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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Cena familiar, de amigos o de empresa: así es el riesgo de contagio durante las fiestas navideñas

Cenas de empresas, comidas con amigos y amigas o reencuentros familiares. El mes de las reuniones sociales por excelencia ha pillado a España en plena sexta ola y ascenso de la incidencia, un escenario que incrementa el riesgo de que el coronavirus se expanda a las puertas de la Navidad. La situación es incomparable a la del año pasado; ahora un 80% de la población está vacunada, pero brotes como el ocurrido en Málaga en una comida prenavideña advierten de que el virus sigue circulando y del peso que sigue teniendo la aplicación de medidas de protección y seguridad.

Es lo que pretende reflejar un modelo matemático diseñado por varios investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) que simula la transmisión por aerosoles del SARS-CoV-2 en función de distintas variables que pueden ajustarse (los metros cuadrados del habitáculo, si hay ventilación, si se usa mascarilla...). El resultado es el tiempo máximo que el número total de personas escogido puede permanecer sin contagiarse asumiendo que uno de los asistentes está infectado, una posibilidad que se incrementa con el aumento de la incidencia.

La aplicación, desarrollada por Kasim Khan en colaboración con Martin Z. Bazant y John W. M. Bush, utiliza un modelo teórico para establecer períodos de exposición y niveles de ocupación seguros para espacios interiores. Distribuido ya en 2020 en forma de herramienta online, el modelo ha sido actualizado ahora para incorporar la tasa de vacunación o el tipo de variante de coronavirus predominante.

¿Qué ocurriría si una persona de las que está en la cena de empresa o comida de Navidad está contagiada?

elDiario.es ha comparado el tiempo máximo de exposición sin riesgo para cuatro situaciones distintas y habituales durante el mes de diciembre: una cena de Nochebuena o Nochevieja pequeña, de cinco miembros, en una casa; otra un poco más grande, con 10; una comida de amigos y amigas de 25 personas y una cena de empresa con 100 asistentes, ambas en un restaurante. Todos los escenarios se han calculado con ocho de cada diez vacunados, que es la tasa actual en España y la delta como variante predominante, mientras que el espacio escogido varía en cada caso.

Para cada uno de los supuestos, se muestran los diferentes tiempos hasta que se produce el contagio en función de si se adoptan o no medidas de protección como la ventilación o el uso de mascarilla y qué ocurre si se aplican unas pero no otras. En todos los casos, los asistentes están hablando normalmente (no gritando ni cantando, lo que incrementaría el riesgo). En los dos primeros supuestos, la estancia es un salón-comedor estándar de 20 metros cuadrados y 2,5 metros de alto; la cena de amigos es en un restaurante de 40 metros cuadrados y 3,5 de alto y la de empresa, en uno de 150 metros y la misma altura.

¿Qué riesgo asumiríamos en cada uno de los escenarios?

El siguiente gráfico muestra qué pasaría en un encuentro íntimo, de no más de cinco personas. El tiempo de exposición seguro aumenta mucho a medida que mejoran las condiciones de ventilación del espacio y de autoprotección individual. La situación ideal es un lugar en el que todos los comensales lleven mascarilla y que esté ventilado con ventilación cruzada (ventanas y puertas abiertas en lados opuestos), que es la manera de permitir que el aire se renueve y se disipen los aerosoles. En ese caso, los asistentes estarían seguros durante toda la cena (un máximo de 4 horas). Pero si se quitan las mascarillas, el tiempo se reduce a 69 minutos, y si además cierran las ventanas, no llega a una hora.

¿Y qué ocurre de si en vez de ser cinco, se suman más familiares o amigas a la reunión de Navidad? El riesgo se incrementa. Por un lado, porque existe mayor probabilidad de reunirse con una persona infectada y, por otro, porque aumenta la concentración de aerosoles en la estancia. Aun así, con buena ventilación y uso de mascarilla, una cena de cuatro horas no tendría riesgo para nadie, pero por ejemplo si llegada una hora todo el mundo se quita la mascarilla y se cierran las ventanas porque hace frío, solo estaríamos seguros un máximo de 24 minutos.

El modelo está basado en un estudio publicado el pasado mes de abril en la revista PNAS, la publicación oficial de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, que concluye que la distancia de dos metros entre personas no es suficiente para frenar el contagio y que asume la transmisión por aerosoles como la “predominante” para el coronavirus. Hay que tener en cuenta que solo considera este tipo de contagio y no otras formas, como las gotículas. Por otro lado, se trata de una simulación, por lo que aunque hable de “tiempo máximo de exposición seguro”, la seguridad no se puede garantizar en ninguno de los casos.

Además, las vacunas han demostrado que son eficaces para prevenir la enfermedad grave, la hospitalización y el fallecimiento, por lo que el contagio ya no significa lo mismo que antes de la puesta en marcha de la campaña de inmunización. Aun así, el riesgo no es cero, existe la COVID persistente, aunque sobre ella planean aún muchas incógnitas, y el aumento de la incidencia implica un aumento de la presión de los servicios sanitarios y Atención Primaria.

Puede que lo que estés planeando para estas próximas semanas sea un encuentro con amigos y amigas o, por ejemplo, un reencuentro con los excompañeros del colegio de alrededor de 25 personas. En este caso, el hogar ya no será el espacio de reunión, sino un restaurante. De nuevo, el margen de seguridad varía mucho si se adoptan medidas o no, aunque la mayoría de asistentes (el 80%) estén vacunados: si hay una mala ventilación y no se usan mascarillas, en 25 minutos ya podría haber alguien contagiado, mientras que si la ventilación es buena, el margen escala a los 81 minutos.

Hay dudas e incertidumbre sobre la conveniencia de celebrar cenas o comidas de empresa, tan habituales en estas fechas del año. Pero ¿cuál sería el riesgo en ese caso? Pongamos un encuentro de 100 personas en un restaurante en el que la renovación del aire no se produzca correctamente y nadie lleve mascarilla. Entonces, el tiempo máximo de seguridad sería de poco más de media hora. Pero el esquema se repite: con buena ventilación, ese periodo aumenta hasta la hora y 14 minutos y el riesgo del encuentro es nulo si además los comensales se colocan las mascarillas.

El modelo permite escoger entre diferentes variables, entre ellas la renovación del aire de la sala o ACH por sus siglas en inglés (Air Changes per Hour). Si un espacio tiene 1 ACH (1 renovación de aire por hora) significa que en una hora entra en la sala un volumen de aire exterior igual al volumen de la sala.

Para los escenarios de cenas y reuniones en viviendas se ha fijado 0,35 (ACH) como nivel de renovaciones de aire en caso de que haya mala ventilación porque estén todas las ventanas cerradas. Esta cifra se ha recogido de los estudios publicados en la revista Nature que lo calculó en 0,44 para hogares con ventanas cerradas, este estudio que lo cifró en 0,37 en la Revista de la Asociación de Gestión de Residuos y Aire en Estados Unidos y es el estándar fijado por la Sociedad Estadounidense de Ingenieros de Calefacción, Refrigeración y Aire Acondicionado (ASHRAE).

Para el caso de ventanas abiertas, el valor está fijado en 3 ACH que muestra un nivel de ventilación óptimo en una vivienda, según los mismos estudios. Para llegar a estos niveles, en la mayoría de casos sería necesario un buen sistema de ventilación con ventanas en direcciones opuestas que permitan la circulación de aire.

Para el caso de los restaurantes, se ha utilizado como nivel óptimo el nivel medio de las recomendaciones para restaurantes y bares publicadas por las compañías de purificadores de aire y aires acondicionados además del Centro de Prevención de Enfermedades de Estados Unidos. Y para nivel de baja ventilación se ha usado el valor de 3 ACH, recogido por el informe de buenas prácticas de Asepeyo, que lo fija como nivel bajo de ventilación.