Los pinsapos malagueños, los abetos del sur, retoman el camino para convertirse en parque nacional. Más de un año y medio después de que el Gobierno aprobara el plan para el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, el anteproyecto de ley se reactiva este jueves al abrirse el periodo de información pública. Desde aquí, el proceso tiene que desembocar en la remisión a las Cortes porque son ellas las que tienen la potestad para otorgar la máxima figura ambiental a estos bosques considerados un reducto de la época glacial que encontraron refugio en la serranía de Ronda en Málaga.
Aunque dentro del mapa de 23.000 hectáreas dibujado por el Ministerio de Transición Ecológica se cuentan 10 de los 27 sistemas naturales recogidos en la ley de parques nacionales, el ecosistema sobre el que pivota la declaración es el de los “abetales y pinsapares”. El pinsapo es un tipo de abeto descrito como especie en 1838. Es la única variedad de este tipo de árboles autóctona del sur de Europa ya esta conífera es propia de latitudes meridionales. “Es como un fósil botánico viviente de la época glacial”, según lo describió uno de los técnicos encargados de la propuesta de parque, Tomás Rueda.
Cuando Europa era un continente eminentemente frío los abetales encontraron las condiciones para extenderse y colonizar regiones como pudo ser el sur de la península ibérica. Al retirarse los glaciares, estos árboles también fueron perdiendo territorio al encontrarse un clima mucho más templado menos propicio para ellos. Y quedaron algunos reductos como el extremo occidental de la cordillera Bética. Allí es donde sobrevivieron estos pinsapos.
El futuro parque, que será el 16º de la red, albergará el 65% de la extensión en España de estos bosques exclusivos. La gestión, una vez declarado por las Cortes, correrá a cargo de la Junta de Andalucía, según recoge el anteproyecto de ley. El Gobierno autonómico dispondrá de tres años para redactar y aprobar un plan de usos y gestión en el que se detallará qué se puede y qué no se puede hacer dentro del parque. En todo caso, la ley estatal de parques nacionales indica que está prohibido la caza y la pesca deportiva, las actividades mineras o la tala de árboles para comerciar con su madera. Ese plan es un elemento clave en cualquier parque nacional ya que las leyes que atañen a esta figura de protección son bastante genéricas y no entran en detalles como son las zonas con diferente intensidad de blindaje ambiental que se dibujen dentro del parque nacional.