Las prostitutas, en el limbo de la protección social: “Hay compañeras pasando hambre”
Las ves en las calles o en las carreteras, están en pisos, clubes y grandes prostíbulos. Ahora, en medio del confinamiento y del estado de alarma, ¿dónde están las prostitutas? Y, sobre todo, ¿en qué situación? Colectivos y asociaciones alertan de su extrema vulnerabilidad: sin derechos laborales reconocidos (la prostitución no es considerada un trabajo en España, tal y como confirmó una sentencia de la Audiencia Nacional de finales de 2018 ), en las profundidades de la economía sumergida y, en muchos casos, en situación administrativa irregular, las prostitutas no pueden acogerse a ninguna de las prestaciones aprobadas, tampoco en la mayoría de casos a las moratorias de alquiler. Expulsadas de los clubes donde viven y ejercen, o recluidas en ellos mientras su deuda crece, ni el alojamiento ni la alimentación de muchas está garantizada.
Las asociaciones que trabajan con prostitutas mantienen su actividad como pueden, pero el estado de alarma lo ha complicado todo. En Médicos del Mundo siguen en contacto con muchas de ellas para conocer su situación y tratar de atender sus necesidades. “Algunas siguen en los clubes y pisos porque también viven allí y están muy preocupadas de que las echen, también porque les cobran por cada día que están. Las que tienen deuda, van a ir aumentándola, y las que no la tienen, van a adquirirla. Algunas se habían ido a habitaciones que tenían alquiladas pero sin saber si las podrán pagar”, relata la portavoz de Médicos del Mundo, Elisa García. La organización deriva todos los casos “a los servicios sociales disponibles” y gestiona el reparto de comida con los bancos de alimentos.
Alojamiento y alimentación son las dos palabras que se repiten en esta historia. Kenia se define como trabajadora sexual y es portavoz del Colectivo de Prostitutas de Sevilla. Explica que muchas viven en los mismos lugares donde ejercen la prostitución, lo que, o bien las mantiene allí a costa de seguir pagando a quien se beneficia de su actividad y con la amenaza constante de ser expulsadas, o bien tienen alquiladas habitaciones de manera informal. “Son acuerdos verbales, no tienen forma de justificar que tienen un alquiler para poder beneficiarse de las ayudas que se han aprobado”, apunta. Si llegan a acuerdos con sus arrendadores, pueden tener un respiro. Si no, aguantarán como puedan y hasta que puedan.
En el caso de Kenia, que ejerce por su cuenta, ha acordado con el arrendador una bajada de la mensualidad y puede tirar este mes con una pequeña cantidad ahorrada. “Pero si esto se alarga hasta mayo yo me quedo sin pagar el alquiler. Las prostitutas vivimos al día, somos precarias del sector informal, estamos fuera de todas las coberturas”, se queja. Al colectivo les llegan casos de mujeres de todo el país en situaciones muy complicadas: “Algunas se han quedado en la calle, no pueden pagar una medicación o hacer la compra. Hay compañeras pasando hambre. Las que están en situación administrativa irregular están aún más desamparadas, no saben a dónde ir”. Muchas son madres solteras que arrastran, además, el miedo de que les quiten a sus hijos, explica.
Varios colectivos de prostitutas lanzaron al comienzo del confinamiento un 'crowdfunding' para recaudar fondos que convertir en una especie de caja de resistencia. De momento han conseguido 14.000 euros que esperan puedan paliar la situación de unas cien personas, mujeres y también sus hijos a cargo.
El Gobierno declaró por decreto que la atención y prevención a mujeres víctimas de violencia de género era un servicio esencial y, por tanto, debía continuar con todas las garantías durante el estado de alarma. Estableció la puesta a disposición de hoteles en caso de que los recursos de alojamiento no fueran suficientes. En esa consideración de esencial están también incluidos los servicios para atender a víctimas de explotación sexual y trata con fines de explotación sexual. Esa consideración de “víctima de explotación”, sin embargo, es algo que solo unas pocas tienen y una acreditación que depende de las comunidades autónomas. El Ministerio de Igualdad confirma que trabaja en medidas para abordar la situación de vulnerabilidad que están viviendo estas mujeres.
Medidas para personas en situación irregular
Esa búsqueda de alojamiento, medicación, atención, comida es también la que llega a Apramp. “Estamos intentando gestionar derivaciones a los recursos, alternativas de alojamiento y manutención. Es una vulnerabilidad absoluta, son el margen del margen”, dice Rocío Mora, miembro de la organización. La detección e intervención con mujeres que Apramp hace normalmente está siendo ahora más difícil y Mora resalta la importancia de seguir 'mapeando' la situación: “Tenemos miedo de perderlas”. En las últimas semanas, explica, la situación se ha recrudecido. Mientras, las mafias siguen moviendo sus hilos para seguir operando y atender una demanda que sigue existiendo y que se canaliza a través de los extrarradios o de Internet, explica Mora.
“En la calle sí hay algunas mujeres que siguen prostituyéndose por necesidades económicas. Evidentemente sin ningún equipo de protección. Otras se han pasado al cibersexo”, señala Elisa García, que cree que los recursos, ya de por sí escasos, quedan aún más pequeños en medio de esta crisis. “Muchas están en situación irregular, necesitamos medidas que lleguen a la población que está en esta situación, que las políticas sociales les permeen”.
Kenia menciona lo que ha sucedido en el prostíbulo 'Paradise', en La Jonquera (Girona), uno de los más grandes de Europa. Su dueño ha presentado un ERTE para sus 69 trabajadores en el que las prostitutas que alquilan las habitaciones y que no tienen vínculos legales con el local no están incluidas. “Ahora se está evidenciando lo que denunciamos desde hace décadas: la falta de derechos, el desamparo en el que nos encontramos. En cambio este empresario sí tiene derecho a acogerse a ayudas, sí está reconocido”.
Elisa García pide políticas públicas urgentes que aborden esta situación pero también que prevengan que la crisis económica que ha dejado el coronavirus precarice aún más la situación de muchas mujeres y les deje como única salida la prostitución.
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