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Amanecer a las 10 de la mañana o anochecer a las 4 de la tarde: los extremos de poner fin al cambio de hora

Una vez más, llega el momento de cambiar la hora. En la madrugada de este sábado al domingo retrasaremos nuestros relojes una hora en toda España. O, dicho de otro modo, cuando lleguen las tres de la mañana volverán a ser las dos.

La estacionalidad como criterio para el cambio de hora se empezó a aplicar en España en 1918, en distintas fechas y con algunas excepciones históricas. Y 2019 puede sumarse a esa lista de rarezas: puede ser el último año con horario estacional en Europa.

Aunque la Comisión Europea considera que el fin de los cambios de hora debería llegar en 2019, algunos de sus países miembros creen que sería mejor posponerlo a 2021, dando así tiempo a los procesos internos de cada Estado. El Ejecutivo comunitario también ha instado a sus integrantes a que acuerden su posición “de manera coordinada entre países vecinos”. Su propuesta: que el último cambio veraniego tenga lugar el 31 de marzo de 2019 y el invernal, el 27 de octubre de 2019.

Pero también hay quien considera que este cambio no debería producirse nunca. “Eliminar el cambio de hora sería asumir que vivimos en una Tierra plana”, explicaba hace unas semanas Jorge Mira, catedrático de electromagnetismo por la Universidad de Santiago de Compostela, en una entrevista con eldiario.es. Así, explica que “nuestro planeta no es plano ni es una bola que esté con su eje de rotación perfectamente alineado con el eje de la órbita”.

De este modo, este experto sostiene que “el cambio estacional de hora era algo de lo más lógico, racional y científico”, debido a la gran diferencia horaria entre mañana y noche. A modo de ejemplo, Mira ponía sobre la mesa su caso personal. “Donde yo vivo, en el Cabo Finisterre, hay 6 horas y 45 minutos de variación cada 3 meses, durante toda la vida”, dijo para explicar que considera un “disparate” fijar un horario, ya fuera el de verano o el invierno. 

Cuando Europa termine con el cambio estacional de la hora, se permitirá que cada país adopte el uso horario que considere oportuno. Aunque el Gobierno español no se ha decantado por un modelo u otro -pero sí se ha mostrado a favor de la línea europea-, tendrá cuatro posibilidades cuando lo haga.

Por un lado, podría mantener el horario de invierno (GMT +1) todo el año, o hacer lo propio con el de verano (GMT +2). Pero también podría continuar con el cambio de hora y retrasar el huso horario (GMT +0, +1) o dejar la situación tal y como está. Es decir, también con cambio horario (GMT +1, +2).

La extensión de un país como España hace que estos cambios afecten en mayor medida a las ciudades situadas en los extremos horizontales. Por ejemplo, si se aplicara el horario de verano, en Santiago de Compostela amanecería a las 10 de la mañana. 

Otra de las ciudades que se vería más afectada sería Palma. El caso más extremo lo experimentaría si se mantuviera el cambio estacional, pero con un retraso del uso: anochecería poco después de las 16 horas.

1) Madrid

2) Barcelona

3) Santiago de Compostela

4) Palma

5) Murcia