Vídeo: Gabriel Pecot
Caminar durante toda una mañana ayuda a hacer amigos. Lo que durante las tres primeras horas es llevadero, comienza a ser pesado con las primeras rozaduras, la rigidez en las piernas, el calor en los pies.
“Venga, p’alante que ya queda menos”, grita una mujer. Varios jóvenes cantan para animar y animarse. Avanzan desde Tarancón hasta Fuentidueña del Tajo en la llamada columna del Mediterráneo - una de las seis que conforman las Marchas de la Dignidad- con integrantes de Murcia, Alicante, Valencia, Castellón y Albacete. En ella participan desempleados, afectados por la hipoteca, voluntarios de la PAH, integrantes de diversos movimientos sociales o miembros del colectivo de los Yayoflautas.
Afectados por la hipoteca
“Soy auxiliar de enfermería, pero con los recortes me quedé sin trabajo”, cuenta Mari Carmen mientras caminamos por el arcén de la autovía.
“Soy una de tantas afectadas por la hipoteca. No he dado de alta ni la luz ni el agua en mi casa. Me voy buscando la vida, voy a la cafetería, lleno un par de botellitas de agua, me aseo en casa de mis hermanos, pongo la lavadora en casa de una amiga, y así tiro”, relata.
“Ahora estoy bien, pero lo he pasado fatal. Tuve pánico escénico, ansiedad, taquicardias, y como estoy acostumbrada a ser fuerte, no lo comunicaba. Pensé en el suicidio muchas veces, porque no me esperaba que me fuera a pasar esto a mí, no poder pagar mi casa. Hasta que fui a la PAH. Ahora los problemas los sigo teniendo, pero ya no me avergüenzo, ya puedo dormir por las noches. He conocido a gente peor que yo, gente que ha estado 3 meses sin salir de su habitación”, subraya.
“¿Por qué te cuento esto? La gente está muy callada por vergüenza, por no llegar a fin de mes o por no poder pagar su casa, como me pasó a mí. Y ante eso yo les digo que salgan, que hablen, y que reivindiquen sus derechos”, remata.
Transcurre la mañana y llegan las primeras bajas: un esguince, ampollas, un dolor en la rodilla. Para que no baje el ánimo, varias mujeres corean:
“Todas las mañanas al salir el sol, viene Mariano con su tambor, anunciando recortes y represión, pero aquí estamos para decir que no. Todas las tardes al anochecer los V vamos contra el poder, somos el pueblo, estamos en pie, a la Troika hay que vencer”.
“No podemos permanecer indiferentes”
Juanjo, procedente de Alicante, trabajador en una residencia de discapacitados e integrante de Discapacidad en Marcha, es uno de los primeros en acudir a la ambulancia de Protección Civil que acompaña a la marcha. “Me hice un esguince hace unos días, al comienzo de la marcha, y eso se nota”, comenta.
“Como integrante de Discapacidad en crisis lucho contra la exclusión social que provocan los recortes, por la calidad de las personas con discapacidad, que está disminuyendo de forma vertiginosa”, denuncia.
“Todos estamos afectados por los recortes y el desempleo. Y quienes no están afectados directamente, tienen familiares o amigos afectados. Por eso no podemos permanecer indiferentes. Merecemos pan, techo y trabajo”, dice una joven de Alicante que se suma a la conversación mientras subimos un pequeño montículo, siguiendo el trazo de una vía de servicio paralela a la autovía, flanqueados por miembros de la Guardia Civil.
A pesar de ser el de más edad, Pedro, de Murcia, es uno de los que mantiene mejor el ritmo de la caminata:
“Yo ya no vengo por mí, sino por los que vienen después, por la gente más joven que no tiene futuro, que están desalentados, que tienen que emigrar o trabajar por un salario de hambre y de miseria”, nos cuenta. Con 74 años cumplidos días atrás en plena marcha -le sorprendieron con una tarta- no ha fallado ningún día en las largas caminatas, de más veinte kilómetros en algunos tramos.
“Estas marchas son muy importantes. Se trata de reconquistar los que nos han ido negando: la sanidad, los servicios sociales, la educación, el arte”, añade.
“No permitiré que echen a mis hijos de casa”
“¿Has hablado con Mamen?”, me dice el activista e integrante del Frente Cívico José Coy. “Tienes que hablar con ella”.
Mamen Ruiz, de Murcia, separada y con dos hijos, es otra afectada por la hipoteca:
“Me he sumado a esta marcha porque reivindico el derecho a la vivienda digna, hay muchas viviendas cerradas y mucha gente en la calle”, denuncia.
“Yo tengo ya mi casa subastada, tengo dos niños y tengo que defender mi casa, no puedo permitir que a mis hijos les echen de mi casa, lo tengo muy claro. No es que no quiera pagar, es que no puedo pagar. Por eso me gusta hacer este llamamiento para que la gente se sume a esta marcha, porque los recortes nos afectan a todos” , afirma Mamen frente a nuestra cámara.
“Patatas con carne!”, grita sin dejar de caminar un integrante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, recordando que al final del trayecto nos espera un guiso hecho por un grupo de vecinas de Fuentidueña de Tajo.
“Nos estamos encontrando con estructuras de apoyo en los pueblos por los que pasamos, con vecinos y vecinas que de forma anónima nos están dando cobertura, alimentos, que a su vez estamos donando a la PAH y a otras organizaciones. La solidaridad es grandísima”, me explica Paco, fundador de la PAH en su pueblo.
Dos y media de la tarde y por fin la marcha llega a su destino, tras cinco horas de caminata bajo el sol y veinte kilómetros recorridos. En la plaza de toros de Fuentidueña nos esperan decenas de vecinos, que han preparado un enorme guiso.
“Después de semejante paliza esto nos sabe a gloria. Porque está delicioso, y porque es un símbolo de solidaridad que no siempre existe en este mundo de valores enfermos, donde solo importa el dinero y se da de lado a la gente”, dice un yayoflauta.
Tras el almuerzo, asamblea en el pabellón del pueblo, donde la marcha pasa la noche para coger fuerzas antes de empreder de nuevo el camino. Ya queda menos para llegar a Madrid.
“Pues nada, a seguir caminando. Como dice Galeano, la utopía es aquello que te permite seguir caminando por un mundo más justo”, dice Pedro, el mayor de la marcha. “Y eso es lo que estamos haciendo: caminar para intentar hacer de la utopía una realidad”.
Caminar une a la gente. Quienes hace unos días apenas se conocían ahora comparten risas y confidencias. Con estas complicidades y con un objetivo común llegarán a Madrid los integrantes de las Marchas de la Dignidad, para protagonizar este sábado la manifestación convocada bajo los lemas “Pan, techo y trabajo”, “Ni un recorte más” y “No al pago de la deuda”.