“Hemos bajado los brazos, nos hemos acostumbrado a que existan pobres”. Las rotundas palabras del secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, esconden una verdad objetiva: pese al tan cacareado “fin de la crisis”, al comienzo de la “recuperación económica”, siete de cada diez hogares españoles no han notado los efectos de la mejora de la economía, y apenas un 10% de las familias han visto mejorado su situación tras la crisis.
Estos son los principales hitos del informe Análisis y Perspectivas 2017, elaborado por la Fundación Foessa y que hoy se ha presentado en Madrid. Durante el encuentro, Mora, ha denunciado cómo en la sociedad española “hemos naturalizado la pobreza, la hemos invisibilizado, hemos perdido tensión en la lucha contra la pobreza. Hemos normalizado que la gente lo pase mal. Nos hemos desmoralizado”.
Nadie duda de que los datos imponen que “estamos ante un nuevo ciclo económico positivo”. Cáritas no lo hace. Pero sí asegura que “crecimiento económico no es lo mismo que desarrollo social” y que, como apuntó Mora, “los procesos de crecimiento económico siguen conviviendo con ámbitos de pobreza y desigualdad”.
“Las estrategias de reducción de la pobreza y la exclusión que sólo estén centradas en el crecimiento económico están abocadas al fracaso”, recalcó el secretario general de Cáritas, quien insistió en que “cuando algunos políticos dicen que la mejor política social es el crecimiento económico, no están diciendo toda la verdad” pues, “por desgracia, la pobreza y la exclusión no están en el debate público en este momento”.
“Las personas excluidas no están en el debate público, no son una prioridad. Hablamos de corrupción, de liderazgo político, de los extremismos en Europa, el terrorismo islámico.... Son temas de calado y profundidad, pero también la situación de las familias pobres”, recalcó Sebastián Mora.
El informe constata esta realidad, que muestra cómo tres años después del “fin de la crisis”, el 70% de los hogares no ha percibido los efectos de la recuperación económica. En los hogares bajo el umbral de la pobreza, sólo un 9% percibe que la recuperación económica ha mejorado sus condiciones de vida. “Los que más sufrieron la crisis, son los que están, hoy, peor”.
Para Francisco Lorenzo, director del Comité Técnico de Foessa, la evolución en las condiciones de vida prácticamente no se notan. Así, la mitad de las familias carecen hoy en día de “una red de seguridad”, un dato peor que antes de la crisis. Seis de cada diez ciudadanos no tienen capacidad de ahorro ni podría resistir a una nueva crisis o hacer frente a una reforma en su casa. El mismo porcentaje sigue sin poder llegar a fin de mes. Sólo un 20% podría aguantar tres meses en paro.
Problemas de salud
En cuatro de cada diez familias españoles ha empeorado la capacidad para hacer frente a problemas de salud no cubiertos por el Sistema Nacional de Salud, pagar refuerzos educativos a los hijos, afrontar el pago de recibos energéticos o garantizar la estabilidad en el empleo o los ingresos de algún miembro de la familia. En ninguno de los 17 indicadores utilizados por los analistas se supera el 10% de hogares que hayan experimentado una evolución positiva respecto a 2008, el año en el que nadie hablaba de crisis en España.
Para Francisco Lorenzo, existen dos cuestiones estructurales sobre las que hay que llamar la atención: en primer lugar, “el riesgo que tenemos, como sociedad, de acostumbrarnos a la precariedad”. Esto se refleja en el hecho de que el 47,1% de los encuestados cree que dentro de cinco años estará igual que hoy, y otro 26,4 cree que empeorará.
En segundo término, la creciente desconfianza en la participación social y política como estrategia para mejorar la realidad. “Son los sectores más vulnerables -recalcó el experto de Foessa- los que perciben que la participación no es una vía útil para mejorar sus condiciones de vida”. Así, para el 75,6% votar no sirve, para el 56,9 no sirve asociarse y para el 61,2 no sirve de nada la movilización.
Pese a todo, como recalcó Sebastián Mora, “estamos convencidos que se puede cambiar la realidad, que podemos transformarla. No podemos resignarnos a la pobreza como algo natural”. “En Cáritas, ayer, hoy y siempre, en la precrisis, la crisis y la postcrisis, hemos estado y estaremos con las personas empobrecidas, porque queremos ser parte de la solución contra la pobreza”.