El cardenal antivacunas Raymond Burke, ingresado muy grave tras contagiarse de coronavirus
“La mejor manera de luchar contra el coronavirus es la relación con Jesucristo”. El cardenal estadounidense Raymond Burke, uno de los principales opositores al papa Francisco y, junto al cardenal Sarah, líder de la corriente rigorista en la Iglesia católica, se encuentra ingresado en un hospital de Wisconsin, tras dar positivo en COVID-19 el pasado 10 de agosto. Tres días después, fue conectado a un respirador, según ha confirmado su oficina a través de las redes sociales. Ahora, grupos tradicionalistas aseguran que su estado de salud es “grave” y que “las próximas 48 horas serán cruciales para saber si sobrevive”.
Burke, además de significarse contra todas y cada una de las reformas emprendidas por el Papa Francisco (desde la acogida a los gays a la comunión a los divorciados, pasando por la prohibición de las misas en latín o la cercanía a las comunidades indígenas), es uno de los jerarcas católicos que con más fuerza se opusieron a la vacunación.
Así, hace un año, Burke se unía a las palabras del expresidente Donald Trump, haciendo campaña contra la vacunación, bajo la tesis de que podrían introducirse microchips bajo la piel de las personas que recibieran el pinchazo. De hecho, tal y como apuntan fuentes cercanas al purpurado, éste ni siquiera se habría vacunado.
El cardenal criticó la forma en la que los gobiernos han manejado la pandemia, refiriéndose al virus en una homilía en diciembre pasado como el “virus de Wuhan”, un término despectivo utilizado por Trump para describir el coronavirus y advertir a la gente que los gobiernos los estaban manipulando. En mayo de 2020 se pronunció en contra de las vacunas y sugirió que algunos en la sociedad quieren implantar microchips en las personas.
Contra la ciencia
A su vez, como otros purpurados (en España, Cañizares o Reig Plá), Burke condenó el supuesto uso –que se demostró falso– de células provenientes de fetos en algunas de las patentes, y cuestionó las restricciones al culto durante los momentos más duros de la pandemia, así como la petición de que los fieles comulgaran en la mano y no con la boca, para evitar el contagio.
Según la prensa norteamericana, Burke, de 73 años, contrajo el virus durante una visita a Wisconsin y se encuentra hospitalizado allí. El purpurado conservador nació en Richland Center, en el suroeste de Wisconsin, y fue obispo en la Diócesis de La Crosse de 1995 a 2004.
“El cardenal Burke ha sido ingresado en el hospital con COVID-19 y está siendo asistido por un ventilador. Los médicos se sienten alentados por su evolución. S.E. ha rezado fielmente el Rosario por los enfermos del virus. En esta Vigilia de la Asunción, recemos ahora el Rosario por él”, señalaba la cuenta oficial del purpurado, ante el empeoramiento de su estado de salud. Tres días antes, era el propio Burke quien apuntaba: “Estoy descansando cómodamente y recibiendo una excelente atención médica. Por favor, recen por mí mientras comienzo mi recuperación”.
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