El Ayuntamiento endurece los requisitos para los tours particulares por el Cementerio Civil de La Almudena

La cultura funeraria, más allá de las imprescindibles pompas fúnebres, se mueve en un terreno que produce fascinación y repulsión con intensidad semejante. Los cementerios son también lugar para la apreciación del arte funerario, tal y como propone la Ruta Europea de los Cementerios, la cual incluye nueve camposantos españoles. Pero lo son también como punto de partida para contar historia y recuperar memoria. Eso hacen guías como Julia Soria (ExperimentaMadrid) y Paloma Contreras (Entre piedras y cipreses) con las visitas gratuitas que han venido realizando al Cementerio Civil de La Almudena, al que muchos llaman “el gran olvidado”. Allí se encuentran las tumbas de La Pasionaria, Marcelino Camacho, Pablo Iglesias, Nicolás Salmerón, Carmen de Burgos, Rosario La Dinamitera o los Mendieta: Timoteo y Ascensión, la última persona enterrada allí.

La empresa remunicipalizada durante el gobierno de Manuela Carmena Servicios Funerarios de Madrid (SFM) puso en marcha en 2018 una programación de visitas gratuitas, para las que el año pasado abrió 2.500 plazas en diferentes rutas sobre personajes ilustres, arquitectura, mujeres singulares y cine. Además, lanzó un programa de visitas nocturnas teatralizadas al Cementerio Civil, para el que se ofertaron 720 plazas. Este servicio está licitado y lo lleva a cabo la empresa Talher, especializada en jardinería, forestal, limpieza viaria, recogida de residuos sólidos urbanos y educación ambiental, según indican en su web.

Paloma es una apasionada de los cementerios, a los que considera “verdaderos museos al aire libre”. Lleva realizando visitas al Cementerio Civil desde febrero de 2019. Las últimas tuvieron lugar en septiembre y ya no las ha querido repetir debido a que empezaron a ponerle “trabas”. Paloma convocaba pequeños grupos y paseaba por el Civil y el Hebreo, parándose en algunas tumbas sobre cuyos durmientes ella quisiera rememorar su historia. “Diría que lo que yo hago es contar las historias

que no aparecen en la Wikipedia y que están destinadas a caer en el olvido si nadie se acuerda de ellas, en especial la de muchas mujeres que descansan allí. Historias que se mantienen vivas mientras nos dure la memoria a todos“.

En un principio lo hacía sin autorización, pero la SFM impuso unos requisitos el año pasado para las visitas guiadas “de terceros”: un máximo de uno al día y no más de dos por empresa al mes. En algún momento de la visita, un vigilante se acerca al grupo de Paloma y solicita que se le enseñe el papel de la autorización.

Según la empresa municipal, este control es necesario porque “la prioridad es dar servicio a las familias que están realizando un enterramiento y que no tengan que encontrarse un grupo haciendo fotos o mirando las tumbas”. También se pide a los organizadores de los paseos “que no se tomen fotografías a unidades de enterramiento de particulares por respeto al fallecido, sobre todo si aparece el nombre o la foto del fallecido, exceptuando si se trata de personajes públicos”.

Ante esto, Julia explica que lo ve más bien al contrario, que el Cementerio Civil es un lugar olvidado y que en ocasiones las familias les han dado las gracias, como hizo la hija de Ascensión Mendieta, por saber que sus familiares serán recordados. “Esto no es un circo, no se viste nadie de fantasma –dice Julia– pues se va a trabajar por la memoria”.

Tanto Paloma como Julia han dejado de realizar las visitas porque las condiciones se han endurecido desde el pasado diciembre, con la aplicación de una nueva normativa interna porque la que tienen que pagar 38,93 euros más IVA para poder realizar la visita, aunque esta tenga carácter gratuito (freetour, se les suele denominar, donde, el que quiere, le da una propina voluntaria al guía).

La empresa municipal dice que esta nueva tasa es en concepto de “tramitación y gestión” y que las asociaciones culturales y los centros educativos están exentos. Asimismo, se les pide que den de alta una póliza de seguro de responsabilidad civil y posibles daños materiales que cubra hasta 300.000 euros, o, en su defecto, a responder personalmente con su patrimonio mediante un aval. Según una aseguradora consultada, no se pueden contratar seguros por daños materiales en un cementerio, únicamente por incendios o explosión. Por otro lado, los seguros de responsabilidad civil sí son habituales en los grupos turísticos guiados. “En el Cementerio Civil no hay nada de valor –dice Julia– es más, se ha convertido en un vertedero, me he encontrado hasta bañeras antiguas hace un año y medio, encima de una lápida, tiradas durante días allí”.

“No sé hasta qué punto es legal que me cobren por hacer una visita en un sitio público. Es como si los guardas de El Retiro te cobraran por pasear por él”, reflexiona Paloma Contreras. Julia Soria lleva dos años realizando estos paseos por el Civil y piensa que el cambio de Gobierno en el Ayuntamiento tiene que ver con este endurecimiento y no tanto que la empresa SFM haga sus propios recorridos porque, las visitas teatralizadas en el Civil, como la que realizaron en Halloween, poco o nada tienen que ver con los recorridos que estas guías independientes hacen rescatando la vida de personas de las que se habla poco, como el político comunista Julián Grimau o de Johannes E.F. Bernhardt, el secretario financiero de Hitler en el caso de la visita de Soria y la periodista Carmen de Burgos, la institutriz Antonia Ahijón y González, miembro de la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, o la maestra Amelia Mangada Sanz. Con las fechas de las visitas ya acordadas hasta julio de 2020, Julia ha recibido la comunicación del cambio de la normativa y un importante retraso en la comunicación de la autorización o no de las próximas citas.

Ni a Julia ni a Paloma les han gustado “las formas” de los vigilantes de seguridad, la manera en las que les han hablado o cómo les han pedido los papeles delante de sus grupos. Ninguna ha realizado aún una visita pagando la cuota. Paloma prefiere dejar de hacer sus recorridos como el de Mujeres del Civil y dedicarse a otros cementerios, como el Sacramental de San Lorenzo o el de Santa María. Julia, por su parte, no ve cómo va a pagarlo, si se trata de visitas gratuitas. Además, reclama más transparencia: “¿adónde va el dinero?”.

“La empresa valora muy positivamente esta segunda edición del programa”, decía la nota de prensa del Ayuntamiento de Madrid sobre las visitas guiadas a La Almudena, en el pasado diciembre, sin comentar que además de las propias, en 2018 se realizaron cerca de 15 visitas guiadas de terceros y en 2019, más de 30, según una información proporcionada a eldiario.es por la propia empresa municipal.

Preguntados por la tasa y los seguros que se piden ahora a quien quiera organizar un paseo en grupo por el cementerio, la responsable de marketing de Servicios Funerarios de Madrid explica que “todas las normas y requisitos” que implementan “son con el objetivo de velar por el buen funcionamiento del recinto y su preservación, así como evitar molestias a las familias que se encuentran en una situación tan delicada como un duelo o una despedida”.

Uno de los “espectáculos nocturnos” celebrados el pasado verano era una “experiencia inmersiva llevando auriculares con música y audios donde se explicaba parte de la historia con fragmentos de cartas de los fallecidos, como por ejemplo Arturo Soria”, lo cual se acompañaba con “dos artistas de performance haciendo un baile muy lento en el que sus sombras se reflejaban en la tapia del cementerio”, explica Raquel Blanco, de la empresa funeraria.

Las guías independientes han tenido que enviar los “itinerarios exactos” para que estos sean aprobados, según la empresa, para que no coincida con ningún servicio funerario, lo cual sería bastante improbable, pues apenas se realizan ya inhumaciones en el Cementerio Civil, solo en enterramientos compartidos, como en el caso de Ascensión Mendieta (2019) y anteriormente Angelita Grimau (2019), esposa del fusilado político comunista, o Josefina Samper (2010), esposa de Marcelino Camacho. “Paso muchas horas, domingos y miércoles en el Civil y jamás me he encontrado con un enterramiento”, dice Julia.

El resto de la nueva normativa interna para regular las visitas también advierte que no pueden coincidir con días de las propias visitas que organiza Servicios Funerarios de Madrid, que el número máximo de personas por grupo es de 30 y no podrá durar más de dos horas.

“Antes de nuestras visitas no se hacía nada en el Cementerio Civil”, dice Julia y, si este tipo de visitas de recuperación de la memoria se dejan de hacer o no se ponen en valor, volverá a caer en el olvido, como aventura Paloma.