ENTREVISTA A KRIS HANSEN

La científica que detectó los ‘químicos eternos’ en la sangre y fue silenciada por la industria: “Se podría haber evitado”

La noticia de que el agua de lluvia de todo el planeta ha dejado de ser apta para el consumo sacudió a la opinión pública en el verano de 2022. Un equipo de investigadores revelaba entonces que el agua de las nubes también está contaminada por compuestos sintéticos perfluoroalquilados, más conocidos como PFAS o “productos químicos eternos” (forever chemicals), porque su principal característica es que no se degradan. La ventaja que la industria vio en estas cadenas de carbono y flúor desde la creación del teflón en 1938 se ha convertido en uno de los grandes problemas medioambientales: no solo están en todos los rincones del planeta y tardarán siglos en desaparecer, sino que entran en nuestro cuerpo a través del agua y los alimentos y pueden dañar nuestra salud.

Tal y como recoge el informe elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, los estudios científicos de la última década han revelado que los PFAS “se relacionan con el debilitamiento del sistema inmunitario, daños hepáticos, aumento del nivel de colesterol, disminución del peso al nacer, cáncer de riñón y testículos y alteraciones endocrinas”, entre otros muchos efectos. Y gracias a las denuncias ante la justicia de ciudadanos afectados por la contaminación, y a la investigación exhaustiva de periodistas como la estadounidense Sharon Lerner, ahora sabemos algo más grave: que las empresas que crearon estas sustancias habían hecho pruebas que mostraban la toxicidad de estos productos, pero ocultaron sus resultados durante años. 

En un par de artículos publicados conjuntamente por The New Yorker y ProPublica hace unas semanas, Lerner reveló que Kris Hansen, una de las científicas que trabajaba en aquellos laboratorios, fue menospreciada, ignorada y apartada de su trabajo por sus hallazgos. Mientras trabajaba como química para la compañía 3M en Estados Unidos, Hansen descubrió en 1997 que los compuestos perfluoroalquilados estaban presentes en muestras de sangre de personas de todo el país que no tenían ninguna relación ni proximidad con la fábrica en la que producían estas sustancias, además de en la cadena alimentaria y los ecosistemas.

Durante el tiempo que investigó para la empresa, recuerda Hansen veinte años después, sus jefes trataron de poner en duda su profesionalidad, los sistemas de medición que utilizaba y su criterio. La investigadora abandonó la tarea creyendo la palabra de sus superiores, sobre la inocuidad de aquellas moléculas para la salud, sin saber que 3M ya había realizado estudios en animales dos décadas antes. A finales de 2021, al ver un programa de televisión donde se trataba el tema, Hansen se puso a revisar la literatura científica y descubrió cómo había sido engañada, lo que la animó finalmente a contar su historia.

Charlamos con Kris Hansen por videoconferencia, desde su casa en Minnesota, días después de la publicación de un extenso reportaje en ProPublica en el que se revela su historia.

¿Cuánto tiempo trabajó para 3M?

Trabajé para 3M durante 26 años y en su parte dedicada a la industria fluoroquímica durante alrededor de cuatro años.

¿Cuál fue su trabajo con estas sustancias perfluoroalquiladas?

Yo me había doctorado en química y me contrataron como analista en el departamento medioambiental de 3M y así fue como conocí los PFAS de la compañía. Comencé comprobando diferentes situaciones de control y fue alrededor de un año después cuando descubrí que los PFAS estaban en las muestras de sangre. Empecé a trabajar en 3M en 1996 y en el estudio de estos compuestos en 1997.

¿Qué vio en las muestras de sangre?

Lo vimos primero en humanos, mirando muestras que obtuve en un banco de sangre de la población general. Y en esa sangre descubrí PFAS. Empecé a mirar de manera más general y me di cuenta de que había restos de PFAS en todas las muestras de sangre que tenía de la población procedente de todo Estados Unidos.

La gente que estaba al mando empezó a cuestionarme a mí como científica. Me decían cosas como que tenía mucho ego o que traba de ser el foco de atención

¿Cuándo se dio cuenta de que el compuesto no estaba en muestras de sangre antiguas?

Con el tiempo hicimos tests en sangre que había sido recogida en 1950 y en esas muestras no había PFAS. Eso fue una información muy útil, porque nos mostraba que los PFAS que estaba viendo en la sangre eran reales y que fue la comercialización de estos productos lo que realmente contaminó todas las otras muestras.

¿Desde la empresa intentaron hacer que desistiera?

Sí, me hicieron muchas preguntas sobre los datos. Y algunas de ellas eran razonables, pero, cuando las respondimos, la gente que estaba al mando empezó a cuestionarme a mí como científica. Me decían cosas como que tenía mucho ego o que trataba de ser el foco de atención. Eso fue menos agradable.

Usted pasó años convencida de que no era peligroso para la salud porque era lo que le decían, ¿verdad?

Cierto. Trabajé en el problema durante varios años, y caractericé un total de quince PFAS en la sangre de la población general y los encontramos ampliamente distribuidos en el medio ambiente y en la cadena alimentaria. Pero cuando 3M anunció su decisión de cerrar la división de los que eran los peores compuestos, en mi opinión, yo había tenido suficiente y comencé un nuevo trabajo. Pero tienes toda la razón, yo siempre pensé que estos fluoroquímicos, aunque estaban en el ambiente, no tenían ningún efecto sobre la salud de los humanos.

¿En qué momento se dio cuenta de que estaba equivocada y de que en 3M habían estado tratando de enterrar sus resultados? ¿Fue viendo un programa de televisión?

Sí, John Oliver hace un programa de noticias muy divertido, y estaba viéndolo y al principio me enfadé [por lo que decía sobre los PFAS], porque pensé que exageraba sobre los efectos sobre la salud. Pero una vez que busqué los estudios científicos para probar que se equivocaba, me di cuenta de que tenía razón, de que todo lo que estaba contando era verdad. Y en los 20 años que no había trabajado con los fluoroquímicos, muchos buenos investigadores habían hecho trabajos científicos muy potentes sobre lo que hacen estos compuestos. Y tienen un efecto muy significativo en la salud. Eso me asustó y me alarmó cuando lo descubrí. 

¿Cómo decidió contarlo?  

Después de leer sobre los efectos sobre la salud, dediqué mucho tiempo a mirar muchos de los documentos internos de 3M que se hicieron públicos en una denuncia que el Estado de Minnesota había archivado. Y fue mirando la literatura científica y los documentos históricos de 3M como entendí hasta qué punto había sido engañada cuando trabajaba allí, hasta qué punto me habían mentido. En ese momento acudí a la periodista de ProPublica, Sharon Lerner, y le pregunté si quería hablar. Y así fue cómo empezamos a trabajar juntas.

Fue mirando la literatura científica y los documentos históricos de 3M como entendí hasta qué punto había sido engañada cuando trabajaba allí

¿Ha tenido contacto con la empresa o con antiguos compañeros o jefes?

No he tenido ningún contacto con 3M, y he hablado con un buen número de ex compañeros que siguen trabajando allí, técnicos e ingenieros que son buenas personas. La mayoría dice que no están sorprendidos por mi historia. Y no están enfadados conmigo, solo están decepcionados con la empresa.

Hace un par de años se supo que toda la lluvia del planeta contiene ‘químicos eternos’, ¿cómo se siente al saberlo? ¿Se podría haber evitado?

Sí, pienso que se podría haber evitado. Y no solo 3M. Hay muchas otras empresas ahora que fabrican fluoroquímicos. De alguna manera 3M fue líder, en 2002 dejaron de fabricar los compuestos más bioacumulativos y en los últimos dos años han anunciado que van reducir su producción. Pero aun así es muy decepcionante que los responsables de todas estas empresas continuaran durante generaciones fabricando estos compuestos sabiendo que los estaban vertiendo al medio ambiente.

¿Cree que quienes decidieron hacer esto no han pagado sus responsabilidades?

Las empresas nunca son responsables y, sobre los jefes que toman las decisiones, ni siquiera ves sus nombres. Así que no, no creo que ninguno de ellos haya pagado ningún precio personal por sus malas decisiones. 

No creo que ninguno de los responsables haya pagado ningún precio personal por sus malas decisiones

Entre 1951 y 2000, 3M produjo el equivalente al peso del Titanic en estos productos. ¿Cómo se va a retirar eso de la naturaleza?

Creo que es muy tarde para retirarlos. Creo que lo que tenemos que hacer es trabajar por legislaciones y regulaciones que prohíban el uso de estos productos químicos, porque se siguen fabricando millones de kilos y se siguen añadiendo a productos. En Minnesota se ha aprobado recientemente una ley que prohíbe el uso intencionado de PFAS en productos de consumo, tenemos las leyes más duras en Estados Unidos y espero que lo hagan otros Estados y otros países. Porque la única manera para conseguir eliminarlo algún día es dejar de arrojarlo a la naturaleza, algo que seguimos haciendo. 

La suya es una historia que se repite una y otra vez: una empresa crea algo, descubre que es malo y trata de ocultarlo. Como científica, ¿cómo cree que se puede evitar esta espiral?

Es muy frustrante. Creo que los líderes de estas industrias hacen tanto dinero que son incapaces de tomar decisiones que tengan en cuenta la salud pública, siempre toman decisiones teniendo en cuenta los beneficios de la empresa. Creo que debemos hacer que los individuos respondan por estas decisiones, todos esos de los que no conocemos los nombres, en empresas que aún siguen prosperando. Es muy triste. 

Mirando hacia atrás en el tiempo, ¿cree que recibió un trato humillante por parte de la empresa?

Sí, fue humillante, pero también me asustaba. En algunos momentos tenía miedo de llegar hasta el coche al final de la jornada, porque pensaba que alguien podía enfrentarse a mí y preguntarme por qué estaba haciendo aquellas cosas malas a la compañía.

¿Sigue teniendo miedo de las represalias?

Un poco, pero estoy convencida de que estoy haciendo lo correcto y confío en que todo salga bien. La empresa 3M es muy grande, es una compañía que vale miles de millones y yo solo soy una persona particular. Así que sí, algunas veces me siento incómoda.