Los audios de Whatsapp de 'la manada' antes y después de abusar de la joven madrileña

“Es como un enfermo. Se le cambia hasta la cara, los ojos así todos abiertos. Parece que está viendo un expositor de pollos asados”. Así describen otros miembros de 'la manada' a 'El Prenda', uno de los condenados por la violación ocurrida en los sanfermines de 2016. El Programa de Ana Rosa, de TeleCinco, ha difundido hoy audios de Whatsapp en los que los amigos que no han ido a Pamplona comentan lo ocurrido momentos antes.

Además, se oyen las voces de los hombres mientras están bebiendo en las calles de la ciudad con la que momentos después se convertirá en su víctima. “Vaya como lo estás pasando, churra. Esto no tiene límites. No los tiene”, le dicen. Y le piden que mande un saludo al grupo.

Los audios posteriores se centran en comentar lo ocurrido, que no parece sorprender a los otros colegas. “Quillo es que las formas de trabajar de ellos son esas, tío. Si es que lo estás describiendo”, dice uno de ellos.

Y destacan el papel del supuesto líder de 'la manada', 'El Prenda': “Quillo parece que estoy viendo a ‘El Prenda’. Los notas ahí liados con la tía y él ahí metiendo mano por todos lados, con la cara que se le pone de calentón, que le da igual echar para un lado a un amigo por tal de meter mano él”.

Y se explayan para describir sus actitudes frente a las mujeres. “Cuando está asín con una tía o algo que él ve que tiene posibilidades de follar, se pone súper salido ¿eh? Y súper asqueroso, el cabrón ¿eh? Hijo de puta, es como un enfermo. Se le cambia hasta la cara, los ojos así todos abiertos. Parece que está viendo un expositor de pollos asados”.

No son los primeros mensajes del grupo que trascienden. Ya en 2016, poco después de la violación múltiple, se supo que uno de los ahora condenados envió mensajes de Whatsapp a un grupo de amigos para contarles lo que habían hecho.

De acuerdo con la sentencia hecha pública el jueves pasado, el tribunal ha considerado probado que Antonio Manuel Guerrero Escudero, Jesús Escudero, José Ángel Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo, y Ángel Boza acorralaron a la joven madrileña, de entonces 18 años, en un portal de la capital navarra.

Describe que la víctima estaba desesperada y su voluntad quedó anulada ante la evidente situación de inferioridad física en que se encontraba ante sus cinco agresores. La obligaron “una vez en el interior del habitáculo a realizar diversos actos de naturaleza sexual con cada uno de ellos, valiéndose de su superioridad física y numérica y de la imposibilidad de la denunciante, de ejercer resistencia ante el temor a sufrir un daño mayor y la imposibilidad de huir del lugar”.

Sin embargo, los jueces interpretaron que se trató de un abuso sexual y no una agresión sexual, porque no había mediado “violencia o intimidación”. Por este delito les condenó a nueve años de prisión y no a los 22 que pedía la Fiscalía, que ha adelantado que recurrirá la sentencia.