Cáritas desmiente el estereotipo xenófobo: más de la mitad de quienes recurren a la ayuda social son españoles
“Tenemos que desmentir el estereotipo últimamente tan repetido de que las personas extranjeras copan los recursos de Cáritas y otras entidades sociales. Nuestro propios datos de intervención confirman que la mayoría de las personas acompañadas por Cáritas –más del 60%– son españolas o de la UE (52 españoles, 8 de la UE)”.
La secretaria general de Cáritas española, Natalia Peiro, quiso salir al paso de los discursos xenófobos, auspiciados desde la ultraderecha política y religiosa, durante la presentación de la Memoria 2018 de la institución, que invirtió a lo largo del año pasado 353 millones de euros para intentar paliar la pobreza y exclusión de más de 2,7 millones de personas.
“Cáritas, como expresión de una Iglesia samaritana, no hace acepción de personas a la hora de prestar ayuda a quien lo solicita”, quiso dejar claro la responsable de la entidad, quien no obstante apuntó que “las personas inmigrantes a las que acompañamos duplican el riesgo de pobreza y de exclusión social de las personas autóctonas”.
¿Por qué? Peiro lo dejó meridianamente claro: “Por un marco legal que dificulta su acceso al derecho al trabajo, lo que dificulta la disponibilidad de unos ingresos económicos suficientes para afrontar gastos básicos como la vivienda, la alimentación o el vestido”.
Mujeres, españolas, con hijos: el perfil de los atendidos
¿Cuál es el perfil de las personas atendidas por Cáritas? Mujer, española, de entre 30 y 54 años, con hijos a su cargo, que lleva más de cuatro años acompañada y que alterna periodos de trabajo con búsqueda activa de empleo. La mayor vulnerabilidad de las mujeres, según Cáritas, “se observa cada día: son quienes sufren mayores problemas para acceder a un empleo y tiene que trabajar más para ingresar lo mismo, sintiendo la sobrecarga de los cuidados de pequeños y mayores, teniendo más dificultades para acceder y mantener una vivienda”. Esto supone que las mujeres “acumulan mayor riesgo de exclusión social”, especialmente en los hogares donde las mujeres son sustentadoras principales.
Las mujeres, además, son el colectivo que más crece entre las personas sin hogar, destacó Peiro. De hecho, el programa de este grupo es el que más crece en presupuesto, que alcanza los 30,7 millones de euros. Acogida y Asistencia (81 millones de euros) y Empleo y Economía Social (73,9 millones) son los proyectos a los que Cáritas dedica más fondos.
Analizando la realidad, la secretaria general de Cáritas denunció que “la recuperación económica no se ha vivido en los hogares más pobres”. “La exclusión social se ha enquistado y afecta a 8,5 millones de personas, 1,2 millones más que en 2007”, denunció Peiro, quien habló de “sociedad estancada”.
1,8 millones miembros de la “sociedad expulsada”
Son los miembros de la “sociedad expulsada”, que sufren vivienda inadecuada, desempleo persistente, precariedad laboral y “la falta de políticas”. Son 1,8 millones de personas que “malviven en el extremo de la exclusión más severa, y que suponen el 3,8 por ciento de la sociedad española”. Hombres y, sobre todo, mujeres, que “viven en la supervivencia pura y dura como objetivo cotidiano, han roto sus vínculos con el resto de la sociedad porque sienten qu e no se les tiene en cuenta y se enfrentan a un sistema de protección social que no está orientado ni diseñado parra acompañarles en esta situación de máxima exclusión”.
“La sociedad expulsada, 1,8 millones de personas, reflejan la existencia de una emergencia social, que es invisible para muchos de nosotros y para quien no la sienten cada día ni oyen las voces de quienes viven atrapados en el pozo de la exclusión”, alertó Natalia Peiro.
“Además de invisible, esta emergencia social se encuentra invisibilizada por una serie de valores y actitudes. En especial, nos preocupan las actitudes particularistas, por la que cada uno solo piensa en el bien de su territorio, de su grupo, de su etnia y de sí mismo, sin importarle el cómo vive o sufre su vecino. Un caldo de cultivo para la aparición de actitudes de rechazo, de xenofobia”., lamentó.
“Corremos el riesgo de seguir buscando soluciones aisladas a los problemas, un escenario en el que los más vulnerables, los más frágiles acabarán perdiendo una vez más” culminó la secretaria general de Cáritas.
Parálisis del Gobierno
Los datos muestran un incremento de los recursos de los donantes privados (73,1 euros de cada 100), y frente a los recursos públicos. Así, 53,2 millones fueron aportados por las administraciones autonómicas, y 7,8 millones vinieron del Estado central.
Un Estado central que lleva casi un año paralizado por la ausencia de Gobierno. ¿Afecta esto al trabajo de Cáritas? “La falta de estabilidad política nos afecta a todos”, subrayó Peiro, quien recalcó cómo “ya hemos presentado las propuestas políticas tres veces, y la presentaremos otra vez, con un añadido: Que se pongan de acuerdo de una vez, nuestra sociedad lo merece”.
“Nos sucede en políticas sociales, de vivienda, en la Ley del Voluntariado... todo parado a la espera”. “Estamos en una situación de franca inestabilidad”, reconoció el presidente de Cáritas, Manuel Bretón.
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