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Las claves de los test rápidos de antígenos para autodiagnóstico (de cara a las cenas navideñas)

Esther Samper

10 de diciembre de 2021 22:21 h

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Las reuniones familiares, de empresas y de amigos que acompañan las celebraciones navideñas anticipan un aumento en los contagios de SARS-CoV-2, con cierta incertidumbre sobre hasta qué punto la alta tasa de vacunación en España limitará el impacto sobre el sistema sanitario. Por ahora, se espera que los casos confirmados de COVID-19 sigan incrementándose durante las próximas semanas y serán las autoridades de cada comunidad autónoma y del Gobierno las que decidan si se tomarán medidas adicionales para frenar la transmisión del virus, más allá de la aplicación de terceras dosis y la reciente aprobación de la vacunación de los niños de entre 5 y 11 años.

Ante este panorama, ya se está notando un repunte en la compra de autotest de antígenos en algunas zonas de España para identificar posibles infecciones por el SARS-CoV-2 antes de los eventos. Además, en la Comunidad de Madrid, cada ciudadano podrá acceder a partir del 15 de diciembre a un test de antígenos gratuito en las farmacias. Desde que se aprobó la venta sin necesidad de receta de las pruebas de autodiagnóstico en nuestro país el pasado julio, estas han ido reduciendo progresivamente su precio. En la actualidad, se pueden encontrar test de antígenos en las boticas con un precio individual que oscila entre los 3 y los 6 euros y que permiten tener resultados en 15-20 minutos tras tomar muestras de la mucosa nasal o de saliva.

¿Cuál es la evidencia científica actual sobre los autotest de antígenos?

Desde que se comercializaron al principio de la pandemia, los test rápidos de antígenos han mejorado de forma considerable su sensibilidad (la capacidad para detectar casos positivos de coronavirus) y su especificidad (la capacidad para descartar casos negativos). Así, mientras las pruebas de primera generación tenían sensibilidades que oscilaban entre el 34% y el 80%, los de segunda pueden ofrecer sensibilidades superiores al 90% y especificidades por encima del 97%. Esto llevó a que instituciones sanitarias como la OMS, que desaconsejaron inicialmente estas pruebas con fines diagnósticos durante meses, terminaran reconociendo su valor para ayudar al rápido diagnóstico de COVID-19 en una fase temprana de la enfermedad con síntomas o en personas asintomáticas en contacto con un caso positivo confirmado, especialmente en zonas con alta transmisión.

¿Qué garantías ofrecen los test de antígenos para evitar contagios de coronavirus de cara a eventos? Estas pruebas son un complemento para disminuir el riesgo de transmisión del SARS-CoV-2 junto con el uso de mascarillas, la ventilación, el lavado de manos o la distancia de seguridad. Sin embargo, sucesos como el gran brote de COVID-19 en un hospital de Málaga, a raíz de una comida prenavideña, en el que se infectaron 80 sanitarios a pesar de que todos se habían realizado previamente pruebas de antígenos que dieron negativo, nos recuerdan que estos test cuentan con importantes limitaciones que hay que considerar.

El conjunto de estudios científicos que analizan la utilidad de múltiples test de antígenos coinciden en señalar que estos son especialmente fiables durante la primera semana de síntomas por la COVID-19, en la que suele haber una carga viral mayor y, por tanto, más riesgo de transmisión del coronavirus. En individuos asintomáticos o en fases muy tempranas de la infección es donde la utilidad se reduce y existe un riesgo mayor de falsos negativos en los que personas verdaderamente infectadas escapan a la detección de estas pruebas.

Consejos para la utilización de los test de antígenos

El principal punto fuerte de los test de antígenos es su capacidad para detectar rápidamente a las personas infectadas por el SARS-CoV-2 con una mayor carga viral (y potencialmente más contagiosas). Por contra, no son de utilidad para detectar a todas las personas infectadas (son menos fiables que las pruebas PCR). A partir de estos datos, lo ideal es que estas pruebas se realicen justo antes de las reuniones, sobre todo si vamos a acudir a un lugar con gente vulnerable. Es importante seguir las instrucciones de las pruebas, pues su fiabilidad depende mucho de que todos los pasos se sigan correctamente.

Si el resultado del test fuera positivo, es muy probable que la persona esté infectada por el SARS-CoV-2. Será necesario aislarse de los demás en casa y contactar por teléfono o Internet con los servicios ofrecidos por cada comunidad autónoma para los pacientes sospechosos de estar infectados. Estos establecerán la prueba confirmatoria y el rastreo de contactos en caso de ser positiva. No se debe acudir directamente a Urgencias o a Atención Primaria, pues contribuye a la saturación de estos servicios sanitarios y se puede contagiar a otras personas. Si el individuo tiene síntomas que afectan en grado variable a su salud (sensación de falta de aire, por ejemplo), debe comunicarlo a los servicios sanitarios responsables para que valoren la opción más adecuada: urgencias en Atención Primaria o en el hospital, cita normal, etc.

Si el resultado de la prueba fuera negativo, esto no justifica confiarse y acudir al evento saltándose todas las medidas para reducir el riesgo de contagio. Los test de antígenos no ofrecen certeza absoluta y su utilidad queda patente cuando se combina junto con el resto de acciones para frenar la transmisión del virus, no como sustituto de estas.

En caso de ser contacto estrecho de una persona con infección confirmada, un test de antígenos negativo no sirve para descartar la infección y es necesario igualmente guardar 10 días de cuarentena para las personas no vacunadas. Con respecto a las personas vacunadas, las actuales recomendaciones dictan que quienes tengan pautas de vacunación completa no tienen que guardar cuarentena por contacto estrecho, excepto en casos sospechosos por la variante ómicron, donde sí será necesario mantenerla. Por ahora, no hay ninguna evidencia de que esta variante altere la fiabilidad de los actuales test de antígenos.