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ENTREVISTA

Carlos Estévez, investigador adjunto de la vacuna de Oxford: “Hay indicios de que quien la reciba no contagiará la COVID”

Carlos Estévez Fraga, neurólogo e investigador adjunto en el proyecto de vacuna de la Universidad de Oxford

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
23 de noviembre de 2020 22:30 h

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El neurólogo español Carlos Estévez Fraga participó en los ensayos clínicos de la vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca en su hospital University College de Londres (UCL) como investigador adjunto, reclutando voluntarios y explicando cómo funciona la vacuna. Ahora que ha vuelto a su trabajo habitual y a su tesis, ha recibido con “alegría” los resultados preliminares de la fase final por saber que ha trabajado en el ensayo de “una vacuna que puede cambiar tantas cosas”. Dice que también le han alegrado los resultados de las vacunas de Pfizer y Moderna. 

La vacuna de Oxford y AstraZeneca es más barata que las de otras farmacéuticas por la tecnología que utiliza y porque la investigación de la Universidad se hace sin ánimo de lucro. España ya había reservado más de 30 millones de dosis de esta vacuna dentro del programa de la Unión Europea.

Sobre los detalles que se acaban de publicar, ¿cómo se explica la diferencia de porcentaje entre la media del 70% de eficacia y la del 90% en un grupo más pequeño?

Un grupo más pequeño, pero que son 2.700 personas. Hay ensayos clínicos que se hacen solo con esta población. Son datos buenos. En este estudio lo que quieres ver globalmente es que disminuya el número de casos de enfermos de COVID-19, tanto sintomáticos –gente que desarrolla síntomas en relación con la infección– como asintomáticos, es decir, gente que se infecta pero que nunca desarrolla síntomas. 

Lo que se ha visto es que globalmente, cuando se analiza toda la población del estudio, se consigue una inmunidad del 70%, que es muchísimo y que está por encima de los requerimientos de la FDA (el regulador de medicamentos en EEUU, según sus siglas en inglés), es decir, que la vacuna tiene que disminuir por lo menos en un 50% el número de casos de COVID-19. 

Luego se han hecho análisis entre la gente que recibe distintas dosis dentro del estudio y se ha visto que entre la gente que recibió una dosis un poco más baja de la vacuna [primero media dosis para después recibir una dosis completa] la eficacia era del 90% y, entre la gente que recibió una dosis algo más alta de la vacuna [recibió dos dosis completas], paradójicamente, la vacuna tenía una eficacia algo menor, alrededor del 60%. 

En los dos casos son unos resultados muy buenos, por encima de ese umbral del 50% que es lo que se determina que tiene que ser la eficacia de la vacuna para poder terminar con la pandemia. 

El problema que tienen tanto estos resultados como de las otras vacunas es que son un resultados con un seguimiento muy corto, de dos o tres meses. Es muy importante que estos resultados se confirmen a seis meses y a un año, idealmente, para poder acabar con la pandemia. Si tienes una eficacia muy alta pero durante un periodo de tiempo muy breve, no vas a conseguir terminar con la pandemia. Es cierto que un margen de un 20, 30 o 40%, cuando llevas siguiendo a los pacientes dos meses, te indica que las probabilidades de que esa respuesta se mantenga por encima del 50% a seis meses son bastante altas.

Además, sabemos que las tres vacunas son muy seguras, que es otra cosa buenísima. Ahora entran en juego otros aspectos, como son la producción, la distribución y aspectos más logísticos, muy complejos. Y para los cuales convendría empezar a tomar decisiones que deberían consensuarse entre países. 

¿Es sorprendente que con menos dosis haya más inmunidad? ¿Por qué puede pasar esto?

Pues sí, es sorprendente. Y no sé muy bien por qué ha pasado. Entiendo que se debe a comportamientos celulares y humorales –los componentes de la respuesta inmune– que se escapan a mis conocimientos como neurólogo. Es sorprendente, pero tampoco me parece una locura que tu sistema inmune reaccione un poquito cuando le das una dosis más baja y que luego, cuando le das una segunda dosis más alta, desarrolle una respuesta mucho mayor. A veces en ciencia pasan cosas que no nos esperamos. También por eso se hacen los estudios: para descubrir cosas que nos pueden parecer contraintuitivas.

¿Decía que 2.700 personas es un grupo significativo?

Es un montón de gente. Sí, son muchísimos pacientes. En ambos casos las diferencias son estadísticamente significativas, lo que indica que sería muy raro que unos resultados así se dieran por casualidad en los dos grupos por separado. 

Eso te da una certeza muy buena también de que se ha reducido la transmisión de asintomáticos. En este estudio, los participantes tienen que hacerse una PCR cada semana y enviarla por correo. De esa manera, se detecta a gente que no desarrolla síntomas. Se ha visto que los casos asintomáticos disminuyen como respuesta a la vacuna de AstraZeneca y Oxford. También disminuyen los casos sintomáticos. También disminuyen los casos graves: de hecho, no se ha visto ningún caso grave. 

¿Esto es distinto respecto a Moderna y Pfizer que no hicieron pruebas para detectar a los asintomáticos?

Sí, eso es uno de los factores diferenciadores. Es bueno, porque reducir la cantidad de casos asintomáticos puede tener poca importancia práctica para la persona, pero puede tener mucha importancia a la hora de disminuir la transmisión. Eso potencialmente puede tener muchísimo impacto. 

Con lo que sabemos de la vacuna de Oxford, ¿hay información para decir que las personas vacunadas no contagiarán?

Sí, hay indicios que indican que no contagiarán porque disminuyen los casos asintomáticos, es decir, la gente que se infecta y no desarrolla síntomas. Si tú te infectas y no desarrollas ningún síntoma, en el mundo real fuera de un ensayo clínico, no te vas a dar cuenta y no vas a tomar ninguna medida. No te vas a hacer una PCR a no ser que sepas que has estado en contacto con un caso y te la tengas que hacer.  

Es posible también que la gente asintomática tenga menos carga viral y tenga menos posibilidad de contagiar, pero estos datos iniciales podrían indicar que disminuyen. En las otras vacunas, que yo sepa, esto no se ha mirado. Lo cual no indica que no suceda, no indica que no disminuyan los casos en asintomáticos, pero tampoco indica lo contrario.

¿Se han probado más combinaciones aparte de la dosis y media y las dos dosis?

Sí. Se ha probado también solo una dosis de la vacuna en vez de dar dos separadas. Se ha visto que es mejor si se administra una segunda dosis. 

¿Es común probar con varias dosis en los ensayos de vacunas?

Sí, es muy común en cualquier ensayo farmacológico. Se va escalando. En la fase 1 o 2, se va subiendo la dosis para ver cuál es la dosis más eficaz al tiempo que la más segura. Como se han ido solapando las fases, por eso estamos viendo datos sobre distintos grupos con distintas dosis.

¿El porcentaje de eficacia se va a ir ajustando según aumente el número de participantes del ensayo y según los datos de la vacunación con la autorización de uso de emergencia?

Eso habrá que verlo. Cuanta más gente haya incluida en el ensayo, en este o en cualquier ensayo, más precisa va a ser la estimación de la eficacia real. Como los datos continúan llegando, se analizan de una forma dinámica. A medida que va pasando el tiempo, se van realizando distintos análisis y es prácticamente seguro que estos porcentajes variarán.

Lo que se podría esperar es que vayan variando a la baja. Es decir que, a medida que haya más pacientes y que el seguimiento de los pacientes que sean incluidos inicialmente sea más prolongado, la eficacia de cualquiera de las vacunas vaya disminuyendo desde el pico inicial, que la respuesta inmunitaria tanto a nivel humoral como de anticuerpos o celular pueda disminuir un poquito en el tiempo. Pero es cierto que parten de márgenes muy altos para poder demostrar eficacia, por lo cual sería poco habitual que bajase por debajo del umbral del 50 por ciento.

Algunos científicos en España incluso han sugerido que las vacunas no van a evitar los contagios o que no van evitar los casos graves. ¿Está justificado con lo que sabemos?

La verdad es que con los datos que hay hasta ahora de eficacia, en esta vacuna sí que se ha indicado que disminuyen los casos que requieren hospitalización y en el caso de Moderna también. Ha habido casos graves en el ensayo de Moderna, casos que requerían hospitalización, y solo se dieron en el grupo que recibió el placebo y no la vacuna. No hubo ningún caso grave entre los que recibieron la vacuna contra el coronavirus. 

En el caso de Oxford, son datos que se han enviado para la publicación en revistas científicas, donde va a haber muchísima más información y vamos a poder evaluar todos estos datos de una forma un poquito más global.

Yo creo que son buenos resultados, pero los seguimientos son muy cortos. A mí lo que más me preocupa es la duración de la respuesta inmunitaria.

¿Los resultados definitivos del ensayo de Oxford se publicarán en verano de 2021? ¿Sigue siendo ese el calendario? 

Sí. Como dice la nota de prensa de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, van a enviar a publicación estos resultados iniciales ya, de tal manera que se puedan someter a la crítica de gente que sabe muchísimo. Pero los resultados definitivos no van a estar hasta el verano. Serán resultados con un año de seguimiento que van a dar más robustez a los hallazgos.

AstraZeneca va a pedir autorización para el uso de emergencia en pocas semanas. ¿Por qué la gente puede ponerse esta vacuna con tranquilidad sin que estén los resultados definitivos?

Porque con más de 11.000 personas no ha habido efectos adversos y se ha visto una eficacia muy buena. Probablemente muchos fármacos que tomamos de forma bastante frecuente no tengan ensayos tan amplios.

Cuando se pide esa autorización de emergencia, los datos se analizan de una forma muy meticulosa por parte de las distintas agencias reguladoras del medicamento. No van a aprobar ninguna vacuna que no demuestre una seguridad muy buena teniendo unos datos mucho más amplios de los que se han publicado en la nota de prensa.

La previsión que nos hizo en agosto de que toda la población europea estaría vacunada en 2021 parece que se va a cumplir.

Va a depender de tantas cosas. Hay que producir la vacuna. Hay que distribuirla. Hay que ver a qué países va. Hay que ver cómo se hace el reparto dentro de cada país. Me parece complejísimo. Va a haber que tomar decisiones sobre qué vacunas se administran dentro de la misma población. Son decisiones que entran más en el ámbito de lo sociológico que en lo puramente médico.

¿Cómo conviviremos con el virus durante el proceso de vacunación de meses cuando haya personas vacunadas y personas sin vacunar?

Lo que está claro es que hasta que se acabe el último caso de coronavirus en el mundo no se puede bajar la guardia porque esto puede volver, puede volver a aparecer en cualquier momento. Además, sabemos que la eficacia no es del 100%. Creo que vamos a tener que seguir ajustándonos a las distintas medidas de prevención que existen, como las mascarillas y los confinamientos, con distintos grados en la población. Y creo que todo el mundo va a tener que adherirse a eso, tanto la gente vacunada como la gente no vacunada.

Pero si vemos que van disminuyendo los casos, probablemente las medidas de confinamiento irán siendo menos restrictivas y podremos volver poco a poco a tener una vida más normal de la que hemos tenido en estos meses. 

Hasta que la pandemia no acabe en todo el mundo, no acabará. Es una enfermedad que es tan global, tan ligada a la globalización, que hasta que no se acabe en todos lados no vamos a estar 100% tranquilos. Hay que tomar decisiones dentro de cada país sobre qué vacunas administrar. Hay acuerdo sobre a qué población: primero, a sanitarios y a la gente más vulnerable; y luego, bajando por edades. Pero la logística de esto es algo que no tiene precedentes.

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