“Alarmantes cambios en el clima europeo”. Así define el director del Servicio climático de Copernicus, Carlo Buontempo, el récord de temperatura certificado en 2022, las olas de calor marino “sin precedentes” en el Mediterráneo y, para rematar, “la extensa sequía” que ha sufrido Europa en 2022.
Los datos recogidos por Copernicus en su Informe del estado del clima ilustran la nueva realidad que se está instalando en un continente que se recalienta más rápidamente que cualquier otro: dos veces más que la media del planeta. Y adheridos llegan fenómenos destructivos como los incendios forestales y las precipitaciones torrenciales que causan inundaciones.
Todo eso hace que, cuando se habla de crisis climática, al final, se traduzca en consecuencias para la población. Si los satélites midieron el segundo año con más temperatura y el verano más caluroso de los registros, eso supuso que la gente, sobre todo del sur de Europa, soportara el mayor número de días (el 9% de todo el año) con estrés severo por calor.
En España, la mayoría del territorio superó los 25-30 días en ese nivel, pero amplias zonas del levante y el interior se fueron a más de 50 días en 2022, según los datos del informe. Aquí hace falta casi el doble de aire acondicionado para combatir las temperaturas muy altas. Las olas de calor “resultan un peligro para la salud”, recuerda esta informe. Y golpea más a los más pobres.
Copernicus acumula muchas mediciones que describen cómo el clima en Europa sigue alterándose. “La subida de temperaturas es un indicador importante”, cuenta el Informe. En los últimos cinco años, la media de calor extra está en 2,2ºC por encima de la época preindustrial.
En este sentido, entre que hubo pocas nevadas y sí muy altas temperaturas, la pérdida de hielo en los glaciares de los Alpes estuvo en niveles “sin precedentes”. “El equivalente a más de 5 km3 de hielo”, ha calculado el Servicio climático. Y, de nuevo, hubo consecuencias directas para las personas: la avalancha por la rotura del glaciar italiano de La Marmolada causó 11 muertos en julio de 2022. El efecto más funesto de la fundición de los otrora hielos perpetuos.
Si la nieve escaseó, las lluvias también estuvieron por debajo de los niveles de referencia. Y la combinación de menos precipitaciones y subida del calor ha traído “uno de los fenómenos más significativos que han afectado a Europa”, la sequía.
Así que el suelo europeo ha estado más reseco que nunca: “La humedad del terreno ha sido la más baja desde hace 50 años”, aquilatan los datos. Y lo que es más, los caudales de los ríos europeos hacia el mar registraron el segundo menor valor lo que ha hecho que se encadenen seis años seguidos en mínimos. “El 63% de los ríos europeos tuvieron caudales por debajo de su promedio”.
La situación de España
Al mirar el mapa de España, la mayoría de los grandes cursos ibéricos se sitúan entre notable y excepcionalmente por debajo del caudal que llegaba en agosto al mar.
La sequía meteorológica ha impactado sobre unas reservas de agua que venían ya muy exigidas por la alta demanda sostenida. Las lluvias –que en marzo y abril en España fueron muy abundantes– no pudieron recuperar los niveles en los embalses. Luego, el calor extraordinario y las escasas precipitaciones han ido empeorando la situación: la escasez para satisfacer esos niveles de demandas se ha vuelto severa en muchas partes.
Las altas temperaturas “destacan cómo está cambiando el clima”, como explica este documento, y la abundancia de fenómenos extremos ilustra las consecuencias. El mapa de los episodios más graves distribuye por Europa: sequías, pero también incendios forestales y precipitaciones muy violentas. Si se cierra el foco sobre España, un puñado de todo eso ha impactado en la ciudadanía.
“Se están intensificando”, es la conclusión general de los científicos del Servicio de Copernicus. Por un lado los fuegos en los bosques causaron que ardiera la segunda mayor superficie forestal de los registros europeos. España protagonizó alguno de los peores incendios y de las mayores áreas destruidas el año pasado.
Consecuencia palpable de la crisis climática, los bosques secos por falta de agua y las olas de altas temperaturas favorecen la expansión de las llamas una vez que ha saltado la chispa que provoca el fuego.
Los incendios fueron tantos y tan severos que las emisiones de carbono que causaron al arder la vegetación fueron las más altas del continente en 15 años.
Además de las olas de calor en la tierra, que encadenaron semanas y semanas en España durante el verano, el mar Mediterráneo ha padecido termómetros muy elevados desde mayo de 2022. En las costas españolas se batieron récords de temperatura y días con registros muy por encima del promedio. Al final de esa tendencia, los océanos mundiales han terminado por superar el récord de temperatura este mes de abril.
La lista de los fenómenos extremos, también incluye las lluvias torrenciales –que llevan asociadas avenidas e inundaciones–. Una vez más, las personas en España se han visto golpeadas por estas tormentas virulentas.
En Septiembre, en las Islas Canarias, en pocos días cayó tanta agua como el promedio histórico para todo ese mes completo. Una concentración altísima de lluvia. En la Región de Murcia, esas tormentas costaron la vida de una persona. En las islas de Tenerife y Gran Canaria se suspendió el tráfico aéreo.
Unos meses después, a principios de diciembre, un nuevo episodio de lluvias muy fuertes y concentradas dejó en 13 días tanta agua como la media mensual. Más de 24 provincias tuvieron que declarar alerta. Un agente forestal falleció en Salamanca.
El calentamiento de la Tierra, el clima desequilibrado con sus tormentas y sus sequías son, a la postre, consecuencia del efecto invernadero que causan los gases lanzados por las actividades humanas. En 2022, las concentraciones en la atmósfera de CO2 y metano alcanzaron sus máximos desde que se miden por satélite. “Se nos acaba el tiempo”, ha querido recordar tras ver el informe el director de Copernicus, Mauro Facchini.