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ENTREVISTA Próxima secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial

Celeste Saulo: “Los ataques a meteorólogos son una oleada acientífica y matar al mensajero no resuelve el cambio climático”

La meteoróloga Celeste Saulo.

Raúl Rejón

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Celeste Saulo (Buenos Aires, Argentina, 1964) va a ser la primera mujer en dirigir la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El 1 de junio fue elegida como la futura secretaria general, un puesto que asumirá en 2024. Esta meteoróloga se rebela contra la inacción climática, convencida de que lo más caro es “no hacer nada” ante el calentamiento global. Quedarse paralizados “no es una opción”, insiste machaconamente para combatir los discursos pesimistas que brotan a medida que la temperatura del planeta aumenta.

Unos discursos que ve relacionados con “los mensajes de odio” que se reproducen contra los científicos que muestran la realidad de la crisis climática: menos precipitaciones, olas de calor, incendios gigantescos o tormentas que terminan en inundaciones. “Matar al mensajero no va a solucionar los problemas”, cuenta en una conversación con elDiario.es.

Usted ha sido elegida secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y asumirá a partir de 2024, pero ¿para qué sirve este organismo?

Somos la agencia especializada de Naciones Unidas en temas referentes al tiempo, al clima y al agua. Una de las funciones fundamentales es coordinar los servicios meteorológicos e hidrológicos entre países. Sin los servicios meteorológicos coordinados no sabríamos cómo sube la temperatura cada año en el planeta o cómo cambian las precipitaciones a nivel global. Hoy, esa capacidad de coordinación es un capital enorme.

¿El hecho de que la cara más visible de la organización vaya a ser no solo una mujer, sino una mujer del sur global es un salto? ¿Va a aportar una visión diferente?

La OMM estuvo siempre bajo la dirección de hombres durante 150 años. Y en su gran mayoría europeos. Solo una vez hubo un africano. Esto quiere decir que es fundamental la necesidad de incrementar la diversidad porque el mundo es diverso y no puede representarse desde una única mirada. Y esa es una enorme responsabilidad porque la organización tiene un sesgo marcado por su historia que creo que le ha hecho perder, a veces, esa diversidad de mirada y complementariedad de conocimientos.

La información meteorológica está siendo muy demandada tanto para sectores económicos como la agricultura y el turismo como para el ocio de las personas. ¿Es el momento de aprovechar esa atención para transmitir información científicamente contrastada sobre el cambio climático?

Sí, por supuesto. Es necesario incrementar la comunicación. El Panel de Expertos en Cambio Climático (IPCC) ha publicado hace poco su VI informe en el que revisa el estado del clima, las señales, los impactos y analiza escenarios futuros. Es un trabajo muy exhaustivo que toma un ciclo de ocho o nueve años, así que la OMM tiene la responsabilidad de ir mostrando el paso anual. De generar informes cada año.

Entre un informe y otro del IPCC, la OMM tiene la ventaja de disponer de información todos los días. Y eso conforma un capital para alimentar la información de manera anual, lo que puede ayudar a los que toman decisiones y alertar sobre los fenómenos más preocupantes, como el derretimiento de glaciares. La OMM es la que se encarga de poner esto en la agenda internacional. Un rol fundamental.

Porque el tiempo que tenemos cada día ya nos está avisando de cómo se acelera el cambio climático y sus consecuencias.

El cambio climático lo estamos padeciendo de manera casi diaria. Los científicos tenemos una manera de asignar cada evento al cambio climático. La denominada atribución. No todo lo que ocurre a diario corresponde al cambio climático, eso hay que decirlo, pero para eso está la ciencia que utiliza estrategias, técnicas y herramientas para decir: esto que ocurrió aquí, sin el calentamiento global hubiera sido un 70% menos probable. Esos estudios son muy valiosos. Sobre todo para atender a los daños y pérdidas que genera el cambio climático. Y eso requiere datos.

El cambio climático no es una serie en 'streaming', sino una realidad en la que todos estamos

Lo que sí refleja ese seguimiento continuado del tiempo meteorológico es que cada vez tenemos más eventos extremos y que son más seguidos.

Todos sabemos que nos encontramos eventos más severos con más frecuencia que lo que nuestro propio registro de memoria puede retener. Lo hemos visto en Europa con las olas de calor de 2022 y en Latinoamérica con el mayo más cálido de la historia de Argentina. Señales más que claras de que el cambio climático nos está dando miles de muestras de sus impactos.

¿Qué mensaje sacamos de que el humo de los incendios de Canadá llegue hasta España?

Es un hermoso ejemplo de lo importante que es la cooperación internacional. También sabemos que la circulación global y los vientos dominantes hacen que las tormentas de polvo de África lleguen al Caribe y a Estados Unidos. Por eso tenemos que coordinarnos no solo para monitorear lo que ocurre sino para pronosticar.

En este sentido, las alertas tempranas sobre episodios meteorológicos severos –ya sea una intrusión de arena, unas lluvias torrenciales o una ola de calor– son cruciales para amortiguar los impactos y los daños del cambio climático...

No puede subrayarse más. Y ahí tengo que felicitar a los compañeros de la AEMET, que son muy activos, por ejemplo, en los avisos de las tormentas de polvo y arena.

Los sistemas de alerta temprana son una clave para la adaptación. Y creo que debemos entenderlos como algo fundamental para la supervivencia

Los sistemas de alerta temprana son una clave para la adaptación. Y creo que debemos entenderlos como algo fundamental para la supervivencia. Los países de la OMM hemos establecido como prioridad trabajar para que todo el planeta esté cubierto por esos sistemas de alerta temprana en 2027. Es un desafío enorme, pero está claro que hay países muy vulnerables con menos recursos y debemos trabajar en esa cooperación para poder lograrlo como manera de proteger vidas, bienes y formas de sustento.

Póngame un ejemplo...

En los objetivos del desarrollo sostenible se habla de alcanzar el hambre cero. Pues bien, la alerta temprana tiene que ver con eso. Si eres un pescador familiar en una zona vulnerable y hay una tormenta, si no tienes acceso a una alerta para poder resguardar tu embarcación lo que no puedes resguardar es tu fuente de trabajo y de sustento. Así que no hay manera de garantizar hambre cero si no se mira de manera multifactorial. Por eso las alertas son tan importantes. No es solo para que una población urbana evite un incordio, es para proteger a las comunidades que tienen modos de vida mucho más vulnerables y expuestos.

¿Qué reflexión hace sobre la campaña de acoso que han soportado los meteorólogos de la AEMET?

Es algo sumamente preocupante. Me solidarizo con los compañeros de AEMET. Y está ocurriendo en otros lugares del mundo. Es la típica reacción que tiene que ver con el discurso del odio y con una posición retrógrada por la que, en lugar de valorar la existencia de organizaciones científicas que nos anticipan lo que podría pasar (con sus incertidumbres), estamos matando al mensajero. Habla de una enorme irresponsabilidad por parte de la sociedad, que para mí es repudiable, porque este mensajero tiene una responsabilidad. No está hablando sin elementos de juicio. Tenemos que plantarnos muy firmemente contra esos discursos de odio que solo paralizan a las sociedades.

¿Es una oleada reaccionaria?

Es una oleada totalmente acientífica e injusta. Además, habla de un problema profundo que tenemos que resolver como sociedad y es que apagando la televisión o no escuchando las noticias, los problemas no desaparecen ni se resuelven. Matando al mensajero no vamos a resolver el cambio climático. Lo conseguiremos si hacemos cada uno lo que tenemos que hacer.

¿El cambio climático es preocupante? Por supuesto. Pero ¿qué haces frente a una preocupación en la vida cotidiana? ¿Haces como el avestruz y escondes la cabeza bajo tierra? No. Actúas. Lo fundamental es actuar

¿Está detectando un discurso pesimista respecto a poder atajar el calentamiento global?

Es otra expresión de la misma inmadurez. ¿Qué haces cuando algo te asusta mucho? Probablemente te paralices. Y eso es lo que hay que evitar. ¿El cambio climático es preocupante? Por supuesto. Pero ¿qué haces frente a una preocupación en la vida cotidiana? ¿Haces como el avestruz y escondes la cabeza bajo tierra? No. Actúas. Acá lo fundamental es actuar. No sobredimensionar porque, desde luego que es grave, pero se puede y se debe actuar. Y tratar de de mostrar que lo peor que puedes hacer es no hacer nada. Y el coste de hacer algo es cero: vivir y consumir de manera responsable en la vida cotidiana tiene coste cero y tenemos que asumirlo si queremos un planeta vivible para las generaciones futuras.

Usted insiste en que hay que lanzar un mensaje optimista.

El mensaje tiene que ser de optimismo, pero de compromiso. Las cosas no van a pasar si nos ponemos a mirar lo que está sucediendo como si fuera en una televisión. El cambio climático no es una serie en streaming, sino que es una realidad en la cual estamos inmersos. Somos parte y somos corresponsables. Cuanto más nivel de poder, más responsabilidad. Pero todos podemos hacer algo y debemos hacerlo.

Al ver cómo se acumulan los efectos climáticos, ¿no le dan ganas de decir, como científica, “ya lo avisamos”?

Es un poquito duro. Los científicos y científicas venimos levantando la mano hace más de 50 años. Es un poco duro que como sociedad tengamos que llegar a esto y, aún en estas condiciones, que el mundo no se dé cuenta y se bajen las emisiones de efecto invernadero. En realidad han subido. Es un gran dolor pero eso nos debe hacer bajar los brazos.  

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