Ampliar el debate a una perspectiva internacional, “contaminarse” entre países de lo que se ha hecho entre unos y otros, constituir “un nodo” entre Europa y Latinoamérica. Son algunos de los objetivos del mayor congreso sobre estudios de la memoria del mundo, que arranca en Madrid este martes y se prologan hasta el viernes. Se celebra en la Universidad Complutense y participan unos 1600 especialistas interdisciplinares que trabajan en el campo de la memoria: historiadores, antropólogos, psicólogos o filólogos, entre otros muchos.
Es la tercera edición de este evento académico organizado por la Memory Studie Association, también la más multitudinaria hasta ahora. Y a lo que también se aspira, en primer lugar, es a “abrir el foco sobre cómo pensamos la memoria”, explica Francisco Ferrándiz, uno de los organizadores y antropólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Porque “en España, los debates sobre memoria se han centrado en la histórica. Y es una parte fundamental de la memoria que por supuesto vamos a tratar, pero es una más”.
Entre la más de 1300 ponencias habrá desde mesas sobre la memoria digital hasta sobre la memoria climática. “La memoria social lo es todo, tiene muchas formas y cohesiona todos los grupos. No va sobre el pasado, es más bien sobre el presente: las cosas que queremos recordar u olvidar. Las políticas de la memoria van acompañadas siempre de políticas del olvido”. También se estudiarán distintas epistemiologías: “Incluso la forma de medir el tiempo es lineal. En otras culturas indígenas es circular. Queremos sacar lo anclado que está el campo académico del mundo occidental, que está muy anclado”, añade Marije Hristova, investigadora también en el comité organizativo y miembro del CSIC.
Que sea en la capital española no es casualidad, “creo que cuando los directores de la asociación lo propusieron pensaban en los aniversarios que se celebran este año, y entre ellos, están los 80 del final de la Guerra Civil y del principio del exilio español. Hay otros, como 25 del genocidio de los tutsis en Ruanda”, recuerdae Hristova. También porque “era el lugar idóneo para conectar Centroeuropa y América Latina”. Además, el lugar concreto, la Facultad de Filología de la Complutense, “es un lugar que fue bombardeado, campo de batalla de la Guerra Civil. Conceptualmente es muy potente”, apunta Ferrándiz.
También hablarán de cómo “los discursos globales se adaptan y 'contaminan”. “El método comparativo es básico y nos ayuda a estar en continua evolución. Comparar lo que pasa en España con lo que pasa en Argentina nos ayuda a todos a construir memoria, a 'contaminarnos' y que unos procesos influyan en otros. En España hemos cambiado la forma de ver las fosas comunes, antes hablábamos simplemente de fusilados. Ahora la gente en España, como en Argentina o Chile, lleva ahí las fotos de sus antepasados, les pone cara y nombre: ya son desaparecidos”, ejemplifica el antropólogo.
Las jornadas comienzan este martes en la Complutense con una charla de la intelectual alemana Aleida Assman, considerada la creadora del concepto 'memoria cultural'. Otra de las metas para la semana es que “la reflexión académica y científica llegue a la sociedad, que participe el mayor número de personas interesadas posible, eso tiene que ser el fin de la investigación. Que lo que hablemos empape y ayude a complejizar los recursos y enriquecer los debates”.