. Más aún: se descubrió que no había habido tal investigación canónica. Esto hizo que Francisco anunciara, a mediados de septiembre de 2022, la creación de una comisión comandada por el obispo de Teruel-Albarracín, José Antonio Satué, que fue recusado por la defensa del profesor (que llegó a amenazar con llevar al Papa ante el Tribunal de Estrasburgo). Aunque oficialmente el Opus Dei quiso desmarcarse de cualquier actuación en este caso, lo cierto es que la resolución del Tribunal de la Signatura Apostólica desestimando las demandas del pederasta condenado fue enviada a la sede de la prelatura del Opus Dei en Roma. “El Papa ya no se deja engañar”, cuenta una fuente cercana al proceso, que recuerda cómo, una vez se agotó la vía penal (tanto en España como en los tribunales europeos), el padre de la víctima (y ex diputado socialista, Juan Cuatrecasas), exigió una disculpa formal tanto a Doctrina de la Fe como a Fernando Ocáriz, prelado del Opus. La respuesta del máximo responsable de la Obra fue, simplemente, esta: “Una vez que la justicia civil se ha pronunciado, sólo queda aceptar la verdad judicial, sin más consideraciones”. No hubo petición de perdón.

3.- Dos 'Motu proprio' y un congreso extraordinario

El 30 de julio de 2022, vino el gran tsunami. “No nos lo esperábamos”, admite un miembro de la Obra. El papa Francisco ordenaba la publicación de Para proteger el carisma (el ahora célebre Ad charisma Tuendum). Se trataba de un Motu proprio que afectaba al Opus Dei. Estos documentos son actos legales vaticanos emanados directamente del Papa por su propia iniciativa y voluntad.

Ad Charisma lanzaba un misil en la línea de flotación del Opus Dei: descabezaba a su prelado (que ya no será nunca obispo, y pasará a depender, como la prelatura, de la Congregación para el Clero) y ordenaba que sus informes fueran anuales, y no quinquenales, como hasta el momento.

Además, obligaba a la Obra a convocar un Congreso Extraordinario para modificar unos estatutos que, a día de hoy, todavía no han sido aprobados por la Santa Sede y que, según cuentan expertos consultados por elDiario.es, tendrán que reformarse en profundidad después del segundo Motu proprio lanzado este año. El nuevo documento acota aún más la misión del Opus Dei, asimilándolo a “asociaciones clericales públicas de derecho pontificio con facultad de incardinar clérigos” –algo así como una asociación de sacerdotes– y deja en el limbo la pertenencia a la institución de la gran mayoría de sus actuales miembros, que son laicos y que, como tales, no debían formar parte de una asociación clerical, es decir, de sacerdotes.

4- Las ‘mucamas’ de Argentina, la denuncia internacional contra la Obra… y Torreciudad

En junio de este año, el mismo día en que varios ex miembros presentaban una denuncia internacional contra el Opus Dei, la periodista Paula Bistagnino revelaba en elDiario.es los 40 años de silencio y secretismo padecidos en el Instituto de Capacitación Integral en Estudios Domésticos, una escuela de criadas que el Opus Dei tuvo en Argentina entre 1973 y 2017. Más de 43 mujeres han denunciado a los seguidores de Escrivá de Balaguer ante el Vaticano por haber sido reducidas a la servidumbre.

A la par, llegaba la denuncia contra la Obra en España, y la sensación de que, tras un año de control de daños y cuando el Opus parecía tener controlada la situación con la celebración de su congreso, el suelo sigue movedizo bajo los pies de la organización.

Un reciente escándalo ha sacudido este verano de nuevo los cimientos de la Obra. Y ha tocado la fibra más íntima de su fundador Escrivá: el santuario mariano de Torreciudad, el lugar donde, siendo un niño, el fundador fue curado de una enfermedad y, probablemente, el rincón donde decidió crear el Opus Dei.

Tras una difícil negociación, y con el respaldo de Roma, el obispo de Barbastro-Monzón, Ángel Pérez Pueyo, nombraba, por primera vez en la historia del santuario, un rector diocesano, que no tuviera que ver con la Obra. La reacción del Opus Dei fue furibunda, negando la legitimidad del obispo para tomar tal decisión y anunciando medidas legales para una decisión que, si nadie lo remedia (y Roma ha dejado claro que avala a Pérez Pueyo) será oficial el 1 de septiembre.

Detrás de la polémica del nombramiento, aparece la cuestión de la propiedad del santuario y de la imagen de la Virgen. También las cuestiones económicas que aborda el último Motu proprio firmado por el Papa. Francisco insinúa que los laicos no pueden formar parte de la prelatura y que las obras de la misma deben ser infinitamente más transparentes, tal y como denuncian los ex miembros del Opus Dei. 

5- El futuro de los laicos y de la prelatura

¿Cuál es el futuro del Opus Dei? Oficialmente, su prelado, Fernando Ocáriz, ha llamado en un mensaje a la calma y a “acoger con sincera obediencia filial esas disposiciones del Santo Padre”, si bien recalca que los laicos son la razón de ser del Opus Dei: “Cristianos corrientes en medio del mundo, que buscan a Dios a través de su trabajo profesional y de su vida ordinaria”.

Este es, sin duda, el gran desafío que desentrañarán, en breve, los nuevos estatutos, que habrán de ser aprobados, o devueltos, por la Santa Sede. Si se sigue el criterio del Papa (apoyado por expertos canonistas, entre los que destaca el cardenal Ghirlanda), los laicos habrán de abandonar cualquier filiación más allá de la de las obras apostólicas con el Opus Dei, que acabará convirtiéndose en una asociación clerical.

En el Opus Dei, entretanto, se recuerda que “no es la primera vez que sufrimos persecución”, recordando la padecida por Escrivá de Balaguer en los años 50, y expertos en la materia añaden que una de las claves del éxito de la Obra a lo largo del último siglo (cumplirá cien años en 2028) ha sido precisamente, su capacidad de adaptarse a los cambios, y esperar que las aguas vuelvan a su cauce. O, como decía el santo de Balaguer: “Hacer del limón limonada”.

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