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Rouco se despide con una advertencia: “España se rompe”
La asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal se reúne desde hoy para renovar, como cada tres años, al presidente y al resto de cargos, excepto el de secretario general, que se elige cada cinco.
La reunión ha comenzado a mediodía con el discurso inaugural del cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, que deja la presidencia al cumplir el máximo de dos mandatos consecutivos de tres años, según los estatutos.
El discurso de despedida de Antonio María Rouco ha estado en la línea ultraconservadora con la que ha regido los resortes de la Iglesia española durante, en total, tres mandatos de tres años. La defensa de la familia y de la vida ha sido la idea central de sus palabras. Y una mirada de preocupación sobre la situación de España, con “con graves problemas de identidad” y “amenazada por posibles rupturas insolidarias”.
Así, criticó “la cultura disgregadora y materialista del tener y disfrutar”, lo que ha generado una “crisis profunda” que atraviesa “el matrimonio y la familia”. Y ha criticado el nivel intelectual del discurso público, que ha calificado de “más bien pobre, afectado por el relativismo y el emotivismo”. Y todo esto y en un ambiente cultural “postcristiano”.
Por eso, Rouco ha vuelto a insistir, una vez más, que el matrimonio y la familia “son la célula básica de todo cuerpo social” y, en España, se encuentra desprotegida por las leyes. La familia es también “sujeto primario de la educación”. En este ámbito, el cardenal recuerda el derecho de la Iglesia “a la enseñanza de la religión católica en la escuela estatal y el derecho de los padres a elegir la educación religiosa y moral de sus hijos”.
Tras volver a clamar contra el aborto y reclamar la defensa de la vida “tanto en los comienzos de la existencia como en los finales”, el cardenal concluyó advirtiendo que “la Iglesia no reivindica ningún privilegio para ella” y reconociendo que “la situación no es fácil”.
Aunque también hay algunos signos de esperanza en medio del túnel del alejamiento de Dios. Entre ellos, Rouco señala a los movimientos eclesiales, a la vida consagrada, a las familias y a los jóvenes comprometidos, a “muchos abuelos que son verdaderos apóstoles” y, sobre todo “ a una fe que mantiene sus hondas raíces en la conciencia popular, alimentada por la piedad del pueblo”.
Elegido en tres ocasiones
Rouco ya fue presidente desde 1999 hasta 2005, cuando resultó elegido Ricardo Blázquez, entonces obispo de Bilbao, y actualmente arzobispo de Valladolid y vicepresidente de la CEE.
Ochenta obispos son los que tienen derecho de voto: 16 arzobispos (dos de ellos cardenales), 53 obispos diocesanos y 11 auxiliares.
Pero no todos son elegibles para presidente, ni tampoco para vicepresidente, sino los arzobispos y obispos diocesanos.
Además, los prelados estudiarán la Instrucción Pastoral sobre los Catecismos de Iniciación Cristiana y tratarán asuntos económicos y otros sobre la actividad y funcionamiento de la CEE, analizarán el estado del Plan Pastoral 2011-2015 y presentarán un programa episcopal para el V Centenario del Nacimiento de Santa Teresa de Jesús.