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“Los científicos nos hemos ido de España porque no hay una trayectoria profesional clara”

La revista científica Nature ha publicado la lista de los 10 científicos más relevantes del año. Entre los nombres de los investigadores estaba el del astrofísico catalán Guillem Anglada-Escudé (Terrassa, 1979), por haber liderado el descubrimiento del planeta habitable más cercano a la Tierra. Un mundo que fue bautizado como Próxima b y que podría estar cubierto de agua. Hablamos con este  profesor de la Universidad Queen Mary en Londres sobre su descubrimiento y sobre la situación que vive la ciencia en Reino Unido y España.

Uno de los científicos del año ¿qué tal sienta?

Pues la verdad es que muy bien, aunque personalmente prefiero que se le dé más importancia al equipo y a toda la infraestructura científica de la que depende todo esto. No quiero que la gente se lleve la idea equivocada de que basta con contratar a un científico, cuando en realidad es necesario el esfuerzo de mucha gente.

¿Pero estaréis contentos?

Sí, aunque para nosotros lo importante era encontrar este planeta al que llevábamos mucho tiempo buscando. Cuando lo encontramos sabíamos que era un resultado que tendría mucho impacto. Espero que al menos esto nos sirva para conseguir más financiación para otros proyectos que ya tengo en mente.

¿Como cuáles?

Lo que hemos hecho hasta ahora es detección, pero lo que queremos hacer es caracterización, analizar si estos planetas tienen vida y para hacer eso necesitamos instrumentos un poco mejores de los que tenemos ahora. Es el momento de desarrollar nuevas tecnologías para poder tener imagen directa de estos planetas e investigar sus atmósferas.

Pero no podemos viajar ¿para qué buscamos planetas tipo Tierra?

Uno de los objetivos es entender cuál es nuestro lugar en el cosmos y entender por qué nuestro planeta es habitable y cuánto tiempo va a serlo. Intentar comprender si es realmente una cosa rara y preciosa o si los planetas habitables están en todos sitios. Por otro lado también está la componente motivacional, porque se especula con que podríamos enviar sondas en algún momento a estos planetas, sobre todo a los más cercanos a la Tierra, y esto ayuda a fijar un rumbo a largo plazo. Sin un objetivo claro, sin un rumbo no sabes hacia donde caminar.

¿Crees que verás una sonda llegar a Próxima b?Próxima b

Va a ser difícil, pero es plausible. Extrapolando tecnologías que tenemos ahora, quizás de aquí a 40 años podamos hacer algo. Ahora parece que hay un empuje que puede llevar a una explosión de una nueva carrera espacial, solo que en esta ocasión no son dos potencias que compiten, sino que son los pioneros, los exploradores, las empresas privadas o la gente quienes pueden sacar esto adelante. Hay conocimiento acumulado suficiente como para que haya pequeños grupos que se puedan ir organizando y a veces eso es más fácil que hacerlo a través de los gobiernos. 

Antes has hablado de financiación ¿crees que el Brexit dificultará el acceso a fondos europeos?Brexit

Sí, esto es algo que nos preocupa muchísimo. Aunque la ventaja de las ERC [becas del Consejo Europeo de Investigación] es que las puedes pedir e implementarlas en otra institución y eso es lo que tiene pensado mucha gente en Reino Unido. Hay muchos científicos que, si la consiguen, tal y como pintan las cosas lo más probable es que se las lleven a otros países.

Eso será un palo importante para la ciencia británica

Por supuesto, hay que tener en cuenta que el Reino Unido es uno de los grandes beneficiarios del programa ERC y el Brexit va a ser un hachazo brutal. Además, las ERC son muy importantes hoy en día porque son la única forma de hacer investigación dinámica, moderna y de reacción rápida, porque las agencias de investigación son muy programáticas y no dejan mucho espacio a la innovación.

Pero Theresa May ha prometido una mayor inversión en ciencia

Aquí nadie ha celebrado esa información, porque aquello fue simplemente una constatación de algo que ya se sabía, no ha sido una inyección nueva de financiación debida al Brexit. Además, toda la incertidumbre que se vive actualmente está haciendo que se pierda frescura. Es un poco lo que ha pasado en España desde 2008, lo que está firmado y aprobado, se saca adelante, pero el gobierno no está abierto a comprometerse a cosas nuevas.

¿Te planteas volver a España?

Sí que me lo he planteado. Mi mujer, que también es científica, y yo hemos estado buscando cosas, pero es que en los últimos tres años no ha habido nada de nada. Además, aquí tengo un grupo montado, tengo becas, dinero para proyectos… Si la oferta es ir allí para empezar de cero, sería un poco duro. Y eso si consiguiéramos algo, que tampoco está nada claro. 

¿Hay mucha competencia para volver?

Sí, la cola es muy grande ahora mismo. Hay un tapón de gente muy buena que no es fácil de solucionar. La gente se ha ido porque no hay una trayectoria profesional clara, no hay un plan a largo plazo.

El Ministro de Exteriores ha asegurado en que “irse fuera enriquece”ha asegurado

Sí, claro, cuando te vas te lo venden como formación, cuando en realidad es un vete porque aquí no hay nada y ya veremos si en algunos años sale algo. Pero si no sale, gracias y hasta luego. Fíjate, el otro día nos pasaron una encuesta en la que preguntaban que cómo nos iba a los españoles científicos que estábamos de “estancia” en el extranjero. En España todavía se tiene esa visión paternalista de “los niños que se vayan de estancia a ver cómo les va”. No estamos de estancia, estamos viviendo, trabajando y produciendo fuera de España.

¿Qué tendría que cambiar para que España sea un lugar más atractivo para los científicos?

Sobre todo que haya planes para mantener proyectos a largo plazo. No es solo mantener a un investigador, es un equipo, los técnicos, las instalaciones, todo eso que tiene que estar asegurado y no lo está. Una de las cosas en las que estoy bastante metido es en el proyecto Cármenes. Un espectrógrafo para buscar planetas que está funcionando en Calar Alto y que es igual de bueno o mejor que el que hemos utilizado. Es un proyecto hispano-alemán y cuando se acabó la construcción, como no había dinero para nada más, los ingenieros se quedaron en la calle. Alemania lo aprovechó y se llevaron a los mejores. Eso ha ocurrido varias veces en España, es algo bastante característicos del modelo español. Cuando se acaba un proyecto, se entrega y los encargados de las construcción se van a la calle.