Del 4 al 11 de octubre próximos, la Audiencia Provincial de Bizkaia juzgará el ‘caso Gaztelueta’, sobre presuntos abusos sexuales contra Asier (nombre ficticio), alumno del colegio que la Obra mantiene en Leioa, y que sentará en el banquillo a un exprofesor del centro, numerario del Opus Dei, para quien la Fiscalía pide tres años de prisión, mientras que la acusación particular reclama diez años de cárcel y la responsabilidad civil subsidiaria contra el colegio. “Nuestro hijo ha sido humillado, agredido y despreciado”, declaró hace unos meses a eldiario.es Juan Cuatrecasas, el padre del menor que todavía hoy padece las secuelas de los abusos.
El caso, que trascendió nuestras fronteras -el Papa Francisco ordenó una investigación interna, que como en tantas ocasiones se cerró en falso- y que ha servido para que las víctimas de abusos del clero españolas estén ultimando la creación de una asociación, comenzará rodeado de polémica, a la vez que el colegio ha lanzado una web en la que, asegurando ofrecer “de forma ordenada, los hechos y las evidencias públicas” sobre el caso, arremete contra la familia y el propio chico, a quien acusan de mentir y de hacer “evolucionar a lo largo del tiempo” las acusaciones contra el docente.
El padre de Asier se muestra indignado ante la publicación de dicha web, y exige “que se retire inmediatamente”. En dicho portal, registrado por el Colegio Gaztelueta y anunciado por carta a los padres de los escolares, defiende que “la actitud del colegio Gaztelueta ha sido y será siempre de transparencia y colaboración con los organismos públicos competentes”. Por su parte, el Opus Dei jamás se ha desmarcado de las iniciativas del centro, aunque fuentes oficiales aseguran que la Obra no tiene “ninguna potestad” sobre el colegio.
El Opus, al ataque
Sin embargo, una mera visita al sitio permite comprobar cómo la web solo recoge aquellas informaciones y comunicados en defensa de la dignidad del colegio, y poniendo en duda la versión de la víctima y la honorabilidad de la familia. Así, en el apartado 'Acusaciones', se incluye una infografía para dejar caer que la familia ha ido incrementando la gravedad de las mismas, pasando del 'ciberbullying' hasta “un caso de supuestos abusos y agresiones sexuales”.
La web, que supuestamente solo quiere publicar “hechos y evidencias públicas”, asegura que “el testimonio de más de medio centenar de personas -profesores, compañeros de clase y preceptuados del profesor- contradicen la versión del joven en lo relativo a los supuestos hechos realizados por el profesor de forma pública”, al tiempo que sostienen que “la familia, a través de diversos medios de comunicación, ha realizado graves acusaciones contra la dirección del colegio en la gestión del caso. También arremeten contra las instituciones y personas que no les han dado la razón a lo largo de este largo proceso”.
En otro de los apartados del sitio, denominado 'Cronología', el colegio destapa información relativa al expediente del alumno -que en aquella época era menor de edad y cuyos datos están protegidos por la Ley de Protección de Datos-, informando cómo en diciembre de 2006 el alumno, “a los diez años de edad, empieza a faltar a clase”, y concluye con la apertura del juicio.
“El nombre de mi hijo es sagrado”
“No voy a consentir que ni antes, ni durante, ni después del juicio, se siga difamando el buen nombre de mi hijo”, responde, visiblemente irritado, el padre de Asier. “El nombre de mi hijo es sagrado, y tomaré las medidas que considere pertinentes”, subraya Juan Cuatrecasas, quien asegura que “vamos a llegar hasta el final de esta historia” pese a los ataques del colegio del Opus. “El Opus ha estado desaparecido y sin dar la cara”, denuncia el padre de la víctima. Para Cuatrecasas, “la conducta del colegio y de sus responsables, tanto dirección como consejo de administración, ha sido tramposa, negligente, en más de una ocasión mentirosa y desde luego carente de los valores mínimos que pueden presuponérsele a un colegio de perfil católico”.
Respecto a la Iglesia, Cuatrecasas denuncia el “total abandono” por parte del obispo de Bilbao, Mario Iceta, y de la Conferencia Episcopal, cuya actuación “salvo contadas excepciones”, se puede “catalogar de nula, deficiente e incoherente”. El padre de Asier denuncia especialmente al sacerdote Silverio Nieto, actual director del Servicio Jurídico de la Conferencia Episcopal, y que se encargó de un interrogatorio a la víctima que la familia no ha olvidado, ni olvidará. “Durante dos horas y media, entre chanza y broma, terminó haciendo unas preguntas sin importancia al padre y al joven, en presencia de la madre. Lejos de interesarse por el estado de salud del joven, y de mostrar un afecto en una línea puramente pastoral, eran preguntas que removían el caso y que se convirtieron ante un atisbo de extrañeza por parte de los padres en un interrogatorio puro y duro”, según denunció en su momento la familia.
Tampoco olvidarán la petición de perdón que, asegura Cuatrecasas, le hizo Gonzalo Landáburu, representante del Opus, tras una reunión en el Hotel Ercilla de Bilbao. “Por mi parte, ya podéis perdonar por todo el daño que os hemos hecho”, le dijo.