El consejero delegado del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, y el exdirector de El País Joaquín Estefanía han protagonizado un severo enfrentamiento durante la reunión mantenida esa mañana entre los cargos directivos del rotativo. A la cita estaban llamados desde los principales directivos hasta los jefes de sección y en ella Cebrián expuso su postura en torno a las medidas de presión planteadas por la plantilla ante el ERE anunciado por la dirección. A este respecto Cebrián advirtió que “el periódico no puede funcionar como una asamblea. Si alguien pretende convertirlo en una asamblea prefiero cerrarlo”.
El enfrentamiento entre Cebrián y Estefanía viene motivado por la publicación en las páginas de sociedad del diario de un artículo titulado “El comité de empresa amenaza con 18 días de huelga en EL PAÍS”. En ese artículo, publicado este martes, se da a entender que Joaquín Estefanía dio su visto bueno a los planes de restructuración durante el último consejo de administración de El País.
Estefanía, ante los cargos del diario, quiso aclarar su posición desmintiendo que hubiese aprobado esa decisión. El exdirector de El País explicó que en ese consejo se opuso a la decisión argumentando que “con el despido de 150 periodistas el deterioro de la calidad del periódico podría ser irreversible”. “Recuerdo muy bien lo que dije -puntualizó Estefanía- porque lo tenía muy meditado”, recalcó Estefanía.
Estefanía, ante el resto de compañeros, le recordó a Cebrián su fidelidad a lo largo de los años con referencias a momentos complicadísimos para el diario, como su apuesta por la libertad durante las inquietantes horas del 23-F, para concluir con la siguiente afirmación: “Juan Luis, no puedo pasar por esto”.
A lo largo de la tarde del lunes, según fuentes de la redacción de El País, los movimientos de presión han sido constantes a tan sólo unas horas de iniciarse la huelga de firmas planteada por el comité de empresa. Según estas fuentes, el actual director del diario, Javier Moreno, y el director adjunto, Vicente Jiménez, se encargaron de transmitir a la redacción que quien no firme sus informaciones mañana (por el martes) podría no volver a firmar nunca y que consideran la huelga de firmas “un sabotaje a la producción que tendrá consecuencias”.