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El calor extremo de junio abrasa todo el hemisferio norte y pulveriza récords históricos de temperatura

Raúl Rejón

30 de junio de 2022 22:47 h

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De España a Japón, pasando por Estados Unidos, China o el Ártico. Las olas de calor severo han barrido el hemisferio norte este junio pulverizando récords de temperatura. Francia, Alemania, Suiza o Rusia han registrado máximos históricos para esta época del año.

A lo largo de este mes, muy temprano para las olas de calor septentrionales, múltiples episodios de temperaturas extremas se han ido solapando. Y el registro histórico cuenta que olas de calor simultáneas que afectan a múltiples regiones –denominadas concurrentes– son cada vez más habituales: “Se han multiplicado por siete” desde la década de 1980, según un reciente estudio de la Universidad Estatal de Washington (WSU). “Se ha pasado de 20 a 143 días” en los que se constataron olas concurrentes. Eso implica que casi todos los 153 días de la temporada cálida, que va de mayo a septiembre, tuvieron al menos una.

“Era esperable un incremento. Sin embargo, nos sorprendió que en solo cuatro décadas, con un calentamiento global de 0,8ºC, el número de grandes olas simultáneas haya aumentado más de seis veces”, explica Deepti Singh, una de las investigadoras de la WSU. “También hemos comprobado que más regiones se ven afectadas y que las olas son más severas”.

De acuerdo con sus cálculos, la extensión de estos multiepisodios ha crecido un 46% de promedio. La secuencia de este junio abarca todos los continentes del norte. Y su intensidad se ha elevado un 17%. Como las olas “suponen una amenaza grave para la salud y los ecosistemas”, los picos simultáneos que afectan a varias regiones “pueden exacerbar esa amenaza”, concluye el estudio.

El calor puede provocar daños en las cosechas de distintas zonas al mismo tiempo, lo que podría llevar a escasez global de alimentos. Los estudios más recientes ya muestran que estas olas concurrentes pueden amenazar la seguridad alimentaria

“Vivimos en un mundo interconectado, así que los efectos en una región disparan una reacción en cadena”, abunda esta ingeniera especializada en dinámicas climáticas. “Puede provocar daños en las cosechas de distintas zonas al mismo tiempo, lo que podría llevar a escasez global de alimentos. Los estudios más recientes ya muestran que estas olas concurrentes pueden afectar a la producción mundial y amenazar la seguridad alimentaria”.

No se salva ningún continente

España experimentó nueve jornadas de calor muy por encima de lo normal entre el 10 y el 19 de junio. Unas temperaturas que habrían sido calificadas de muy altas incluso en plena canícula, con lo que fueron “excepcionalmente inusuales” para esa época del año.

Se dispararon los termómetros y el riesgo de incendios forestales. Finalmente, más de 40.000 hectáreas ardieron. Castilla y León registró su peor fuego en la Sierra de la Culebra de Zamora, solo un año después de marcar el récord de monte calcinado en Ávila.

Pero España no ha estado sola. Los penúltimos en soportar el rigor térmico fuera de lo normal han sido los japoneses. El 26 de junio se midieron allí, por primera vez en ese periodo anual, temperaturas de 40ºC. El Gobierno ha pedido a los ciudadanos, millones de ciudadanos, que ahorren electricidad porque “el calor continuará”. En Tokio, las autoridades también han solicitado que se rebaje el consumo energético durante las primeras horas de la tarde, “cuando caen la reservas”.

Porque según sube el termómetro, allí donde se puede, sube el uso de la refrigeración. Los aires acondicionados funcionan a base de energía eléctrica. En China, por ejemplo, están viviendo al mismo tiempo una fuerte ola de calor en el centro y el norte del país y tormentas extremas que causan inundaciones en el este.

A raíz de la ola de calor, China ha dicho que para "evitar cortes eléctricos" debe incrementar su producción de carbón, el combustible fósil que más CO2 emite a la atmósfera y contribuye al efecto invernadero que multiplica la olas de calor

El calor severo ha provocado un nivel récord de demanda energética a medida que los ciudadanos chinos de las provincias de Shandong, Henan y Hebei han conectado la refrigeración para escapar del sofoco. En la primera, donde viven 100 millones de personas, muchos han pulsado el 'on' de sus aires acondicionados. Su parrilla eléctrica superó los 92 millones de kilovatios de demanda el 22 de junio.

Este fenómeno ilustra la paradoja climática: el primer ministro chino, Li Keqiang, ya ha dicho durante este pico cálido y en una visita a una central eléctrica térmica que China debe incrementar su capacidad de producción de carbón para “evitar cortes eléctricos”. El carbón es el combustible fósil que más CO2 emite a la atmósfera. Gas invernadero que provoca, precisamente, la crisis climática que multiplica las olas de calor.

Así que los récords de temperatura han ido cayendo en todos los continentes. En EEUU, la NOAA ha registrado miles de topes locales desde California en la costa del Pacífico hasta las Carolinas en el este. En ciudades tan al norte como Minneapolis o Milwaukee han visto el termómetro subir como casi nunca y tocar los 37 ºC. El 15 de junio, un tercio de la población estadounidense estaba bajo algún aviso por temperaturas.

Al otro lado del Atlántico, la Organización Meteorológica Mundial ha constatado que “una inusualmente temprana y severa ola de calor se extendió desde el norte de África y a través de Europa”. En Francia, en la misma línea que padeció España, las temperaturas en algunas zonas estuvieron entre 10 y 14 grados por encima de la media para un mes de junio. En la estación de Cottbus, 100 km al sur de Berlín, marcaron una plusmarca de 39,2 ºC. El último Estado en caer ha sido Italia.

Con todo, la investigadora de la WSU no tiene reparos en decir que “tenemos evidencias sólidas de que los gases de efecto invernadero emitidos por las actividades humanas son la principal causa del calentamiento global que hemos experimentado en los siglos XX y XXI y que las olas de calor en muchas regiones están ligadas a este calentamiento causado por los humanos”.

Sin frío en el frío Ártico

¿Y en el, supuestamente, frío norte? Pues más de lo mismo: un calor fuera de los registros. En Finlandia, este lunes se lanzó una alerta naranja por temperaturas más allá de los 30 ºC en el sur del país.

Ciudades dentro del círculo polar ártico como la rusa Norilsk o la noruega Tromso han medido topes de calor para estar todavía en junio: 32 y 29,9 ºC, respectivamente. Este miércoles, la estación ártica de Mehamn fundió su récord en el mercurio para junio: llegó a 30,8 ºC, cinco grados más que el anterior registro máximo.

“En el corto plazo, tenemos que prepararnos para los impactos directos de la multiplicación de estos eventos”, avisa la ingeniera Deepti Singh. Eso significa: “Infraestructuras resilientes al calor y dirigir recursos hacia los colectivos más vulnerables”. Pero, al mismo tiempo, “debemos priorizar la reducción de nuestra dependencia de los gases de efecto invernadero”.

Cerrado junio, se acerca la, hasta ahora, época de gran calor en el hemisferio.