Los casos de hepatitis A se triplican en España en un año: ¿qué está pasando?
España ha registrado un “aumento notable” de casos de hepatitis en 2024. Se han notificado casi 900 diagnósticos frente a los 265 de 2022 y a los 336 de 2023. El crecimiento, inusualmente alto, ha activado las alarmas del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), que elaboró a finales de diciembre un informe para evaluar el riesgo que suponía el virus para la población e informó de la situación al Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés). El organismo dependiente del Ministerio de Sanidad asume que no dispone de información “suficientemente completa para establecer las causas de este incremento”.
Pero sí da algunas pistas que podrían conducir a respuestas, como el cambio en los grupos de edad con más contagios: si en años anteriores las incidencias más altas se veían sobre todo en niños, 2024 concentra el mayor número de diagnósticos en adultos jóvenes entre 25 y 44 años. “Es fundamental reforzar la vigilancia epidemiológica de esta enfermedad y continuar caracterizando la dinámica del aumento de casos para mejorar el conocimiento sobre los posibles cambios en los patrones epidemiológicos de la transmisión o en el perfil de la población de mayor riesgo para adaptar las recomendaciones a la mejor evidencia disponible en cada momento”, apunta el informe con fecha 20 de diciembre.
España ya vivió otro pico de contagios –mayor a este, hubo casi 4.000 casos– en 2017, pero desde entonces la situación apuntaba a un “lento declinar” con brotes puntuales que parece haberse dejado atrás, sugiere Javier García Samaniego, jefe de Hepatología del hospital universitario La Paz y Coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVe).
El CCAES sospecha que el crecimiento puede estar relacionado con un aumento de la transmisión entre hombres que tienen sexo con hombres (GBHSH), una tendencia que ya se ha observado en países vecinos como Portugal, como subrayó el ECDC en un informe previo del 13 de diciembre. Este documento de la agencia europea de salud pública detalla que en España se registraron el año pasado dos brotes en guarderías, que agruparon 11 y 13 casos respectivamente, aunque la mayor parte se dieron de manera aislada o en agrupaciones pequeñas de contagios en jóvenes. Las comunidades españolas con más casos, en números absolutos, son Andalucía (166), Madrid (161) y Catalunya (114).
El virus de la hepatitis A afecta al hígado y se transmite por la vía oral-fecal. Su contagio está “estrechamente relacionado con condiciones sanitarias deficientes”, según el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) pero también puede transmitirse a través del sexo oral-anal. Muchas personas pasan la infección vírica de forma leve o sin síntomas evidentes –lo que hace más difícil diagnosticarlo y seguir las cadenas de transmisión–, pero en pacientes vulnerables, como enfermos hepáticos crónicos, trasplantados, inmunodeprimidos o personas de edad avanzada, el virus puede desencadenar complicaciones.
“Hay muchos casos que son gastrointestinales y el virus se elimina solo en bastantes ocasiones, se pasa con pocos o con ningún síntoma y se puede ir solo en unas semanas”, explica Diego García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). ¿Es preocupante? “Diría que no, no me gusta esa palabra, pero sí hay que ocuparse. El número de casos graves esperables en población joven y sana es bajo, aunque si la incidencia es mayor resulta más fácil que llegue a alguien que sí pueda desencadenar un cuadro más complejo”, puntualiza el microbiólogo, que también incluye como parte de las dificultades para trazar los casos el largo periodo de incubación. Puede alargarse hasta cuatro semanas.
La evaluación del CCAES concluye que el riesgo de infección en este momento para la población de hombres gays, bisexuales y otros varones que tienen sexo con hombres es “moderado” mientras para el resto es bajo. El año pasado, sin embargo, el mayor número de casos se concentró en el grupo de 5 a 14 años, de manera que, advierte García Samaniego, “es pronto y hay que ser cauteloso para ver si esta tendencia se consolida también en otros países”. Desde la SEIMC también valoran la hipótesis de que el virus se esté detectando más porque se hacen más tests en estos grupos con prácticas sexuales de riesgo, que de otra manera quizá pasarían desapercibidos por ser asintomáticos o tener signos que pueden pasar desapercibidos como diarrea o vómitos.
Los brotes de hepatitis A han estado tradicionalmente ligados a la escasez de medidas higiénico-sanitarias. En España, por su posición en el sur de Europa, la incidencia de la enfermedad ha sido históricamente mayor que en el norte de Europa, pero “una vez que el país se incorpora al mundo desarrollado bajó mucho”. “Así que hay mucha inmunidad en las cohortes de más edad (en personas de entre 50 y 70 años llega al 50%, según los estudios de seroprevalencia) pero bajísimas tasas en personas entre cero y veinte años que no se han expuesto al virus porque circula menos al haber mejores medidas de salud”, prosigue García Samaniego.
Según mejoran estas condiciones de higiene, los casos se concentran en dos grupos, dicen los expertos. Por un lado, todavía se dan brotes entre niños y en instituciones cerradas porque son más “vulnerables a la transmisión fecal-oral”, justifica el hepatólogo de La Paz. “La higiene de manos es algo que previene la infección y este grupo no la sigue escrupulosamente”. Por otro, en las personas que tienen prácticas sexuales de riesgo.
Precisamente este hecho sacó del calendario vacunal universal de los menores el suero contra la hepatitis A. Solo se incluye actualmente en Ceuta y Melilla, por su proximidad a países africanos, y en Catalunya. Los expertos consultados, y también el informe de Sanidad, llaman a reforzar la vacunación en los grupos para los que sí está recomendada: las personas con riesgo de enfermedad grave (patología hepática crónica, alcoholismo o cirrosis; o trasplantados) o con prácticas de alto riesgo de infección (trabajadores sexuales, hombres que tienen sexo con hombres)y como medida postexposición para prevenir que se contagien los contactos. Las autoridades sanitarias también aconsejan poner la vacuna a los viajeros que se desplacen a lugares con condiciones higiénico sanitarias deficientes.
Gráfico de Raúl Sánchez.
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