Cuatro meses largos de trabajo, unos modelos que se entregan seis semanas tarde... y para dejarlo todo igual. La Selectividad diseñada en la Comunidad de Madrid incumple el Real Decreto de mínimos que aprobó el Gobierno el pasado mes de junio y obvia el enfoque competencial que este propugna, según se desprende de un análisis de los modelos, han denunciado sindicatos y algunos profesores. Y según admite –aunque entiende– Rosa Rocha, la presidenta de la asociación de directores de instituto de la región (Adimad).
“Las pruebas contienen muy pocos cambios. En varias materias solo ha cambiado la maqueta. Hay malestar porque han prevalecido los criterios de las universidades, plasmándose en un tipo de exámenes que no se ajustan a los cambios que estaban previstos, especialmente en lo relativo a ser pruebas de tipo competencial más que memorístico”, explican desde CCOO.
“Efectivamente, no es demasiado competencial. Se van produciendo cambios poco a poco, pero, ¿te imaginas la que se podría montar si hubiese cambiado totalmente el examen? Es mejor primero ver los resultados de este curso”, reflexiona comprensiva Rocha, presidenta de Adimad. Elisa, profesora de Lengua y Literatura miembro de la plataforma Yo estudié en la pública, explica que “han puesto la misma estructura que había antes de la pandemia [el coronavirus y el cierre de los centros llevó a suavizar la prueba], pero con los títulos de los nuevos bloques de la materia. Mismas preguntas, nuevos nombres para justificar que se ajustan a la Lomloe”. El problema, añade esta docente, es que el modelo de Ebau condiciona cómo se imparte clase en 2º de Bachillerato y este tipo de examen puede provocar que se incumpla el currículum.
El Gobierno presidido por Isabel Díaz Ayuso boicotea (otra vez) la implantación de la ley de educación, lamentan las fuentes consultadas. Es una maniobra habitual en el Gobierno regional en los últimos años: se hizo una ley ad hoc para protegar la escuela concertada de los artículos que le ponen coto en la ley Celáa, se denunciaron los currículums, se intentaron cambiar las normas para promocionar de curso, se bordea la ley para ceder gratuitamente suelo público a colegios que nacen con concierto (una práctica doblemente ilegal). Ahora se evita aplicar el enfoque competencial que propugna la nueva ley.
El Ministerio de Educación se muestra cauto por el momento. Una portavoz explica que el enfoque competencial se irá aplicando poco a poco, pero también recuerda que la Alta Inspección del estado está para este tipo de cuestiones y que, si detecta algún conflicto, actuará.
El mismo examen
La Selectividad (o Ebau, Evau, PAU) aborda este año un cambio de modelo y, siguiendo los postulados de la Lomloe, debe en teoría transitar de un examen memorístico a uno competencial. De una prueba en la que se vomiten respuestas previamente estudiadas a otra que invite a la reflexión, en la que se apliquen esos conocimientos de manera práctica ante situaciones planteadas.
Para esta profesora, el conflicto va más allá de un simple examen. El 2º de Bachillerato, recuerda, se dedica básicamente a preparar al alumnado para realizar este examen. Ahora, con el modelo que propone la Comunidad de Madrid, los docentes tendrán que tomar decisiones: o curriculum y Lomloe, a costa de la Selectividad, o Ebau a costa de la ley
Así lo dispuso el Gobierno en el Real Decreto 534/2024, con el que definió en junio los mínimos que debía tener la prueba. Más allá de cuestiones como el número de exámenes y su duración, establecer criterios comunes de corrección o cuánto penaliza la ortografía, el Real Decreto del Gobierno establece que “los ejercicios requerirán del alumnado creatividad y capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez en la resolución por escrito de una serie de preguntas o tareas adecuadas a las competencias específicas evaluadas”.
Pero tampoco ha sido nunca la intención del ministerio cambiar radicalmente el tipo de examen de un año para otro. Así, los rectores –una de las partes implicadas en la elaboración de las pruebas– propusieron con el beneplácito de las comunidades –la otra parte, una vez que el Gobierno ya ha hecho lo suyo– que este primer año de aplicación la parte competencial se limitara a un 25% de la prueba. Así lo reflejan la mayoría de las comunidades que han presentado ejemplos de exámenes. No es el caso de Madrid, sostienen los profesionales consultados.
Los ejemplos publicados por las universidades madrileñas no hay rastro de las competencias, pese a que la Comisión Organizadora de la Evau en Madrid publicó una nota en la que especificaba que el 20% de la prueba debía corresponder a este enfoque. Al menos las pruebas de Filosofía, Historia o Inglés mantienen básicamente la misma estructura que en ediciones anteriores.
“Son los mismos que antes de la pandemia”
Elisa R., profesora, asegura que los docentes están “indignados” porque los exámenes “son los mismos que antes de la pandemia”, lo que supone ignorar el trabajo de adaptación que han realizado en los últimos cursos. “Los profesores llevamos cuatro cursos formándonos en competencias, intentando incorporar a nuestras prácticas el nuevo paradigma, esforzándonos por innovar y adaptarnos a un modelo de enseñanza que tenga en cuenta todo lo que la neurociencia y la pedagogía han aportado en los últimos años sobre el aprendizaje significativo... Y nos encontramos con esto”, lamenta. “Impotencia” es la palabra para esta docente.
“El modelo de la PAU 2025 propuesto por la Comisión entra en colisión con la legislación LOMLOE, violando de manera flagrante la normativa vigente (...). La mayoría de las preguntas no responde, en modo alguno, a los criterios de evaluación establecidos para 2º de Bachillerato, lo que induce a pensar que la comisión ni siquiera los ha tenido delante en ningún momento”, analizan sus compañeras Guadalupe Jover y Rosa Linares, profesoras de Lengua y Literatura.
Elisa baja a un análisis más específico: “Han mantenido el análisis sintáctico de una oración. Pensábamos que lo iban a quitar porque no hay ninguna reflexión, es una tarea mecánica. Un ejemplo de pregunta competencial en esta área podría ser, explica, plantear dos titulares de prensa diferentes sobre la misma noticia y pedir al estudiante que utilice sus conocimientos morfosintácticos para analizar por qué los dos son diferentes, cómo se han construido y qué se quería trasladar con cada uno de ellos. ”Lo mismo sucede con la literatura, que se afronta de manera memorística pura y dura en la que se pide al alumno que vomite un tema previamente memorizado sin que eso demuestre que ha entendido nada de, en este caso, Lorca“, continúa. ¿La alternativa competencial? ”Que les dieran un texto cualquiera y lo pudieran analizar, comentar, destacar su valor artístico, los recursos utilizados por el autor, relacionarlo con otros“.
La directora Rocha sostiene que efectivamente no hay rastro de las competencias, pero se muestra comprensiva. Realizar un gran cambio, explica, podría alterar en exceso los resultados, y “nadie quiere malos resultados: ni los profesores, ni las universidades ni, por supuesto, los alumnos. Es mejor primero ver los resultados de este curso”, sostiene.
Más contundente se muestra Isabel Galvín, secretaria general de la federación de educación de CCOO en Madrid. “La nueva prueba, que ha llegado muy tarde, tiene poco de nueva. La propuesta publicada contiene muy pocos cambios, manteniendo fundamentalmente su carácter memorístico sin llegar a ser competencial como se esperaba”, asegura.
Para algunas profesoras el problema es la distancia entre lo que se supone que se está trabajando en las aulas, siguiendo la Lomloe, con lo que se va a preguntar en la Selectividad. CCOO habla de “brecha evidente”. Elisa sostiene que el conflicto va más allá de un simple examen. El 2º de Bachillerato, recuerda, se dedica básicamente a preparar al alumnado para realizar este examen. Ahora, con el modelo que propone la Comunidad de Madrid, los docentes tendrán que tomar decisiones: o curriculum y Lomloe, a costa de la Selectividad, o Ebau a costa de la ley.