Rafa y Miki se dieron el “sí, quiero” este viernes con mascarilla. Una boda atípica marcada por el coronavirus, que ha provocado la suspensión de los enlaces civiles en regiones como Madrid y afectará también a los religiosos tras la entrada en vigor del estado de alarma, que restringe movimientos.
Escasas horas antes de la suspensión de las bodas civiles el pasado viernes a instancias del Consejo General del Poder Judicial, una decena de parejas y sus familiares, la mayoría ataviados con mascarillas y guantes, desafiaron al coronavirus y siguieron adelante con sus enlaces en el Registro Civil de Madrid.
La verja y tres vigilantes de seguridad controlaban que sólo pudieran acceder al interior del edificio los contrayentes y dos testigos, el cupo máximo que había autorizado el Ayuntamiento para los enlaces en la capital.
Los nervios y la preocupación predominaban en los matrimonios que iban esperando a las puertas del Registro su turno, evitando las aglomeraciones en la entrada.
El enlace que más focos de los medios de comunicación se llevó fue el de Rafa y Miki, un madrileño y una japonesa, ya que ambos portaron en todo momento sus mascarillas. Ocho meses después de empezar a salir “nadie les iba a decir” que se casarían en esta situación y “con el viaje de novios cancelado a Japón”.
“Por lo menos no hemos tenido problemas con el banquete”, decían resignados los novios.
Esta boda ha sido una de las últimas civiles celebradas en Madrid antes de la suspensión impuesta por la crisis del coronavirus.
En el caso de las bodas por la Iglesia, pueden seguir adelante pero con precauciones. El estado de alarma decretado por el Gobierno que entra en vigor este sábado señala que las celebraciones religiosas estarán condicionadas a la adopción de medidas para evitar aglomeraciones de personas y respetar al menos un metro de distancia entre los asistentes.
Otras personas ya habían decido tomar medidas por su cuenta antes de todas estas restricciones, como Carmen, que tras las primeras informaciones sobre la propagación del coronavirus en España optó por aplazar un año su boda.
En principio la ceremonia se iba a celebrar el 27 de junio, pero “tal y como están las cosas” pensó que si seguía adelante sería “un fracaso”, por lo que ha preferido “no pillarse los dedos” y que su gran día sea el 26 de junio de 2021.
Además, el taller donde iba a hacer la prueba del vestido ha cerrado, lo que sumado al cierre de otros negocios le iba a hacer “imposible” seguir adelante con los preparativos.
Y es que la crisis del coronavirus está afectando tanto a las parejas con planes de boda como a los planificadores de este tipo de eventos como Vanesa, de 'Élite bodas', que comenta a Efe que poco antes de la decisión del Gobierno nacional de declarar el estado de alarma ya le han pospuesto un enlace del 30 de mayo al 2 de octubre.
El resto de bodas, todas previstas para junio o julio, “siguen en pie”, aunque no sabe “si esta situación cambiará este mes”.
Concha, fundadora de 'En buenas manos', por el momento ha tenido más “suerte” y no le han anulado la boda que tenía prevista para el 25 de abril, con 220 asistentes, muchos procedentes de países como Suráfrica, Suecia y Noruega.
“Estoy cruzando los dedos para que no se cancele”, apunta, aunque reconoce que lleva sin hablar con los novios desde hace una semana, lo que en tiempos de coronavirus es mucho, por lo que les llamará el lunes para “tomar una decisión cuanto antes”.
“Las siguientes dos semanas van a ser clave, porque si se reducen los contagios por coronavirus los novios estarán más seguros pero si aumentan va a ser un auténtico desastre”, comenta.
Desde el Arzobispado de Madrid apelan a la responsabilidad de los novios en estos momentos y recomiendan posponer los enlaces “cuando sea posible”.
Aunque no tienen cifras de cancelaciones o aplazamientos, la Archidiócesis madrileña asegura que su percepción es que la mayoría de las bodas se están posponiendo.
El párroco de la iglesia de San Fermín de los Navarros, de Madrid, Samuel Azcona, así lo confirma: “Se están complicando un poco las cosas con las bodas, tenía una este fin de semana que han anulado esta misma semana”, comenta.
Y apunta que “para ayudar” a los prometidos, la Iglesia está buscando “otras fechas más lejanas, como septiembre y octubre.
Aunque algunas bodas religiosas sigan adelante estos días, serán un tanto atípicas porque los novios sólo podrán celebrar el banquete en su casa y sin invitados, ya que al cierre de los establecimientos comerciales se suma la limitación de los movimientos de personas tras la declaración del estado de alerta.
Esto hará que muchos más novios de lo previsto acaben compuestos y sin boda a causa del coronavirus.
Marta Moreno y Borja Méndez