Vuelta al cole de mínimos en Madrid y Barcelona, incluso testimonial en muchos centros. A falta de dos semanas para el fin de curso, y tras más de 80 días cerrados debido a la epidemia, las escuelas de ambas ciudades han abierto sus puertas para retomar la actividad de forma voluntaria y con grupos pequeños. En la mayoría de casos, la asistencia ha sido muy reducida.
La mayoría de comunidades autónomas ya habían abierto parcialmente sus aulas desde que entraron en fase 2, hace días, priorizando sobre todo los alumnos de 4º de la ESO y 2º de Bachillerato, tal como recomendó el Ministerio de Educación. Ahora se les suma la Comunidad de Madrid, que ha empezado por Primaria, y las regiones que faltaban en Catalunya (Barcelona y Lleida), que recuperan la actividad para los escolares de final de etapa y también en infantil, de 0 a 6 años.
Las imágenes de este primer día han distado mucho de lo que es una jornada escolar. No solo por las medidas de seguridad, desde la toma de temperatura en la entrada hasta la mascarilla o las distancia física de dos metros, sino básicamente por la asistencia. Grupos de tres, cuatro o diez niños –por debajo incluso de la ratio establecida estos días– en espacios donde solía haber entre 25 y 35.
Goteo de alumnos en los centros de Madrid
En Madrid, la vuelta a las aulas ha sido prácticamente testimonial. Los ritmos de la desescalada en la región han llevado a que la reapertura haya coincidido en el tiempo con la celebración de los exámenes –a distancia– de Secundaria, por lo que solo algunos alumnos de Primaria estaban convocados este lunes en sus centros. Los de 2º de Bachillerato que así lo quieran pueden acudir a partir del próximo martes para preparar la EBAU (la antigua Selectividad), pero tampoco se prevé una asistencia mayoritaria. La vuelta de los más pequeños, en Infantil, no llegará hasta la fase 3.
Que el retorno sea solo para estudiantes con necesidades de refuerzo educativo, que sea voluntario y que la Consejería de Educación enviara el pasado sábado casi por la noche unas instrucciones de más de 70 páginas para la reapertura de los centros –que llevaron a algunos directores a posponer un día la apertura para estudiar bien las medidas de seguridad– ha dejado apenas un goteo de alumnos en la mayoría de los colegios. Pequeñas sesiones de tutoría o la recogida de algún tipo de material educativo han sido las actividades más frecuentes.
“Nos llamaron la semana pasada para ver si queríamos venir”, ha contado una madre que prefería no identificarse a la puerta de un céntrico colegio madrileño. “Preguntamos, porque no queríamos que viniera a clase, pero nos dijeron que clase no habría, que viniéramos a una tutoría. Y aquí estamos”.
Como esta madre, los directores explican que por su experiencia las familias tienen entre miedo al contagio y escepticismo con la utilidad de la vuelta a clase cuando apenas queda un mes para finalizar el curso y el grueso del trabajo está hecho.
Los propios responsables de los centros no le ven mucho sentido a la vuelta. “En Primaria ya hemos tenido las Juntas de Evaluación y los alumnos están evaluados”, explica Daniel, director de un centro al que solo tenían previsto acudir dos familias de las casi 500 que tiene escolarizadas. “Quien trabaja en un colegio sabe que los últimos días no valen para nada, así que haremos un par de tutorías esta semana para ver cómo ha ido el confinamiento, etc”.
Este director es uno de los que decidió posponer al menos un día la apertura de su centro cuando el sábado recibió las instrucciones de la Consejería de Educación. Los responsables de los centros educativos en la región no están muy contentos con que se les haya designado como responsables de que se cumplan las medidas de higiene y seguridad en sus colegios. “Hay cuestiones que ni siquiera dependen de nosotros”, explica citando como ejemplo las obligaciones de limpieza, responsabilidad de los Ayuntamientos, titulares de los centros.
Barcelona, con la polémica de Infantil
En Barcelona y las demás regiones catalanas en fase 2 ha habido más afluencia que en Madrid, dado que los centros estaban facultados para abrir todas las etapas, incluidas las aulas de Infantil. Media docena de centros públicos consultados por este diario reportaban una asistencia por grupos de entre 5 y 10 niños y niñas en 6º de Primaria o menos incluso en la etapa de 3 a 6 años, donde los dos progenitores tienen que acreditar que trabajan de forma presencial.
En Catalunya, el Departamento de Educación ha establecido las medidas de seguridad y ha pedido que se dé prioridad a los alumnos de final de etapa, pero en la práctica ha dado margen a los colegios para que convoquen tutorías individuales o en grupos pequeños para todo su alumnado. Muchos de ellos han optado por citarles uno o dos días antes de que acabe el curso. Por otro lado, Escola Pia informaba este lunes de que en alguno de sus colegios había una asistencia de más de la mitad de los alumnos de 4º de la ESO.
Donde ha habido más polémica en Catalunya ha sido en las aulas de Infantil. Los sindicatos y directores de centro se opusieron a la recuperación de la actividad en estas etapas al considerar que no se podían mantener las distancias de seguridad y prestar a la vez una educación de calidad. También lamentaban que se abriese por razones de conciliación y no pedagógicas. E incluso algunos colegios llegaron a mandar cartas a las familias desaconsejando este servicio.
Finalmente, la Generalitat introdujo el domingo una modificación para permitir el contacto físico si es necesario. Pero aún así la asistencia en estas etapas ha sido muy minoritaria. Muchos colegios incluso no han tenido demanda.
En cuanto a las escuelas infantiles, de 1 a 3 años, la situación ha sido parecida. Las que han abierto lo han hecho con una asistencia muy reducida –la ratio máxima en fase 2 es de cinco niños–. En muchos municipios, cuyos ayuntamientos son los responsables de la gestión de los centros, han optado por permanecer cerradas. En Barcelona, la intención es abrirlas el próximo 15 de junio.