La ministra de Educación, Isabel Celaá, ha anunciado este jueves en el Congreso que la de Educación será la primera ley que aprobará el Gobierno esta legislatura. Derogar la LOCME del PP ha sido una prioridad para el Parlamento (excluidos los populares) desde el momento mismo en el que se aprobó. Pese a esta premura, los tiempos que exige en el Congreso tramitar una ley orgánica como esta rondan los tres meses, lo que pone en cuestión que la reforma vaya a llegar a tiempo para entrar en vigor el próximo curso.
De hecho, el Gobierno ya aprobó en el Consejo de Ministros la LOMLOE –como se llamará la nueva ley– e incluso la llevó al Congreso. Pero lo hizo el mismo día que se disolvían las cortes, en febrero del pasado año, por lo que no tuvo recorrido alguno. Sin embargo, aquella maniobra sirvió para cumplir los trámites que debe pasar un proyecto de ley antes de ser aprobado, lo que va a aprovechar el Gobierno para agilizar el trámite ahora presentando el mismo texto.
Aún así, habrán pasado siete años desde que todos los grupos entonces presentes en el Congreso pactaron derogar la LOMCE en cuanto una mayoría parlamentaria lo permitiera.
Celaá ha explicado ante la Comisión de Educación del Congreso las medidas básicas que incluirá la ley, todas ellas ya conocidas. Como ideas generales, la ministra destacó que la ley incluirá por vez primera “el enfoque de derechos de la infancia como principio rector del sistema”, que tendrá un enfoque de igualdad de género, la personalización del aprendizaje y un impulso a la Formación Profesional, que tendrá su desarrollo propio en forma de ley.
Más en concreto, la LOMLOE pretende reducir el abandono educativo (que supera el 17%), garantizar la educación en valores cívicos, flexibilizar la secundaria para que los estudiantes no entren en itinerarios muertos, extender la educación infantil de 0 a 3 años, modernizar la profesión docente (se incluirá un año de prácticas para los docentes), devolver competencias a los consejos escolares en los centros, modificar los currículos para fomentar las competencias y rebajar los contenidos o rebajar el peso de la Religión en los centros educativos haciendo que no cuente para la media y que no tenga asignatura alternativa.
Entre los planes del Ministerio también está modificar el sistema de becas (universitarias y no universitarias), crear un organismo que diseñe los nuevos currículos y cambiar la formación inicial y permanente del profesorado.