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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Asturias, la comunidad a la que la cuarta ola nunca llegó

La cuarta ola nunca llegó a Asturias. La región se ha acostumbrado a una larga meseta que ni asciende hasta saturar las UCI ni permite un momento de relajación al no registrar grandes descensos de casos. “Si bien Asturias no ha tenido los repuntes que han situado a otras comunidades en situación de riesgo extremo, tampoco ha logrado descender la curva lo suficiente como para situarnos por debajo del umbral de los 25 casos por cada 100.000 habitantes”, explica el epidemiólogo Daniel López Acuña, ex director de Asistencia Sanitaria en Crisis de la OMS y residente en el Principado. “No podemos asumir esto como ”normalidad endémica“, señala.

Las últimas semanas han descendido los contagios, las muertes y la presión asistencial por el coronavirus. La cuarta ola parece haberse sorteado. El ritmo de vacunación y los datos epidemiológicos pueden invitar al optimismo y sitúan a la comunidad en el mejor escenario desde hace casi un año, mientras se intensifica la polémica en torno al fin del estado de alarma. “El estado de alarma decae y por lo tanto hay que actualizar este modelo”, explicaba la semana pasada en rueda de prensa el presidente del Principado, Adrián Barbón. 

El presidente ha decidido suavizar las medidas restrictivas y dar un poco de oxígeno a diferentes sectores, especialmente el de la hostelería, donde se amplían horarios, se permiten seis personas por mesa y la posibilidad de servir cenas. Sin embargo, el Principado lanza una advertencia: “No podemos caer en triunfalismos”, tampoco “volver a cometer los errores del verano”, según el propio Barbón.

Con la inminente apertura de fronteras, la mayor preocupación para las autoridades sanitarias pasa ahora por la avalancha de positivos de otras comunidades. “Aún hay riesgo de repunte, debemos estar atentos”, señala el consejero de Salud del Principado, Pablo Fernández Muñiz. El reto es evidente: mantener (y mejorar) los datos en este nuevo escenario que permite la movilidad entre autonomías. 

En cifras. En estos momentos la tasa de positividad en Asturias se sitúa en el 2,83% y la incidencia acumulada a 14 días en 111 casos por cada 100.000 habitantes, según informa la consejería de Sanidad del Principado. Este lunes ha confirmado 37 nuevos positivos y ningún fallecimiento por coronavirus. Tampoco se ha registrado ningún ingreso en las UCI, donde están siendo tratadas 41 personas con confirmación o sospecha de COVID-19. Su ocupación alcanza el 12,93%. Actualmente, no hay pacientes ingresados en los centros convertidos para la atención a personas con COVID, que cuentan con 120 camas habilitadas, mientras que la ocupación en planta en los hospitales asturianos es del 4,90%. 

“Vacunar, vacunar y vacunar”

“En Asturias la evolución está siendo favorable desde los indicadores de transmisión y de presión asistencial”, explica el consejero Pablo Fernández Muñiz, que ha destacado el buen ritmo de vacunación con el que cuenta el Principado. Siguiendo esta línea, Adrián Barbón ha alabado la labor de los equipos del Sespa en la campaña de vacunación al haber aplicado cerca de 500.000 dosis. “Uno de cada tres asturianos ya está vacunado y uno de cada seis ya ha recibido la doble dosis”, añadía el presidente. “La única manera de recuperar la normalidad perdida es a través de las vacunas”.

Pero no todo son celebraciones. Asturias sigue siendo la “región más vulnerable” ante la pandemia al ser la más envejecida del territorio español, como afirma el propio Barbón. El Principado cuenta con 224,58 ciudadanos mayores de 64 años por cada 100 que aún no cumplieron los 16, según el Instituto Nacional de Estadística. “Antes de la vacunación había un 94% de población susceptible en el Principado”, comenta Acuña, “el avance de la campaña no es suficiente para actuar como dique de contención ante los repuntes que pueden producirse al relajar medidas tras la finalización del estado de alarma”. Y concluye el epidemiólogo: “Aún queda por vacunar una proporción muy importante de la población y estamos lejos de la inmunidad de grupo, a la que nos acercaremos en septiembre”. Y antes de eso está el verano y una temporada turística que antes de la pandemia había sido récord en la región.

El Boletín Oficial del Principado de Asturias recoge las nuevas medidas de alivio en el control de la pandemia que entraron en vigor el viernes, además de la adecuación del sistema de riesgo 4+ ante el fin del estado de alarma. En la hostelería se alarga el horario de cierre hasta las 23.00 horas y se permiten seis personas por mesa. Desde el domingo, tras el fin del estado de alarma, el horario de clausura se amplía hasta a las 1.00 horas. De esta manera, el ejecutivo regional equipara las condiciones del interior de los locales a las del exterior, de forma que se podrán ofrecer cenas y “recuperar el ritmo económico”, según Barbón. “Sabemos que los hosteleros lo han pasado mal. Ha sido un periodo muy duro y muy difícil”, apuntaba el presidente en referencia al sector. 

En cuanto al ocio nocturno –discotecas, salas de baile, tablaos flamencos, locales con música amplificada, salas de conciertos– no habrá cambios. Permanecerá cerrado. La visita a centros culturales (museos, galerías, monumentos, yacimientos arqueológicos...) se podrá realizar en grupos de hasta 15 integrantes en interiores y 30 en exteriores, mientras que en los centros de mayores se permiten actividades de hasta un 50% de su capacidad de aforo. Los eventos multitudinarios no estarán permitidos, a expensas de que el Ministerio de Sanidad apruebe la nueva normativa; y, en los congresos, el aforo se eleva a 300 asistentes, con las medidas de seguridad requeridas.

El 4+ adaptado

“El modelo 4+, aunque de una forma mucho más lenta, ha ido dando resultados”, explicaba el presidente del Principado, Adrián Barbón. “Ahora tenemos que adaptar ese modelo. Habrá medidas que podamos adoptar nosotros y otras que necesitaremos el aval del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA)”. 

Desde mediados de enero, el ejecutivo asturiano ha desarrollado el sistema de restricciones por el cual se decreta el cierre perimetral de la totalidad de un concejo en función de sus niveles de incidencia. Ahora, el nuevo escenario obliga al Principado a replantearse este modelo, que se aplicará de manera “individualizada”, como explica el director de Salud Pública de Asturias, Rafael Cofiño. 

Salud ha simplificado los criterios para entrar en 4+, donde se tendrá en cuenta la incidencia acumulada a 14 días por cada 100.000 habitantes. Se establecen, a su vez, dos grupos de municipios según su tamaño: los de más de 10.000 habitantes y los de menos. Los primeros entrarán en 4+ después de tres días consecutivos con una incidencia superior a 325 y que vengan de, al menos, otros tres en nivel de riesgo 4, según los criterios del Ministerio de Sanidad (250 casos). En los concejos más pequeños, cada caso se estudiará de forma individualizada teniendo en cuenta factores como el número de contagios, la trazabilidad o las zonas calientes.

La principal novedad es que el cierre perimetral no se aplicará necesariamente en la totalidad del municipio para sustituirse por el cierre de los barrios o localidades donde mayor incidencia tenga la COVID-19. Además, como han informado las autoridades sanitarias, cualquier limitación de derechos fundamentales, como el de la movilidad, deberá ser avalada por el TSJA. 

“Queda un último esfuerzo”, añadía esta semana Adrián Barbón. “Han sido meses muy duros desde el 29 de febrero de 2020, con la aparición del primer caso”. Desde entonces, en Asturias han muerto 2.000 personas por coronavirus, pero “podían haber sido 15.000 si no fuera por las restricciones”, asegura el presidente. 

El nuevo escenario aparece ahora como un alivio para muchos sectores y una preocupación para el sistema de Salud de Asturias, que se ha caracterizado por su rigidez a la hora de aplicar las medidas. Los expertos lanzan una advertencia. “Tenemos que ser muy cautelosos con suavizar las medidas de control”, apunta López Acuña. “Ante el mínimo repunte debemos tener la capacidad de aplicar un freno de emergencia que permita retornar a las restricciones necesarias”.