El 18 % de los beneficiarios del banco de alimentos tiene trabajo

El 90,2 por ciento de las personas que perciben ayuda del Programa Europeo de Alimentos sufre pobreza extrema, a pesar de que entre los beneficiarios hay un 18 % que tiene trabajo y uno de cada tres lleva más de tres años recibiendo ayudas.

Cruz Roja y la Federación Española de Bancos de Alimentos (Fesbal), las dos entidades encargadas de la distribución del Fondo de Ayuda Europea para las personas más desfavorecidas -mas de 1,4 millones en España-, han realizado un estudio con encuestas a 27.443 beneficiarios, 2.320 organizaciones de reparto, 875 de consumo y 4.000 voluntarios .

La pobreza se ha cronificado en una de cada tres personas, que llevan entre 3 y 5 años en el programa de alimentos por la carencia material que sufren, y destaca que incluso las personas que están trabajando tienen un nivel de ingresos que no le permite salir de la pobreza.

Según el estudio, el 13 por ciento vive con ingresos inferiores a 100 euros y el 60 por ciento, con menos de 500 euros.

El programa permitió apoyar en 2017 a más de 1.440.000 personas en España, mediante la entrega de 87.305.105 kilos/litros de alimentos de primera necesidad, poco perecederos y de fácil transporte y almacenamiento.

Se ha reducido el número de beneficiarios respecto a 2016 un 17% -cuando fueron 1.517.525- y hay un 35 % menos que en 2014 cuando se puso en marcha el programa FEAD (2014-2020) que había 2,2 millones.

“Hay personas que han salido de la pobreza extrema, pero los que permanecen están en situación todavía más precaria”, ha explicado Francisco Greciano, responsable del programa en la Federación de Bancos de Alimentos.

Los perfiles más vulnerables son los parados de baja duración (más de dos años), personas mayores, población infantil (en 3 de cada 4 hogares hay niños) y personas extranjeras.

El estudio pone de manifiesto el bajo nivel de cobertura social: solo cuatro de cada diez personas percibe rentas mínimas.

El 52 por ciento de los beneficiarios está en situación de desempleo y de ellos, la mitad lleva así más de dos años.

Siete de cada beneficiarios son mujeres, en el 80 por ciento de los casos viven en hogares con niños y en 15 por ciento encabezan en exclusiva esos hogares.

“La pobreza dificulta la salida de las mujeres que también sufren violencia de género, que tiene hijos y que reciben escasas ayudas como víctimas” del maltrato machista, ha explicado María Jesús Gil Meneses, de Cruz Roja.

Los usuarios valoran este programa: el 96 por ciento lo recomendaría, pero también proponen que haya mayor frecuencia en lso repartos, que se incluyan más productos (frescos, de limpieza y de higiene) y que haya menor burocracia en la tramitación de las ayudas.

“Se está produciendo una recuperación, pero se traduce en los colectivos que atendemos; vemos un pequeño grupo que se recupera por la inserción laboral porque nadie va a salir si no tiene fuente de ingresos”, pero también “un importante porcentaje de trabajadores que siguen necesitando ayuda para llegar a final de mes”, ha opinado el presidente de Cruz Roja, Javier Senent.

Por su parte, el presidente del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), Miguel Angel Riesgo, ha recordado que el programa europeo comenzó hace 30 años para repartir los excedentes de productos agrarios y ponerlos en manos de las personas vulnerables y ha destacado que España es el segundo país con mayor porcentaje de fondos gastados.

Desde la Federación de Bancos de Alimentos, su presidente, Juan Vicente Peral, ha destacado la circunstancia de que “la gran mayoría de los atendidos por el programa viven en pobreza extrema y muchas de las personas son parados de larga duración con el riesgo de que su situación se cronifique”.

“Aunque se hayan reducido los beneficiarios, casi se han duplicado las cantidades repartidas desde que se puso en marcha el programa en 2014”, ha concluido.