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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Raúl Rejón

18 de marzo de 2022 23:10 h

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Si usted quiere un jilguero apresado en el campo para que cante en su casa, no tendrá problemas. En España es sencillísimo comprar un pájaro salvaje a pesar de no estar permitido: la caza de aves cantoras para alimentar coros persiste en un silvestrismo furtivo que alimenta un mercado negro practicado a plena luz.  

No importa que el silvestrismo –la caza de pájaros cantores– esté suspendido desde 2019 para evitar una sanción europea. Basta con mirar un anuncio online, contactar por teléfono y los jilgueros, luganos o pardillos silvestres sacados del campo pasarán a nuevas manos a cambio de unos euros. Una “cesión” con precio, como lo llaman los implicados para sortear el término vender.

—¿Qué te queda ahora?

—Me quedan dos gargantas blancas y el resto normales.

—¿Están alpistados y en la jaula tranquilitos?

—Claro, claro. Tres meses ya cogidos. Los gargantas blancas valen 80 euros cada uno.

No es una recreación sino una conversación real mantenida en diciembre de 2021 que ilustra cómo funciona el silvestrismo furtivo y los canales de comercialización que proliferan en sitios online como Milanuncios y grupos de WhatsApp.

Los “gargantas blancas” son jilgueros con una mutación de plumaje. Los hace más exclusivos y apreciados por los aficionados. Más caros. Además, en diciembre pasado, llevaban “tres meses” cazados. Tres meses en la jaula, lo que los hace más atractivos porque han pasado las primeras fases de amansamiento.

Antes de que, tras la exigencia de Bruselas para que se cumpliera la ley en España, se paralizara el silvestrismo, esta práctica suponía la caza de cientos de miles de ejemplares cada temporada. Pero la norma se burla con una sencillez pasmosa.

Glosario furtivo: del paso o alpistado

Sin mayor filtro que llamar por teléfono al número que ofrece en su anuncio público, un persona te explica que sus ejemplares son silvestres y que los tiene ya medio sometidos a la jaula. Si necesitas verlos, te manda un vídeo para que salgas de dudas.  

“Yo tengo un jilguero que es del paso, pero que lleva ya dos meses en la jaula. Lo tengo en una C2. Está alpistado. Se asusta un poquillo todavía, pero eso con el tiempo. Y tengo también una hembra del paso, que esa la tengo por lo menos hace tres meses. La tengo en una jaulita así grande. Que está bien de pluma y de salud. Comen de los bebederos y los comederos ya. Los pájaros están bien. Si quieres te paso fotos y te paso vídeos”. El vídeo que remite muestra un jilguero nervioso que revolotea como buscando una salida.

Si los pagas te los quedas. Esta conversación tiene términos útiles para entender este mundo. Del paso, alpistados, bien de pluma... Un glosario del silvestrismo, en este caso, furtivo.

  1. Del paso: hace referencia a pájaros cazados en el campo, silvestres, en la idea de que han sido apresados en sus viajes migratorios. Los animales silvestres lucen colores más vivos, mayor tamaño... Su captura actualmente está prohibida porque las órdenes de veda de las comunidades autónomas no incluyen ningún cupo autorizado para frenar un proceso sancionador europeo contra España. Solo la Comunidad de Madrid creó en octubre pasado un amparo legal, revestido de investigación científica, para permitir un pequeño número de presas.

Así lo cuenta un comerciante pirata: “La jilguera de paso es más grande que la normal. Ahora mismo están en época que el pájaro se alimenta de ortigas, el pájaro está más fuerte, ya han mudao, ¿sabes?”

En realidad, “no hay grandes diferencias entre un jilguero europeo en migración y otro residente en España”, aclara Juan Carlos del Moral, biólogo de la Sociedad Española de Ornitología (SEO-Birdlife). De hecho, “ningún ornitólogo se atrevería afirmar cuál es cuál a simple vista”. Al final, “del paso” se ha convertido en sinónimo de silvestre.

  • 2. Alpistados: estos ejemplares salvajes son más codiciados, pero exigen ser amansados. De entrada, un pardillo o un verderón silvestre come lo que encuentra en libertad. No alpiste. Por eso, si se ofrecen alpistados indica que esos pájaros han terminado por aceptar ser alimentados. Comen lo que les ponen y te ahorras tener que llevar a cabo ese proceso.

A finales de 2021, un anunciante hablaba así de esto:

—¿Están ya alpistados?

—Sí. Llevan un mes en la jaula, ya.

—¿No se están dando ya golpes en la jaula?

—Tranquilos, tranquilos tampoco están porque han estado en libertad, pero no son pájaros que se vuelven locos. Recién cogidos no están, llevan ya cerca de cuatro semanas.

  • 3. Se asusta: las aves cazadas no aceptan de buen grado su cautiverio. Quieren escapar y, hasta que se rinden, buscan salir de la jaula y no admiten bien la manipulación.
  • 4. Bien de pluma: si el ejemplar se golpea con los barrotes, si es picoteado por otros compañeros de jaula al meterla ahí, las plumas sufren.

Del paso, de la sierra, de campo, alpistados... son los términos que indican en los anuncios de compra-venta-cesión que se trata de pájaros apresados en la naturaleza. Encontrar anuncios con esas ofertas –y los que demandan estos ejemplares– es fácil. En el portal Milanuncios aparecen constantemente, con contactos particulares y teléfonos, a pesar de ser una práctica prohibida, como ha detectado una investigación científica en curso sobre el mercado de aves autóctonas y exóticas en España todavía en elaboración.

Casi como cualquier ser vivo, los pájaros se estresan muchísimo cuando son capturados en el medio natural y metidos en una jaula. Algunos morirán al meterlos, otros a los días y ya los más fuertes resistirán

Esta empresa contesta que “no intermediamos en las transacciones y Milanuncios prohíbe la publicación de anuncios de venta de este tipo de animales”. Añade que disponen de “un filtro automático y un equipo específico de personas” aunque, de momento, no haya dificultado mucho este comercio. “En breve, los anuncios de animales solo podrán ser publicados y gestionados por profesionales que sean centros autorizados” para lo que pedirán, dicen, “comprobación telefónica y número de núcleo zoológico”.

Del Moral explica que “casi como cualquier ser vivo, aunque las plantas no puedan quejarse, los pájaros se estresan muchísimo cuando son capturados en el medio natural y metidos en una jaula. Cualquier intervención humana tiene consecuencias. Incluso las aves al ser anilladas con fines científicos sufren estrés y hay un porcentaje que, solo con caer en la red, fallecen por un fallo cardiaco. Así que sí, algunos de estos pájaros morirán al meterlos en la jaula, otros a los días y ya los más fuertes resistirán”.

Los silvestristas, al fin y al cabo cazadores, trabajan para revertir la normativa y volver a tener autorizaciones de caza. Antes de que la Comisión Europea iniciara el expediente contra España, se daban permisos para cientos de miles de ejemplares. Entre 2013 y 2015, los cupos sumaron más de 900.000.

Los avisos llegaron en 2016 y el ultimátum de Bruselas antes de llevar el caso al Tribunal de Justicia, en mayo de 2018. Ahora, los silvestristas están en primera línea de protesta este 20 de marzo en la manifestación contra el Gobierno lanzada por la Real Federación Española de Caza y el lobby cinegético Fundación Artemisán.

Finalmente, a esta protesta se han adherido la patronal agraria Asaja, la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos COAG, la Unión de Pequeños Agricultores, la federación de regantes Fenacore y la Asociación Europea de Ganaderos de Toros de Lidia. Pero la reclamación silvestrista parte en cabeza. El 23 de enero pasado, durante una manifestación similar por Madrid, se leía en una pancarta: “El silvestrismo existe antes que el socialismo”.

Los concursos de canto son un foco de impunidad para el comercio de pájaros. Sabemos que allí hay muy pocos ejemplares criados en cautividad y, al amparo del concurso, se hace la compra-venta

“La actividad pajarera de los concursos de canto no ha disminuido, lo que ha hecho que se incentive el establecimiento del mercado negro”. El análisis es de la Generalitat de Catalunya tras desmantelar un punto de caza de fringílidos el febrero pasado. Un agente rural explica a elDiario.es que “los concursos de canto son un foco de impunidad para el comercio de pájaros. Sabemos que allí hay muy pocos ejemplares criados en cautividad y, al amparo del concurso, se hace la compra-venta”.

Métodos prohibidos, amansar y 'legalizar' aves cazadas

Mientras los cazadores buscan amnistiar el silvestrismo, un paseo virtual por los grupos de WhatsApp dedicados a esta actividad permite comprobar cómo se han mantenido hasta cierto punto sus prácticas: se piden consejos para amansar pájaros atrapados del campo, sobre cómo usar métodos de caza prohibidos o cómo intentar hacer pasar por legal (criado en cautividad) ejemplares cazados en la naturaleza o se ofrecen nidos con pollos silvestres.

“¿Alguien sabe cómo se ponen las redes de libro?”, pregunta un usuario del foro 'Pasión silvestrista 2'. Una cuestión sobre un método de caza no permitido por ser masivo y no selectivo. Otro miembro le contesta: “Creo que esa práctica está prohibida”. Y la siguiente contestación le aclara, no por ética sino por prudencia: “Te doy un consejo, no digas eso en el grupo porque se te va a caer el pelo como haya uno que quiera joderte. Mírate un vídeo en Youtube y te dicen cómo montarla”.

Una vez que se han capturado los pájaros, moverlos no es tan fácil, ya que esos ejemplares no muestran las anillas en su patas que certificarían que han nacido y se han criado en cautividad. Las anillas se colocan para mostrar que son legales. Un usuario explica en 'Silvestrismo Pasión': “Tengo caderneras [jilgueros] tocando muy bien, lo que pasa es que estoy leyendo las normas y no se pueden enviar vídeos si el pajarito está sin anillar”. Y luego dice: “Esta mañana lo anillamos, je je”. Y manda vídeo.  

Con esa problemática encima, también se habla de cómo legalizar pájaros silvestres capturados: “Yo tengo una pareja desde hace un año y medio y quería llevármelos al sol los días de pesca pero como no están anillados no hay nada que hacer. Si no están anillados no se pueden anillar, no puedes coger un pájaro con tres años y ponerle una anilla […] lo primero que la anilla no le entra por la pata”.

Fuentes de los agentes rurales cuentan cómo burlan esa dificultad física: “Hemos constatado cómo se luxa uno de los dedos de los pájaros para que les entren las anillas oficiales, en teoría inviolables, que facilita la Administración para la cría en cautividad”.

Otro de los temas que se abordan es qué métodos utilizar para amansar pájaros silvestres una vez cazados y retenidos en cautividad: “Un amansamiento... coge un jaulín y te lo pones a tu lado desayuno comida merienda en una semana lo tienes como un guante”. Los pájaros apresados quieren volver al campo abierto. 

Estos foros denotan la impunidad con la que se desarrolla el silvestrismo furtivo o el escaso nivel técnico que se exige en estas compra-ventas pirata: un participante pregunta por qué su pajarito está intranquilo en la jaula. Se golpea contra los barrotes. “¿Qué puedo hacer para que se tranquilice?”, pregunta adjuntando una foto del animal con heridas en la base del pico.

Alguien le contesta: “Ese pájaro es capturado, por eso se ha hecho esas heridas con los barrotes por intentar escaparse. Te aconsejo que lo sueltes y el que te lo ha dado que no capture más”. El primero confirma: “Lo compré por Milanuncios... lo soltaré, no quiero que se haga daño o morir por cómo está de nervioso desde la semana pasada”.  

En el grupo Silvestrismo Pasión se ha dado alguna conversación que resume en cierta medida la situación: se reconoce un furtivismo habitual, aunque hay quien lo critica.

—Ya somos mayorcitos para saber lo que hacemos y más en los tiempos que estamos. Suspendida la caza (que no prohibida) la gente se busca las habichuelas para tener sus pájaros.

—A los que nos gusta esta afición se nos complica por las capturas y venta ilegales.

—Ya sabemos de qué pie cojea cada uno. Todos, digo todos, alguna vez hemos sido furtivos y el que diga que no, me da que miente. (…) Sabemos que solo hay dos maneras de adquirir pájaros o bien criarlos (el porcentaje es muy bajo) o bien comprándolos o saliendo a cazar. No hay más.

—Ensalzar el furtivismo no es correcto.

—¿Por qué esconder lo que hay? ¿Hay furtivismo? Oferta, demanda... no hay más. A lo mejor hay que replantear por qué existe el furtivismo.

—Deberíamos ser más exigentes si queremos que algún día vuelvan a dar algún permiso.

—El silvestrismo que hay hoy en día, el silvestrismo de cajón, es a base de pájaros extraídos del medio natural. Para los pájaros de concurso, desde el año 2018 que se dejó de capturar en Madrid... ¿de dónde se consiguen los pájaros nuevos? ¿De la cría? No, hombre, no. Vamos a ser realistas.  

En estos grupos, repasando sus conversaciones, cabe casi de todo. Incluso pedir fórmulas para exacerbar el celo de los machos a base de aplicarles testosterona y que canten más fuerte, más agresivamente: “Quiero hacer un unte con esta testosterona, ¿qué más hace falta?”, consultan enseñando una imagen del producto Testex Prolongatum.

Los mismos agentes de campo cuentan que “como los concursos son para ver qué macho es más fuerte, se les hace eso. Entre los ejemplares que hemos incautado muertos, la necropsia ha detectado que tenían los testículos atrofiados”. Al aplicarles la hormona, esa fábrica natural va desapareciendo.

Con todo, algunos usuarios y administradores expresan en sus mensajes quejas por la temática fuera de la legalidad que prolifera en los grupos y dicen: “Fotos de pájaros sin anillar, pájaros que claramente son de captura reciente y nadie dice nada”. En otro foro se alzan voces: “Si no queréis hacer más daño al silvestrismo no publicar [sic] fotos ni hacer comentarios que incumplan la ley actual”.

“El furtivismo se ha profesionalizado”, analiza este agente catalán. “Durante el confinamiento [por la COVID-19] hemos detectado cómo se ponen las trampas por la noche y se recogen los pájaros por la mañana. Llegan y, en cinco minutos, han desaparecido. También se utilizan cada vez más parcelas privadas cerradas donde no se ve lo que pasa. El campo es muy grande”.