La calma duró tres horas y media. A las 20.30 horas, la concentración “asedia el Congreso” quedaba abortada por las cargas policiales, que se han producido después de que un grupo de manifestantes encapuchados forzara la valla que separaba la concentración del dispositivo de seguridad y se produjeran lanzamientos de objetos y petardos.
Cuando ha aumentado la tensión en la valla, la policía ha decidido salir de su cerco y comenzar la carga policial, disparando pelotas de goma. Algunos simpatizantes de la convocatoria se han apresurado a denunciar en redes sociales que este grupo podría estar formado por policías infiltrados. Aunque, por otro lado, el plan anunciado por los convocantes incluía “transgredir el cordón policial impuesto por el poder y acercarse hasta las puertas del Congreso, para realizar su liberación simbólica”.
El enfrentamiento entre antidisturbios y manifestantes se ha extendido por las calles adyacentes al Congreso, llegando incluso a las cercanías de la estación de tren de Atocha, escenario de las polémicas cargas policiales producidas en la noche del 25-S. Sin embargo, no han sido tan intensos ni tan prolongados como los que sí se dieron al término de las manifestaciones del 25-S y de la huelga general del 14 de noviembre. Según fuentes oficiales, hay al menos 15 detenidos. Se han producido 29 heridos, entre ellos 14 policías, de los cuales 4 han necesitado ser trasladados a un hospital.
Todo esto estaba previsto en el texto estratégico de la convocatoria. Llegado el momento del conflicto, debía comenzar una serie de acciones distribuídas por la ciudad que desencadenaran “el caos”.
Sin embargo, poco después de las diez de la noche, la Plataforma En Pie desconvocaba la acción en Twitter “por falta de fuerzas” y renunciando a su “estrategia de asedio”: “no tiene sentido por insuficiente apoyo social”.
La convocatoria de la Plataforma en Pie para “asediar el Congreso” este 25 de abril en Madrid había congregado a unos cientos de personas en la plaza de Neptuno, cerca del Parlamento, que volvió a estar cercado por un despliegue policial de 1.400 efectivos.
La cita había previsto varios puntos de partida para marchas que confluyeran ante el Congreso. La que arrancaba en Sol, tras una pancarta de la Coordinadora 25-S, ha sido la más numerosa y ha nutrido poco después de las seis de la tarde a una concentración que hasta ese momento había sido escasa.
Algunos momentos de tensión aislados, en los que algunos manifestantes afirmaban estar identificando policías de paisano infiltrados, y la presencia de personas con la cara tapada han podido romper la tranquilidad, pero no ha habido ningún conato de violencia hasta las ocho y veinte de la tarde .
La Plataforma en Pie, que en su momento fue desplazada del liderazgo en la convocatoria del 25-S por el 15-M de Madrid, se ha tomado este 25-A como una segunda oportunidad para plantear una manifestación en términos mucho más duros que los que suele utilizar el 15-M. En diciembre anunciaban “una nueva convocatoria a... Asediar, quemar, fumigar, ocupar... El Congreso”, llamando “directamente a una algarada o una rebelión popular”.
Como sucedió con el 25-S, la convocatoria ha recibido críticas por falta de transparencia y horizontalidad –varias personas que acudieron a la reunión para preparar la manifestación de septiembre lo definieron como “los pecados originales” del movimiento- y las cosas no han cambiado en esta nuevo intento.
La Comisión Legal de la Acampada Sol, Madrid, anunció que no pondría a sus abogados a disposición de los manifestantes: “No podemos compartir una convocatoria nacida de un proceso de toma de decisiones que no coincide con los principios de horizontalidad, participación y apertura que caracterizan tanto al movimiento del que somos parte como a nuestro propio funcionamiento interno”, argumentaron.
Otros nodos influyentes en los nuevos movimientos sociales en Madrid, como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, también se han desmarcado de la convocatoria, o bien por no compartir sus formas de convocatoria, el tono o el momento de llevarla adelante. Esta vez, esos grupos no han querido participar en los debates de preparación de esa convocatoria, que fue lo que provocó el cambio de tono, y también mucha polémica interna, en el 25-S.
“La legítima defensa”
La Plataforma en Pie ha convocado la manifestación de este 25 de abril defendiendo lo que definen como “legítima defensa”, es decir, una defensa abierta de la violencia frente a la presión o las cargas policiales. Dicen: “Se entiende por legítima defensa o defensa propia la acción por la cual una o más personas repelen la agresión de otra u otras de tal suerte que causan un daño, en principio, castigado por las normas penales, pero que en este caso se considera eximente de la falta o delito. También podría definirse como acción justificada que ejerce un individuo con el propósito de proteger su persona ante la amenaza de una agresión inminente, en este caso defensa personal. La legítima defensa puede ser propia o ajena. Se exige una defensa proporcional, es decir, bastante y suficiente para repeler la agresión”.
La convocatoria de una acción violenta implicaría problemas legales para los que le dieran difusión. La Plataforma En Pie señala que la manifestación es pacífica pero que “es factible que el 25A algunas personas decidan emplear” la “táctica de defensa activa” de los bloques negros o black block.