Ni los cañones de nieve salvarán las pistas de esquí europeas del cambio climático
Los escenarios que manejan los expertos en cambio climático para los próximos años son o malos (un aumento de 2 ºC por encima de la media preindustrial) o muy malos (un aumento de 4 º C). En ninguno de los dos casos se salvarán la mayoría de las pistas de esquí en Europa, que representan alrededor del 50% de las estaciones de esquí del mundo. Y esto aunque utilicen los cañones de nieve artificial que les están ayudando a salir del paso como pueden. Es la principal conclusión de un estudio que se publica este lunes en la revista Nature Climate Change, liderado por Hugues François, de la Universidad de Grenoble.
Para el estudio, los autores analizaron de forma exhaustiva 2.234 estaciones de esquí en 28 países europeos para evaluar los cambios en la capa de nieve en las situaciones de un aumento de 2 °C y 4 °C de calentamiento. En el primer caso, el 53 % de estas instalaciones se enfrentan a un riesgo muy alto de suministro insuficiente de nieve, aunque con grandes variaciones regionales. En el segundo caso, la ruina del sector es casi total, con el 98 % de las instalaciones amenazadas.
Cañones insuficientes
Para evaluar si la fabricación de nieve artificial podría ayudar a paliar su situación en cierto grado, los autores cuantificaron el efecto de diferentes porcentajes de estaciones de esquí que utilizan la fabricación de nieve y el uso de recursos. Y concluyeron que el uso de nieve artificial en el 50 % de la superficie de una estación reduciría el porcentaje de estaciones en peligro en aproximadamente un 25 % en el escenario de aumento de 2 ºC, aunque aumentaría el gasto de energía y las emisiones de carbono. En el caso de un aumento de 4 º C, estarían en la picota hasta el el 71 % de los centros de esquí, incluso con este suplemento artificial del nieve.
Según los autores, estos hallazgos proporcionan medios para dar mejor cuenta de los impactos del cambio climático en la industria del turismo de esquí y brindan información sobre las relaciones entre la adaptación y la mitigación del cambio climático para este sector, aunque destacan que estas predicciones sobre la producción de nieve se basan en supuestos simplificados, en particular, sobre la cobertura y la demanda de recursos de la producción de nieve, y no deben considerarse definitivas.
En el caso de un aumento de 4 º C, estarían en la picota hasta el el 71 % de los centros de esquí, incluso con este suplemento artificial del nieve
Ernesto Rodríguez Camino, meteorólogo de la Asociación Meteorológica Española (AME), destaca que este estudio plantee por primera vez una metodología común para analizar los riesgos que puede sufrir el turismo de esquí en todas las estaciones del continente europeo. “La fabricación de nieve tiene poco efecto en las zonas de esquí en las altitudes más bajas y en las zonas más al sur, ya que las temperaturas demasiado altas impiden una producción eficaz de nieve”, explica en declaraciones a SMC España. Sin embargo, “la fabricación de nieve es eficaz en el norte y en las zonas más elevadas”, indica.
En España, máximo riesgo
La situación en España es bastante delicada, según han venido señalando los investigadores en los últimos años. “Las estaciones de esquí españolas están realmente amenazadas por el cambio climático cualquiera que sea la cobertura nieve artificial considerada”, asegura François. “En mi opinión, consideraría que estas estaciones de esquí están ‘al filo de la navaja’, con perspectivas muy limitadas y bajo el riesgo de sufrir el más mínimo calentamiento adicional. Esto no significa que todos estén en peligro a corto plazo, pero la fabricación de nieve debe considerarse con cuidado antes de tomar cualquier decisión”.
Un análisis elaborado por Ballena Blanca a partir de datos de la patronal del sector, Atudem, indicaba recientemente que los seis mayores centros de esquí españoles (cinco situados en los Pirineos y uno en Sierra Nevada) ya tienen el 52 % de sus pistas cubiertas con instalaciones de nieve artificial, frente a un 40 % en 2011. Y un informe del Observatorio Pirenaico del Cambio Climático (OPCC) indica que, incluso enchufadas al soporte artificial de los cañones, casi un tercio de las pistas de los Pirineos tendría que cerrar en un escenario de 2 ºC de calentamiento.
Incluso enchufadas al soporte artificial de los cañones, casi un tercio de las pistas de los Pirineos tendría que cerrar en un escenario de 2 ºC de calentamiento
Durante la última temporada de invierno, incluso en las estaciones alpinas de más altura en Austria y Suiza vivieron la escasez de nieve por las cifras récord de calor, según informó MeteoSuisse. El problema añadido que se encontrarán en todas estas estaciones, apuntan los autores del nuevo trabajo, será el alto coste energético de los sistemas de nieve artificial, desde la mayor demanda de agua y electricidad a la huella de carbono asociada a la producción eléctrica para la creación de nieve.
“Puesto que el retraso del inicio de la temporada de nieve coincide con la temporada de mayor demanda turística, las estaciones de esquí se ven sistemáticamente obligadas a recurrir a la innivación artificial para permanecer operativas, con importantes repercusiones económicas por el gasto energético, además de ingentes gastos de mantenimiento asociados a los equipos de innivación artificial”, apuntaba un informe del OPCC coordinado por el investigador Juan Terrádez Mas. “Me parece muy acertado el haber incluido en este estudio paneuropeo el tema de la huella de carbono vinculada al trasporte de los turistas, la demanda hídrica de la fabricación de nieve y la demanda energética según escenarios climáticos”, explica Terrádez a elDiario.es. A su juicio, son elementos clave de la sostenibilidad ambiental y económica de las estaciones de esquí bajo un escenario de cambio climático, que hasta al fecha no se habían intentado cuantificar de manera tan detallada y “homogénea” , y menos para la mayor parte de las estaciones de esquí europeas.
Es muy acertado haber incluido la huella de carbono vinculada al trasporte de los turistas, la demanda hídrica y la demanda energética
“Otro elemento clave para el futuro, del que los autores son completamente conscientes, es el tema de la resiliencia de cada estación de esquí vinculada a su modelo de negocio, capacidad de reacción o incluso cercanía a una gran ciudad o conectividad”, añade. “Son elementos muy difíciles de cuantificar e incluir en este tipo de proyecciones, pero hay que ser consientes a la hora de interpretar los resultados”. En su informe de hace unos meses, Terrádez indicaba asimismo que es previsible que este escenario provoque cambios en la elección de los destinos turísticos actuales, con repercusiones en los flujos turísticos de los Pirineos, una situación que se extiende al resto de destinos de montaña y se une a la reconfoguración que el aumento de temperaturas hará también del clásico turismo de playa.
Marc Pons, investigador en el Centre for Hidrology en Canmore, en Canadá, y colaborador del OPCC, considera de interés que el trabajo ahonde en el coste energético e hídrico que tiene el uso de los cañones de nieve, pero cree que pierde de vista las diferencias a nivel local entre estaciones. “En general, el impacto a nivel energético va a ser negativo, pero si analizas a nivel local ves casos muy particulares”, señala. “En el mismo Pirineo, tienes estaciones muy vulnerables y otras más resilientes”. Pons cree que una cuestión clave será decidir en qué estaciones de esquí vale la pena invertir y en cuáles van a tener una mala adaptación y van a ser un fracaso.
“Un escenario muy crítico te pone contra las cuerdas incluso con nieve de producción”, explica. “Y habrá gente que puede pensar que puede hacer una gran inversión de adaptación y está subestimando un escenario más pesimista”. En general, asegura, habrá una criba enorme de estaciones, pero a las que sobrevivan les va a ir bien porque los aficionados son muy fieles, según han visto en varios estudios.
Efectos inesperados
El nuevo estudio proporciona herramientas para medir bien el impacto en este tipo de instalaciones turísticas y tener en cuenta los efectos que puede causar de rebote, como el empeoramiento del calentamiento mediante más emisiones por el intento de seguir teniendo nieve. “Incluso si una parte importante de las estaciones de esquí europeas puede funcionar con un calentamiento global de 2 °C”, concluyen los autores, “la capacidad de los destinos de turismo de esquí, en su conjunto, para reducir su parte de emisiones de gases de efecto invernadero por debajo del nivel del calentamiento global es un gran desafío”.
Todo esto, sin tener en cuenta otros posibles efectos negativos en espiral que traería la pérdida de nieve, como indica el especialista Paul Peeters en un artículo de análisis publicado también en Nature. “Una posible respuesta a esta situación es que los esquiadores recorran distancias más largas para llegar a las estaciones de esquí que aún tenga nieve en otros lugares del mundo”, señala, “lo que provocaría emisiones adicionales relacionadas con el transporte”. Por no hablar del impacto añadido que tendrá la extensión de este deporte de nieve en China, después del éxito de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022 en este país, lo que lleva el impacto de la actividad en términos de emisiones a una nueva escala.
* Nota de edición: Esta nota fue actualizada a las 18:30 para añadir las declaraciones de Marc Pons
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