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En 2013 hubo el doble de fenómenos extremos del clima relacionados con la acción humana

Natalia Chientaroli / Raúl Rejón

  • “La gente no percibe la gravedad del asunto y, además, el cambio climático a 20 años queda muy lejos de las próximas elecciones”, defiende Juan Antonio Añel Cabanelas, uno de los investigadores en Zona Crítica

El clima devuelve el calentamiento global provocado por los humanos de manera cada vez más cruda: cada año son más las inundaciones devastadoras, las sequías prolongadas o las olas de calor que acumulan centenares de muertos. El cambio climático influyó decisivamente en 11 de los 16 fenómenos extremos de 2013 estudiados, según un estudio de la Sociedad Meteorológica Americana al que ha tenido acceso eldiario.es en primicia. En 2012 el mismo informe había detectado la influencia de la acción del hombre en 6 de 12 casos.

Cada año, esta sociedad –AMS, por sus siglas en inglés– busca evidencias sobre la influencia del calentamiento global en estos fenómenos. Explaining Extreme Events of 2013 from a Climate Perspective ha estudiado 16 casos mediante 22 análisis realizados por casi un centenar de científicos de varios países. Sus conclusiones, revisadas por eldiario.es junto a otros medios internacionales antes de su presentación, este lunes en la ciudad de Washington, recogen que en 11 de ellos la influencia humana afectó efectivamente a su “probabilidad o fuerza”. En 2012 se detectaron las huellas humanas en “la mitad” de una docena de episodios extremos. El año pasado la cobertura previa de este informe fue realizada por el periódico británico The Guardian, los estadounidenses Washington Post y The New York Times y por la cadena catarí Al Jazzera.

Los científicos han visto la mano del hombre detrás de las condiciones que provocaron olas de calor como la que afectó a Australia en enero del año pasado, que dejó un rastro de más de 300 incendios forestales. O la que padeció el sureste asiático en verano de 2013, con el balance de 87 muertos y 54.000 hospitalizados en Japón. También hubo unos 40 fallecidos en China, que registró la temporada de altas temperaturas más grave en 140 años y donde tuvo que habilitarse el metro de Shanghai como refugio para la población. El mismo fenómeno afectó a Europa: en Gran Bretaña se atribuyeron cerca de 800 muertes prematuras a la subida extrema del mercurio.

El estudio también encuentra relación con el calentamiento global en episodios de precipitaciones de proporciones dramáticas. Por ejemplo, en India, cuyas inundaciones se llevaron 5.800 vidas y afectaron a más de 100.000 personas en 2013. O las precipitaciones en Colorado (EEUU) que registró un volumen de lluvias sin precedentes. En el extremo opuesto, las sequías de Nueva Zelanda o California fueron, según los científicos, más crudas por la acumulación de la acción humana.

Una evidencia “abrumadora”

De los 16 fenómenos extremos del clima de 2013, “nueve revelan de manera abrumadora que el cambio climático provocado por los humanos ha tenido influencia en ellos”. En algunos casos, esos fenómenos “han sido hasta 10 veces más probables debido a la actual acumulación de efectos provenientes del cambio climático inducido por los humanos”, asegura el documento.

La ola de calor asiático en 2013 es uno de los ejemplos. Y se inscribe dentro de una tendencia que no ha pasado desapercibida para el mundo científico ni el político. La semana pasada el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático de la ONU destacaba: “Es probable que la frecuencia de las olas de calor en grandes partes de Europa, Asia y Australia sea mayor”. Precisamente han sido estos fenómenos los que acapararon la atención de los estudios de la NOAA el año pasado.

A la hora de achacar al cambio climático los fenómenos de lluvia extrema, el informe considera que hay causas “mezcladas”, pero destacan que la acción del hombre incrementa el riesgo de que sucedan. En India las lluvias de junio de 2013 fueron calificadas como un “acontecimiento de los que ocurren una vez en 100 años”. Sin embargo, los estudios sugieren que la situación actual aumenta notablemente la probabilidad de que ocurran, en comparación con el clima preindustrial. De igual manera, las conclusiones detallan que los “valores extremos de precipitación anual” en la zona nor-central y oriental de Estados Unidos tienen un claro origen “antropogenético”. Esa misma influencia actúa también en sentido contrario: las lluvias en el estado Colorado ocurrieron “a pesar de que el calentamiento global la hizo menos problable”, dice el estudio.

En cuanto a las sequías, los cuatro análisis llevados a cabo sobre los casos de California y Nueva Zelanda hallaron que se exacerbó su crudeza a causa del calentamiento global. Esta subida generaliza de las temperaturas medias hace que la probabilidad de que se den “periodos prolongados de frío” haya caído “hasta 30 veces” debido a ese calentamiento.

Casos únicos

Los científicos han señalado, además, algunos fenómenos que nunca habían aparecido: un tornado en Dakota del Norte, el ciclón Christian que “causó severos daños en el norte de Europa” o un caso de “extrema precipitación de nieve en los Pirineos españoles”. Aunque los estudios no han podido establecer con claridad el origen antropogénico de estos fenómenos, el informe recuerda que “eso no significa que no lo haya sino que no se ha podido establecer”. Además, subraya que, al ser casos tan raros, “suponen un reto único debido a la limitada información sobre observaciones previas”.

El documento concluye que los fenómenos como los estudiados demuestran “la vulnerabilidad de la sociedad a estos extremos del clima y el tiempo”. Así, los ciudadanos se encuentran ante cuestiones como “si el cambio climático los expone más a las inundaciones y sequías”, que los cientificos deben tratar de responder.

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