Cecilia Marogna, la mujer a la que el cardenal Becciu pagó 600.000 euros para llevar “ciertos negocios” al margen del Vaticano
Algunos ya la conocen como la ‘Corinna’ del cardenal Giovanni Becciu. Otros la asemejan con milady De Winter, la espía del cardenal Richelieu en Los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. En la prensa italiana la llaman sencillamente 'la dama del cardenal'. Cecilia Marogna, 39 años, nacida en la isla de Cerdeña, como el polémico purpurado, se presenta como una experta en seguridad y relaciones institucionales y recibió unos 600.000 euros procedentes de los fondos de la Secretaría de Estado en su empresa de Eslovenia a cambio de supuestos servicios de inteligencia. Se supone que creó una especie de red diplomática paralela a la oficial, útil a los intereses de Becciu, defenestrado el pasado 24 de septiembre por el papa Francisco por su implicación en una trama corrupta que utilizó dinero de la caridad para adquirir inmuebles de lujo.
“He trabajado para el Vaticano, es verdad”, admitió la mujer en una reciente entrevista. Y contó que conoció a Becciu “hace cuatro años”. Sin embargo, negó que hubiera utilizado el dinero para adquirir zapatos, bolsos y accesorios de grandes marcas, como se ha publicado estas semanas. Asegura que construyó para la Santa Sede “una red de relaciones diplomáticas de alto nivel. Lo que también sirvió, por supuesto, para tomar información para tratar de liberar a los sacerdotes y monjas secuestrados en territorio difícil. Pero no robé un euro”. Los investigadores vaticanos le siguen la pista a la misteriosa “sobrina” del cardenal, como era conocida en el Vaticano, y sospechan que haya podido estafar (o ayudar a estafar) dinero de la Santa Sede, y del Óbolo de San Pedro, un dinero destinado a obras de caridad.
Cecilia Marogna niega que actuara a espaldas de Roma: “Tengo una carta del cardenal autorizándome a viajar y a tener relaciones diplomáticas para ayudar a la Iglesia en un territorio difícil” como Oriente Medio, Uganda, Malí o Burkina Faso, “negociando en algunos casos la liberación de religiosos y misioneros secuestrados”. “He hecho un mapa de las misiones, con análisis de datos sobre el territorio, algo que el Vaticano no había hecho antes”, afirma, admitiendo que el dinero también pasó por intermediarios en Somalia o Londres. La capital británica parece alzarse como centro de la trama que investiga el Vaticano.
“Unos pocos cientos de miles de euros”
“Becciu y yo no éramos los únicos que llevábamos ciertos negocios”, desvela esta mujer, que niega haber utilizado ningún fondo vaticano para pagar rescates de misioneros secuestrados. “Estamos hablando de unos pocos cientos de miles de euros gastados en cuatro años. Y las transferencias que mi compañía recibió del Vaticano incluían mi salario. No soy un misionero, ¿verdad? Me pagan por el trabajo que hice”, subraya.
Confirma que se entrevistó con Becciu en 2016, y que luego ella le propuso “recoger datos” en diversas zonas del mundo. “Luego vinieron serias crisis y secuestros. Gasté el dinero que llegó directamente a los territorios. Y, por supuesto, también está mi compensación: no trabajo gratis. Pero con 600.000 euros no se pagan rescates. Hablemos de otras figuras”, termina, dejando en el aire muchísimas más preguntas.
Fuentes cercanas al religioso dijeron que había sido “estafado”, y que estaba convencido de que la mujer usaba “los fondos del Obolo de San Pedro para salvar las vidas de eclesiásticos en peligro”. Ella por su parte ha negado rotundamente que tuviera una relación con Becciu: “Es todo falso. ¿Yo, amante del cardenal? Absurdo”. Lo que sí parece bastante comprobado es que contaba con la máxima confianza del purpurado, tras la aparición de unas cartas de presentación de Marogna con membrete vaticano y firmadas por Becciu que le servían para abrir infinidad de puertas.
La punta del iceberg
Del caso Becciu apenas ha asomado la punta del iceberg, y cada día aparecen nuevos indicios del uso que se hacía del dinero destinado a los pobres. Según informa Financial Times, durante los años en que el cardenal sancionado por el Papa ejercía como Sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano invirtió parte de las donaciones del Óbolo de San Pedro en fondos que apostaban por la quiebra de empresas como Hertz, una empresa de alquiler de coches que se declaró en bancarrota en mayo.
La apuesta, supervisada por Becciu, sostenía que Herz cumpliría con sus pagos al menos hasta abril, de modo que acertó, pero la utilización de fondos de los pobres para la especulación, o el juego, son acciones que han sido condenadas reiteradamente por Francisco, quien llegó a denunciar los credit default swaps (una especie de cobertura de riesgos especulativa) como una “bomba del tiempo inaceptable desde el punto de vista ético”. Según el Financial Times, no hay constancia de que Bergoglio tuviera conocimiento de estas prácticas rayanas con la ilegalidad.
La inversión, confirma la publicación británica, que ofrece incluso los documentos, se realizó bajo la supervisión del cardenal Giovanni Angelo Becciu. Otras inversiones realizadas por los gerentes de la Secretaría designados por Becciu incluirían financiación para Rocketman, una película biográfica de 2019 sobre la vida del músico Elton John. La inversión, que superó los cuatro millones de euros, se llevó a cabo a través del Fondo Global Centurion, que podría haber gestionado un total de 528 millones de euros del Vaticano e innumerables operaciones financieras.
Entre ellas, la compra de múltiples propiedades residenciales de lujo en el exclusivo barrio londinense de Knightsbridge (entre ellas el famoso palacio de Sloan Avenue), así como facturas relacionadas con hospitales controlados por la Santa Sede. En algunos casos, generándose “enormes pérdidas”.
¿Se puede procesar a un cardenal?
Entretanto, los expertos vaticanos dudan si se puede procesar o no a Becciu, puesto que el italiano ha renunciado a sus funciones como cardenal, pero no al cargo. Y un cardenal no puede ser juzgado más que por el Papa. Mientras, salen a la luz nuevas filtraciones, que apuntan a una dura lucha de poder entre Becciu y Pell, que habría llevado al primero a 'financiar' los procesos por pederastia en contra del cardenal australiano.
Según apunta Australian Financial Review, el abogado de Pell, Robert Richter, ha pedido una investigación oficial para dilucidar si Becciu pudo transferir un total de 700.000 euros del Vaticano a Australia para financiar a varios testigos o para “impulsar una campaña mediática” contra su enemigo Pell.
Pell fue finalmente absuelto en el Tribunal Supremo australiano tras ser condenado por abusos a menores y encubrimiento, y la semana pasada volvió a Roma. Becciu, por su parte, rompió a través de su abogado el silencio de estos días para rechazar todas las acusaciones que han sido publicadas en la prensa y asegurar que pronto podrá mostrar su fidelidad al pontífice.
“Su eminencia el cardenal Becciu reitera la absoluta falsedad de los cargos en su cuenta transmitidos a través de la prensa, confirmando que no ha cometido ninguna actividad ilícita. Espera con serenidad los resultados de cada investigación para finalmente poder confirmar su fidelidad al Santo Padre y a la Iglesia”, escribió su abogado en una nota.
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