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Dos años después de la Cumbre Antipederastia, la Iglesia española sigue negándose a hacer un estudio sobre abusos

Luis Argüello, hoy, en la sede de la Conferencia Episcopal

Jesús Bastante

en religiondigital.com —

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Dos años después de la Cumbre Antipederastia, en la que el Papa Francisco decretó la apertura de archivos y ventanas eclesiales ante el drama de los abusos a menores en la Iglesias, los obispos españoles admiten que no saben cuántos casos ha habido “en el conjunto de España”. “No lo sé. Honradamente no lo sé”. Con esas palabras lo admitió el portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello. Los obispos continúan negándose a establecer un estudio global, como han elaborado otros episcopados –como Alemania, Francia, Estados Unidos, Irlanda o la mismísima Polonia– que permita un visión general del drama de la pederastia clerical.

Argüello apuntó que las denuncias nuevas, referidas a casos del presente, que se han recibido en las oficinas diocesanas a lo largo de este año han sido “siete u ocho”, y llegó a calificar a algunas de en “solo murmuraciones”. Ante la insistencia de los periodistas, el secretario general acabó por apuntar que “150 personas han acudido a las oficinas diocesanas por diversos motivos”, sin saber concretar cuáles.

“No hemos encargado un estudio general”

“No hemos encargado un estudio general”, admitió Argüello justo después de anunciar un servicio de coordinación para “seguir avanzando en el deseo de prevenir, atender a las víctimas de estos abusos y ofrecer todo el servicio para poder abordar estas situaciones”. Cuestionado en varias ocasiones, el obispo auxiliar de Valladolid terminó por conceder: “Vamos a recoger los datos, ayudar en ese aspecto de coordinación, y luego juntos veremos qué podemos hacer”. Una falta de rigor en los datos y de planificación muy lejos de lo exigido hace dos años por el Papa Francisco.

El obispo ha reivindicado que diócesis y congregaciones religiosas están “haciendo un esfuerzo por ver cuál es nuestra historia”. “Es nuestro mayor mea culpa, haber mirado para otro lado”, lo que se refleja en que “no suelen quedar muchas pruebas en los archivos”. Esto hace, como ya había indicado en otras ocasiones el propio Argüello, hace realmente difícil una investigación sobre el pasado.

Aunque no hay datos, los obispos sí echaron mano de algunos para arremeter contra una supuesta “plantilla en los medios que viene a decir que, si en otros lugares de Europa han aparecido en los estudios realizados un 4% de sacerdotes implicados, en España también tiene que ser. Y si se reconoce un 0,2% es que estamos ocultando el resto. Y no es así”, declaró, obviando que los estudios realizados en otros países fueron promovidos por la Iglesia de cada lugar, abriéndose los archivos a investigadores independientes, algo que no sucede en España.

¿Doce curas abusadores en los últimos doce años?

Citando un estudio de la Fundación ANAR, Argüello extrapoló unas cifras que apuntan a que el 0,2 por ciento de los abusadores en los últimos doce años eran sacerdotes. “De todos los casos supuestos en estos doce años, ha habido doce personas”, algo que “nos parece especialmente grave, pero queremos que se sitúe en el contexto” donde se refleja que la mayor parte de los abusos se dan en el ámbito familiar.

“Aunque los números sean muy reducidos, hay que reconocer la gravedad de cada número de cada persona, de cada víctima”, dijo Argüello. “Podemos decir con pena que estamos ante un grave social, con vergüenza que en este drama han participado eclesiásticos y consagrados, pero también con ánimo que el número de personas vinculadas institucionalmente con la Iglesia ha sido muy pequeño”.

No al fondo de compensación estable

Argüello también se negó a establecer un fondo de compensación estable de la Iglesia española para las víctimas de la pederastia sino que se afrontarán las indemnizaciones en los casos en los que dictamine la justicia. Sí apostó por acompañar, “caso por caso”, a las personas que hayan sufrido, y demostrado, abusos, y que precisen ayuda psicológica o apoyo.

“Estamos dispuestos al reconocimiento de indemnizaciones que los jueces establezcan, a acoger la primera indemnización en las conversaciones personales. En la medida que haya necesidad de trabajo de terapia y acompañamiento. No como un criterio general, ni como un fondo abierto, sino desde la relación personal y personalizada con las personas que puedan estar en esas situaciones (…). Lo importante es que hay un deseo de atender a las víctimas en todas las dimensiones posibles. No es preciso establecer un fondo, para ayudar a las víctimas ha de acudir a los recursos que tiene, sin necesidad de fondos específicos”, culminó Argüello.

Toda la información en www.religiondigital.org

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