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Calor de récord en media España: el verano más caluroso en 31 provincias desde que hay registros

Raúl Sánchez / Victòria Oliveres

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*Cifras actualizadas con datos definitivos del cierre del verano

El calor que ha atravesado España estos meses de junio, julio y agosto no es normal. Ha sido un verano con termómetros nunca vistos en gran parte de España que se han salido de los registros por su duración, crudeza y expansión territorial. La crisis climática multiplica los picos cálidos en el país, que por primera vez registra 42 días de ola de calor. Unas temperaturas récord a las que se suman la situación de sequía por la falta de lluvias, la peor temporada de incendios de las últimas tres décadas y una mortalidad disparada.

Según los datos recopilados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), la media de temperaturas máximas entre los meses de verano en 31 provincias ha sido la más elevada desde que existen registros. Es decir, más de la mitad del país ha registrado picos continuados de calor que no se habían registrado nunca entre el 1 de junio, día en que empieza el verano climatológico, y el 31 de agosto.

Los datos de cada provincia corresponden a la estación meteorológica situada en la capital de cada una de ellas que disponga de observaciones actuales y de la serie histórica más antigua (la mayoría, con datos desde 1950) o, en su ausencia, de otra estación de la provincia con las mismas características. Ver metodología.



Prácticamente todo el interior, el norte y la zona este de la Península han registrado el verano más caluroso desde que existen registros. En la mayoría de provincias, la media de las temperaturas máximas de 2022 superan entre 2 y 5 grados el de los veranos entre 1980 y 2010 (el período que usa la AEMET para calcular los valores normales).

Los únicos lugares que no han registro uno de los tres veranos más cálidos de su serie histórica están en Canarias y el oeste peninsular (tanto noroeste como suroeste): en Asturias, Galicia y la zona occidental de Andalucía. Solo en la provincia de Las Palmas el calor del verano actual no entra en el top 10; se sitúa en la 12ª posición.



En la estación de Girona lo normal era que los veranos registraran temperaturas máximas alrededor de los 29 grados. En 2022, el promedio de las máximas subió cinco grados, hasta los 34,2. Las temperaturas en la provincia no han dado tregua, con un aumento de las olas de calor por la crisis climática, que cada vez llegan antes, son más duras y frecuentes. La de julio, por ejemplo ha sido la más extensa, la más intensa y la segunda más duradera de la que hay datos, según la Aemet.

Un fenómeno que se repite en decenas de provincias donde han subido las temperaturas más altas alcanzadas durante el día entre 2 y 5 grados sobre lo habitual. El siguiente gráfico compara la media de las máximas en el verano de 2022 respecto al aumento de temperatura registrado comparado con un verano normal.



El calor este estío no ha sido solo más frecuente sino también más intenso. Los episodios cálidos han sido más profundo y en 10 provincias se ha batido el récord absoluto de temperatura máxima de su serie histórica durante este verano. La mayoría se registraron durante la ola de calor de julio.

En la estación de Navarra, el termómetro marcó 42,3 grados por primera vez en su historia. En Ourense se registraron también unos inéditos 44,1 grados. En Huelva, 43,9.

Y no son solo los récords. En dos de cada tres provincias se han registrado, al menos, uno de los 10 días más calurosos de su serie histórica.



Este calor severo tiene efectos graves en la salud de las personas. Cada ola de calor implica una multiplicación de la mortalidad en España. Una relación que muestran las cifras del Instituto Carlos III analizadas por elDiario.es, que señalan cómo las muertes se disparan durante las olas de calor en España. Las de este curso han confirmado esa relación ya avalada anteriormente. Una mortalidad que, además, incide más en las personas de renta baja. El calor mata y lo hace más entre las personas pobres.

El alza de las temperaturas máximas también arrastra a las mínimas durante la noche. Las noches tropicales –con mínimas por encima de los 20 grados– aumentan en 40 de las 52 provincias en las últimas décadas a causa del calentamiento global y potenciados en las grandes ciudades por el fenómeno de las islas de calor, según reveló elDiario.es.

Este récord de temperaturas no es puntual de 2022. Los datos de las 52 provincias demuestra como el calentamiento global está subiendo las temperaturas paulatinamente en todo el territorio. Un fenómeno que se muestra en el siguiente gráfico: de azul a rojo, así han subido la media de las máximas en cada provincia desde 1950 o el primer año con datos disponibles.



La peor temporada de incendios y sequía del siglo XXI

Las consecuencias de este verano de calor récord van más allá de la salud. La temporada de incendios vive su peor año de las tres últimas décadas. En lo que va de 2022, las imágenes por satélite muestran la destrucción de 290.000 hectáreas causadas por el auge de los superincendios y los episodios extremos de calor exacerbados por la crisis climática

Las olas de calor crean el caldo de cultivo perfecto para que se desaten grandes incendios forestales muy devastadores. Las tres que ha atravesado España en junio, julio y agosto lo reiteran.

La comparativa de los datos de Copernicus (Sistema Europeo de Incendios Forestales) con las cifras de superficie quemada del Ministerio de Transición Ecológica señalan que 2022 no solo es el año más devastador del siglo XXI, sino que es la peor temporada en zonas calcinadas desde al menos 1994.



Precisamente, incendios de gran intensidad y dimensiones como el de Zamora, Cáceres (Ladrillar), Lugo (Pobra do Brollón), Castellón (Bejís) o Zaragoza (Ateca) se iniciaron durante las olas de calor de este año y señalan un fenómeno que se ha intensificado en las últimas décadas en España: el auge de los grandes incendios forestales (de más de 500 hectáreas).

Los fuegos se combinan con la situación de sequía. Este año 2022 han caído pocas precipitaciones. Según los cálculos de la Aemet, un 26% menos de lo normal para el periodo de otoño a julio. Una situación que, unida a la agricultura intensiva y la multiplicación de las olas de calor, deja los embalses en mínimos del siglo XXI, según los datos del Ministerio de Transición Ecológica.



Aunque no solo la sequía meteorológica (pocas lluvia) y el consumo intensivo del agua en las zonas agrícolas está detrás de la peor reserva hidráulica de las últimas dos décadas: el calor extremo también tiene su papel.

A mayores temperaturas –como el calor extremo y muy persistente que domina desde mayo– se produce mayor evapotranspiración del agua: entre 1940 y 2005, el equivalente al 68% de las lluvias se fue a la atmósfera evaporada o transpirada por las plantas. Y el fenómeno se ha ido exacerbando con el correr de las décadas y el empeoramiento de la crisis ambiental: ha crecido a razón de un 7% anual de 1961 a 2011.

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