Un calor invernal sin precedentes en Europa alarga la racha de temperaturas altas arrastradas desde hace meses

Raúl Rejón

4 de enero de 2023 22:19 h

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En manga corta a 1 de enero. El primer día del año, España batió un buen puñado de récords de altas temperaturas. En Bilbao o San Sebastián tuvieron valores “propios del verano” en pleno invierno, según la Aemet. Se tocaron los 25 ºC. Y no fue el único lugar. Ni en España ni en Europa.

Se trata de “una nueva e histórica ola de calor que afecta a Europa”, según el análisis del sistema de observación europeo Copernicus. Este episodio se encadena, y prolonga en el inicio de 2023, la sucesión de meses con calor por encima de los promedios que arrancó en mayo pasado: 2022 fue el año más cálido medido en España. También supuso el verano más caluroso a nivel europeo, al que se le sumó el octubre con más temperatura y un noviembre también entre los más cálidos.

Ahora, las temperaturas anormalmente altas se han extendido desde España hasta Europa del Este. Solo el primer día del año, además del récord en Bilbao (cuya anterior plusmarca solo tenía un año de antigüedad), también midieron un máximo absoluto en Valladolid (18 ºC) o en Pamplona (18,6ºC). En Segovia la mínima fue de 10,3 ºC. Nunca antes se había quedado por encima de diez grados, según informa la Aemet.

En el resto de Europa se han batido cientos de récords locales “y se han visto temperaturas estivales en numerosas ciudades de todo el continente”, cuentan en Copernicus. Se han acreditado topes nacionales para enero en Países Bajos –con 16,9 ºC en Eindhoven–; Dinamarca –con 12,6 ºC–, en Polonia –19ºC en Korbielow–, en Chequia –19,6ºC en Javornik–, Bielorusia –16,4ºC–, Lituania –14,6ºC– o Letonia –11,1ºC–.

Este pico ha llegado nada más estrenar el año y cerrando un curso, el de 2022, cuya temperatura media en España se ha colocado en 15,3ºC, la primera vez que supera los quince grados. Ha sido el año más cálido desde que hay registros en España.

De hecho, el calor inusual al comienzo del año es más bien la prolongación de un diciembre que ha superado por 3ºC la media histórica para ese mes. “Eso solo había ocurrido ocho veces desde 1961, tres de ellas en el mismo 2022”, puntualiza la Aemet. Y seis de las ocho fueron a partir de 2010, en un reflejo de la aceleración del calentamiento. Ha sido el diciembre más caluroso medido.

“En un clima no alterado sería esperable cinco récords de días cálidos y otros cinco de días fríos. El 2 de agosto de 2022 ya se habían contabilizado 20 récords cálidos, es decir, cuatro veces más, y solo dos picos de días fríos”, explica la Agencia.

Mientras el calor se mantenía en Europa, Norteamérica ha vivido un temporal de nieve frío también calificado como histórico y al que se le ha atribuido medio centenar de muertes. ¿Supone una negación del cambio climático?

La Agencia Oceánica y Atmosférica de EEUU (NOAA) contesta que las tormentas de nieve necesitan humedad y frío. Y que hay muchos lugares en EEUU donde todavía tendría que subir mucho la temperatura global antes de que dejase de nevar. Y también explican que, con temperatura más elevadas, los grandes lagos tardan más en congelarse, lo que permite evaporar humedad y cargar las nubes de tormentas.

Mangas de camisa, pero cero esquí

Los calores invernales fuera de registros son un ejemplo de cómo la crisis climática causada por las actividades humanas incrementa la frecuencia e intensidad de fenómenos extraordinarios. Porque extraordinario es tener una temperatura que permita pasear en mangas de camisa en enero, pero también impide esquiar sobre nieve natural en los Alpes o los Pirineos.

“El futuro del esquí en Suiza es de todo menos de color rosa”, explica un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea que ha estudiado la viabilidad de la estación Andermatt-Sedrun-Disentis. En este pico de calor, se han medido casi 20ºC en los Alpes suizos.

esquiar en Navidad no está garantizado incluso con el uso de cañones

“Los modelos nos indican que habrá más precipitación en invierno, pero en forma de lluvia”, indica el estudio que calcula que “esquiar en Navidad no está garantizado incluso con el uso de cañones”. Porque “mucha gente no se da cuenta de que hacen falta ciertas condiciones meteorológicas para fabricar nieve”, añade la investigadora principal, Erika Hiltbrunner. En concreto, frío y ausencia de lluvia que derrite la nieve.

Si las olas de calor en España del verano pasado batieron el récord de días en los que la población tuvo que soportar temperaturas fuera de lo normal, que llegó a las 41 jornadas, la calidez del invierno se está dejando notar en las cumbres: están marrones, no blancas.

En España, en los Pirineos (desde Navarra a Catalunya) “a consecuencia de de las temperaturas suaves en los últimos 15 días, así como de los sucesivos episodios de lluvia, el manto es deficitario en general. La nieve ha desaparecido prácticamente de las cotas bajas y medias”, describe el último boletín de información nivológica y de peligro de aludes de la Aemet de 3 de enero.

A modo de síntoma: con montañas recalentadas, las estaciones de esquí no pueden funcionar. En el Pirineo aragonés, Astún, Formigal o Cerler oscilan entre el 12% y el 26% de su longitud esquiable. En Catalunya, Baqueira está al 47%, Boi Taüll al 68% o La Molina al 35%, según la última actualización de Atudem.

En Sierra Nevada se han quedado al 27% de sus kilómetros esquiables. En Cantabria, Sistema Ibérico, Central y Teruel todo está cerrado.

El calentamiento global del planeta se deja notar especialmente en la criosfera –la nieve, el hielo, los glaciares..–. La tragedia del glaciar de La Marmolada en julio del año pasado puso cara dramática al camino hacia la extinción de los glaciares del mundo. En los Pirineos han perdido un quinto de su superficie y seis metros de espesor solo entre 2011 y 2020.